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Un ticket de estacionamiento y la pérdida en el seguro de Daños

@Agente180
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Por: Wylie Vielma Delgadillo

Hace unos días, caminando por una plaza comercial, me encuentro tirado y maltratado un ticket de estacionamiento. La fecha de ese documento era 24 de abril de 2024; es decir, cinco meses después de su emisión. ¿Te imaginas los problemas que ocasionó? 

Que el auto no esté a nombre de quien extravió el ticket, que no se tengan documentos de comprobación de propiedad del mismo o que el usuario y afectado por extravío de este pequeño papel sea de otro estado, sin posibilidad de presentar en ese momento documentación de la unidad o si está a nombre de otra persona.

Esto sin considerar que la pérdida del boleto representa que se debe pagar una cantidad de dinero más el tiempo de estacionamiento: menuda pérdida y gran inconveniente.

¿Y cuando el negocio no está asegurado o “perdió el papelito” al no haber renovado?

Para la mayoría de los empresarios en México, el “gasto” en un seguro de Daños es eso: un gasto, ya que los mismos intermediarios en su absurda guerra de precios han hecho creer que un seguro es un gasto que puede atenuarse y que lo único que importa es el precio.

Pero existe más por analizar: si está barato es porque es de baja calidad. No es lo mismo comprar un auto Cadillac que uno de los chinos que invaden el país, nunca será igual.

Entonces, el empresario alude que al tener un documento que dice póliza de seguro, se encuentra amparado ante todo riesgo sin más responsabilidad que haber pagado una prima que él y su agente consiguen cada vez más barata.

Al momento del siniestro, el papelito se pierde, ya que no estaba bien declarado el riesgo, estaba bajo asegurado o simplemente el periodo o vida para indemnizar a valor reposición es excesivamente corto, es condicionado; o peor aún, caducó en el camino por no cumplir determinadas condiciones puestas en póliza.

Por ejemplo, listados de maquinarias, valuaciones, y demás que el asegurado debió presentar dentro de los primeros 30 días de emitida la póliza o las coberturas quedarán nulas.

El cliente nunca supo y lo peor es que el agente tampoco. Pero en retorica romántica “la póliza salió baratísima este año”.

Y ¿qué papel juega la compañía? Mucho, ya que tomando un ejemplo de la cobertura de edificio esta compañía utiliza tres diferentes tipos de textos. 

En uno habla y se refiere al edificio; en otro, lo indica como predio; y en otro más, le da el tratamiento de inmueble. Entonces, cada texto argumenta diferentes comprensiones y alcances de cobertura.

Ahora, ¿alguno de ellos tendrá como resultado una prima mas barata? Claro que sí.

El comparar el ticket de estacionamiento extraviado con una póliza de seguro de Daños que no fue funcional al momento del siniestro, es un pequeño ejemplo de que tenemos mucho por hacer en esta cobertura en México.

La labor es mucha. Y si bien los agentes autorizados no son pocos, tampoco son suficientes. Es necesario realizar un cambio en su capacitación para comprender los alcances de cada compañía, sus condiciones generales, y cuáles son las exclusiones específicas. Pero, además, tenemos un enemigo frontal: la propia compañía aseguradora. 

Una póliza es un ticket que, si se cuida y elabora de manera correcta, al momento de presentarlo levantará la “pluma” de salida del estacionamiento; pero si no se paga o se pierde, la salida de ese siniestro será compleja o definitivamente no habrá manera de salir bien librado.

Quien compra una póliza debe dejar de verla como un gasto o compra; y verla más bien como una socia empresarial que si bien, como todo socio, cobra dividendo o emolumentos, su función es aportar tanto y suficiente dinero que permitirá salvar la vida de la empresa en caso de un siniestro. 

Esa debería ser la visión primaria: no es compra, es el pago de un sueldo a un empleado muy rentable fundamentalmente cuando la empresa podría ver en riesgo su vida.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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