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¿Y tú a qué le temes?

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  • REFLEXIONES

Por: Carlos Molinar Berumen / carlos@molinar.com

Todos en la vida le tememos a algo o hemos temido a algo. Cuando reflexionamos sobre ello, encontramos que el temer es parte del ser humano. Lo que nadie nos dice sobre el temor es que éste es posiblemente el causante de muchos de los males que nos aquejan, ya que es un detonador de aquello mismo a lo que tememos.

La mente humana crea y crea todo aquello que piensa, razona y concluye; por eso, temer es mucho más peligroso de lo que pensamos. Si bien el temor inicialmente nos puede servir como una manera preventiva de ser cuidadosos, no hay mejor manera de protegernos que confiar en el bien y esperar que nos suceda lo mejor en cada situación.

Cuanto más positivo sea nuestro pensamiento y más confianza tengamos en nosotros mismos, y sobre todo en que sucederá lo mejor para nosotros, mejor nos irá en la vida, y eso no lo digo yo, es ley de vida.

Hay una frase que dice: Aquello que temí vino sobre mí. Desde mi muy personal punto de vista, habría que entender cómo funciona el proceso mental por medio del cual hacemos que sucedan las cosas, para entender el verdadero significado de esa frase, que no deja de ser una auténtica sentencia.

El problema no es realmente temer algo; el problema es pensar constantemente en ello y concluir mentalmente que nos va a suceder. Es entonces cuando nos sucede, y voy a tratar de explicar algo que me ha costado años entender en mi caminar tratando de estudiar la mente humana.

La mente tiene una idea, la razona y concluye sobre ella. Una vez que concluye sobre ella, termina por materializarse.

Entonces debemos siempre pensar positivo; pero, si el temor aparece en nuestro panorama mental, lo ideal es razonarlo, pero de manera positiva, para que a través de ese razonamiento llegue a una conclusión favorable, y concluyamos que sucederá otra cosa y que esa cosa es buena para mí. De esa manera terminaré por expresar aquello que concluí.

Es decir, si desecho en absoluto ese temor de mi mente, éste no se materializará. Bien dicen los metafísicos: Fuera de mente, fuera de experiencia.

Veamos algunos ejemplos de aquello a lo que más teme la gente: el temor a la soledad. Si nosotros tememos a la soledad, posiblemente nuestra actitud hará que, en vez de que nuestra personalidad luzca atractiva para la gente y la gente busque nuestra compañía, se materialice el efecto contrario, y de esa manera será más fácil que terminemos solos.

Otro temor muy común es el temor a la escasez. Si somos presas del temor a la escasez, lo primero que eso denotará es que no nos sentimos capaces y nos vemos de alguna manera indefensos y faltos de recursos internos para enfrentar las diversas problemáticas de la vida.

Por ello, la mejor manera de evitar eso es tener confianza en nosotros mismos, en que somos capaces de resolver cualquier situación; y, si quisiéramos blindar aún más ese proceso, el camino sería el agradecimiento. Vivir agradecidos de la suerte y la posición favorable que tenemos en la vida: eso nos llevaría a mantener un pensamiento positivo, y el resultado será generar abundancia.

La gente también acostumbra sentir temor a la enfermedad. No hay mejor manera de enfermarse que temiendo a la enfermedad, porque ello nos lleva a tener un pensamiento constante de enfermedad. Contra ello, el mejor antídoto es pensarnos sanos y disfrutar cada momento de la salud con la que contamos. Hay un dicho que dice: Mente sana en cuerpo sano. Para mí es justo al revés: si nosotros tenemos un pensamiento sano, y por ende una mente sana, vamos a reflejar un cuerpo sano.

Por último, quizás algo que es inherente a nosotros pero que tratamos de bloquear de nuestro pensamiento es el temor a la muerte. Muchos tratamos de evitar pensar en ello, quizás por creer que es algo que no está cercano por nuestra edad.

Lo que es un hecho es que va a suceder, y mi recomendación aquí sería vivir cada instante en pleno goce y disfrutando de que hoy tenemos vida; no pensar en el futuro, pensar en el hoy, en disfrutar y en compartirnos generosamente con nuestra gente querida.

Es difícil saber qué sigue después de aquello que llamamos muerte; lo que es un hecho es que, si vivimos de esa manera, independientemente de lo que siga, permaneceremos vivos y presentes en el pensamiento y sentimiento de gratitud que hayamos sembrado a través de nuestras acciones en el corazón de cada alma que hayamos tocado de manera positiva durante nuestro paso por esta vida.

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Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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