Un aspecto que la pandemia de COVID-19 dejó claro es que la vida es frágil y la situación financiera de una persona puede cambiar rápidamente, derivado de un evento imprevisto; por ello, es vital que el sector asegurador, en apoyo con la insustituible labor de los agentes, trabaje en programas que permitan aumentar la conciencia en la sociedad sobre la contratación de vehículos financieros útiles, como los seguros de Vida.
Así lo afirma una investigación difundida por LIMRA, elaborada en conjunto con Life Happens, organización sin fines de lucro especializada en educación financiera.
El análisis, que se llevó a cabo en Estados Unidos, muestra que a pesar del desarrollo que acusa dicho mercado, 46 por ciento de la población en este país no tiene contratado un seguro de Vida. Además, detalla que tan solo uno de cada tres individuos reconoce que en caso de que el miembro de su núcleo familiar que funge como sostén financiero falleciera, en apenas un mes enfrentaría dificultades económicas.
Gina Birchall, directora de Operación Global en Life Happens, apuntó que es indispensable que el sector asegurador centre esfuerzos en la edificación de programas que permitan desarrollar con mayor ímpetu conceptos asociados a la educación y previsión financiera
“En el sector hay que trabajar para concientizar a la sociedad; de tal suerte que los consumidores comprendan el valor de instrumentos como el seguro de Vida y entiendan de qué forma dicha cobertura funge como una poderosa herramienta que blinda el patrimonio financiero de las familias”, concluyó Birchall.