De acuerdo con información publicada hoy por la revista médica The Lancet, la segunda fase de pruebas clínicas de la vacuna contra la COVID-19 desarrollada por la universidad inglesa de Oxford demuestra que es segura en personas mayores sanas y provoca una respuesta inmune.
La publicación establece que, en colaboración con la farmacéutica AstraZeneca y otros organismos, los investigadores probaron el antídoto, llamado ChAdOx1 nCoV-19, en un experimento con 560 adultos sanos, entre ellos 240 individuos de más de 70 años, con el objetivo de observar su efecto en el sistema inmune y posibles efectos secundarios.
Los “prometedores resultados preliminares” indican que esta vacuna contra el virus SARS-CoV-2 ofrece “similares resultados de seguridad e inmunogenicidad en los adultos sanos de más edad que en aquellos de entre 18 y 55 años”.
Según The Lancet, la Fase 2 permite concluir que el antídoto provoca “pocos efectos secundarios” e “induce una respuesta inmune en ambas partes del sistema en todos los grupos de edad tanto con una dosis baja como estándar”.
De acuerdo con el análisis, la vacuna británica genera una respuesta de las células T (capaces de encontrar y atacar células infectadas por el virus) a los 14 días de la primera dosis, y una respuesta de anticuerpos a los 28 días de la dosis de refuerzo (que atacarían al virus cuando circulase por la sangre o sistema linfático).
Los autores apuntan que la Fase 3 de las pruebas clínicas, que está en marcha, debe confirmar estos resultados y determinar “hasta qué punto la vacuna es efectiva para proteger de la infección por SARS-CoV-2” en un grupo más amplio y heterogéneo de personas, que incluya gente de edad avanzada con patologías previas.
Los autores señalan que los efectos secundarios de la ChAdOx1 nCoV-19 fueron “leves” (como dolor por la inyección, fatiga, dolor de cabeza, fiebre o dolor muscular) si bien más comunes que con la vacuna de control. Se detectaron 13 casos de gravedad en los seis meses desde la primera dosis pero que no se consideran relacionados con las vacunas.
Finalmente, los investigadores explican que los efectos secundarios fueron incluso menos comunes en los adultos mayores que en los más jóvenes, y la respuesta inmune fue “similar” en todos los grupos de edad tras la dosis de refuerzo.