No aliento ni la ilusión ni la fantasía.
La verdad y la sensatez son parte de mi ser.
Estimulo positivamente al ser humano.
Aporto salud física y mental.
Doy amplia ventaja al que me acepta.
Para algunos, a veces resulto incómoda.
Finalmente, siempre acabo por imponerme.
Por ahí alguien pregunta:
—¿Quién es?
—No te oí bien.
—Que de quién se trata —dice, alzando la voz.
—Se trata de la realidad.