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Una idea equivocada sobre Montessori

Charlemos seguros

El asegurador

¿Realmente los niños hacen lo que quieren en el método de enseñanza Montessori?

Desde mi humilde opinión, el principal problema que tenemos en México es el de la educación, problema del cual se desprenden muchos otros.

La educación oficial que hoy se imparte a nuestros infantes dista mucho de ser una educación de calidad. Y lo mismo sucede con otras cosas importantes en nuestro México, por ejemplo los servicios de salud, que deberían ser gratuitos y de calidad y que desafortunadamente no lo son. Por ello, mucha gente que puede pagar por un servicio privado gasta una parte importante de su ingreso en esos dos importantísimos rubros: educación y salud.

Así pues, aun siendo bastante deficiente la educación oficial en México, corremos el riesgo de que lo poco y deteriorado que hay se tire a la basura, ya que nuestro flamante Gobierno no está bien formado. Y a esta administración no le interesa que los mexicanos lo estén, y quiere cambiar el sistema con la única finalidad de aprovechar esa importante responsabilidad para inyectar en nuestros infantes una doctrina comunista.

Sin embargo, éste no es el objetivo de mi reflexión, que pretende reivindicar una filosofía y un modelo educativo maravilloso, como el Montessori, el cual, por ignorancia, ha sido denostado por años. Y observo con tristeza que mucha gente con gran facilidad y sin conocer siquiera un poco acerca de él se atreve a desvirtuar la palabra Montessori utilizándola para referirse a algo sin orden y donde la gente hace lo que quiere.

Por ello, la pregunta de si en el sistema educativo Montessori el niño hace lo que quiere tiene una respuesta categórica: de ninguna manera.

Es verdad que hay quien se atreve a usar el nombre Montessori para vender determinada institución educativa como tal, aunque se desconozcan los lineamientos de dicho sistema educativo, y quizá por ello se le ha creado esa fama de manera equivocada. Nada más alejado de la realidad. El método Montessori es un sistema en el que se privilegian las reglas, el respeto, el orden y, claro, también la libertad.

Maria Montessori fue una mujer excepcional y una gran visionaria que desarrolló un sistema basado en una filosofía extraordinaria que da resultados notables en el proceso educativo de los individuos.

A continuación, quisiera mencionarles un par de frases que develan algo de su visión y profundidad:

“Tocar al niño es tocar el punto más delicado y vital donde todo puede decidirse y renovarse, donde todo está lleno de vida, donde se hallan encerrados los secretos del alma. Por ahí se elabora la educación del hombre del mañana”.

“El niño, con su enorme potencial físico e intelectual, es un milagro frente a nosotros. Este hecho debe ser transmitido a todos los padres, educadores y personas interesadas en niños, porque la educación desde el comienzo de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y futuro de la sociedad”.

Y no es necesario hablar extensamente del sistema de enseñanza, tan lógico, en el que el niño adquiere el conocimiento haciéndolo suyo; esto lo logra por medio de materiales concretos y metodologías lógicas, a diferencia de otros sistemas de enseñanza que enseñan de manera abstracta y por memorización.

Maria Montessori decía que, así como un avión requiere cierta distancia para tomar velocidad y poder despegar, la mente del niño necesita palpar y comprender la enseñanza por medio de los sentidos antes de poder comprenderla de manera abstracta.

En este sistema, el maestro (quien es llamado guía) únicamente siembra una pequeña semilla de conocimiento y deja que el niño emprenda un camino de análisis, acompañándolo y dándole las herramientas necesarias para este proceso. Sin embargo, los niños ya no dependen del adulto para seguir con su proceso de obtención de conocimiento. Ellos pueden llevar el aprendizaje hasta la profundidad que su mente les permita.

Los niños no dependen de la información que el adulto pueda darles ni de un sistema en el que aprendan repitiendo y memorizando algo que ni siquiera comprenden.

Y, para finalizar y reiterar que no hay nada más equivocado que pensar que en el sistema Montessori los niños pueden hacer lo que quieran, deseo mencionar un ejemplo que daba la misma Maria Montessori en relación con el punto de la libertad.

Ella decía que, definitivamente, la libertad era un elemento muy importante para que el niño fuera independizándose del adulto y se convirtiera en el principal actor de su propio aprendizaje, pero mencionaba que antes de la libertad tenía que haber tres elementos, y con ello la libertad sería el cuarto elemento.

Antes tiene que haber “conocimiento, orden y disciplina”; y, una vez dados estos elementos, venía la libertad. Y para facilitar la comprensión de esta idea daba el ejemplo del ajedrez, indicando lo siguiente:

“Para poder jugar ajedrez, hay que conocer perfectamente las reglas (conocimiento). Las fichas deben estar en su posición (orden); y hay que estar dispuesto a seguir y respetar las reglas del juego (disciplina). Solo entonces se otorga la libertad para jugar la ficha que uno decida cuando le toque su turno”.

Mi experiencia con el sistema Montessori es maravillosa. Mis hijas estudiaron hasta finalizar primaria en el sistema Montessori, y pude percatarme de que un niño que tiene la posibilidad de formarse en ese método educativo tendrá una gran ventaja, ya que aprenderá a respetar y a entender el trabajo como un valor y como uno de los principales medios para su desarrollo.

Por eso cada vez que escucho a alguien mencionar que en las escuelas Montessori cada quien hace lo que le da la gana no puedo resistir a quedarme callado y preguntarle al menos por qué piensa eso o si tiene la mínima noción del sistema y su filosofía. Pero la respuesta siempre es la misma: “Es que yo he escuchado que…”.

Entonces, invariablemente llego a la conclusión de que quien haga una aseveración semejante no tiene ni la más pálida idea acerca del sistema y la filosofía Montessori.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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