UNA DISCUSIÓN TÍPICA EN VENTAS es si las necesidades se crean o sólo se le revelan al prospecto para que éste tome conciencia de ellas y se lo convenza así de adquirir un satisfactor determinado. Hay diferentes respuestas y posturas al respecto, y es cuestión de enfoques y situaciones determinadas. Pero hay una línea de pensamiento que consiste en postular que las necesidades sólo se crean por el crecimiento o el desarrollo. Esto es, conforme el individuo crece, va enfrentando necesidades nuevas en muchos sentidos, necesidades que son homogéneas respecto a las de otros seres de su misma edad y condición; del mismo modo, el desarrollo económico, industrial o tecnológico genera necesidades nuevas que sólo existen como consecuencia de tal progreso.
DE ESE MODO, todo crecimiento o nueva tecnología genera riesgos diversos (léase necesidades nuevas), muchos asegurables y muchos quizá no. Por ejemplo: a pesar de los miles de años que puede tener el seguro desde sus formas más elementales, el seguro de Gastos Médicos y el de Automóviles tienen apenas un centenar de años; esto se debe a la invención del automóvil y a la forma más estructurada de los servicios médicos, condiciones que representaron la posibilidad de asegurar dichos bienes.
ASÍ TAMBIÉN SURGIERON seguros para resarcir las pérdidas económicas derivadas de los riesgos que se crearon a partir de la invención de las computadoras. Quizá otros seguros desaparecieron o se modificaron, siempre a partir de la innovación tecnológica. Hoy, por ejemplo, no hay seguros para carrozas tiradas por caballos, como tampoco los hay para protección contra “actos de Dios”, cobertura que desapareció de las condiciones generales de algunas pólizas apenas hace unas décadas.
EN EL PRESENTE Y EN EL FUTURO inmediato se verán algunas condiciones de riesgo que será interesante ir midiendo, tanto para su aseguramiento como para el pago de los siniestros. Vayamos a un ejemplo.
EN EL SEGURO DE AUTOMÓVILES son un hecho los autos que se conducen por sí solos. Estos coches autónomos apenas suman unos cuantos, pero habrá un periodo de transición en el que convivirán con otros todavía conducidos por una persona. Si todo funciona correctamente, los autos sin operador no chocarán ni van a atropellar a ningún peatón. Ése es el supuesto. Pero los autos con operador sí podrán colisionar contra otros automotores o contra cualquier objeto, o generar condiciones de choque entre ambas versiones de vehículo. Si el auto sin operador ocasiona el accidente, ¿será responsable el dueño o el fabricante? Esta situación, que pareciera un absurdo de la ciencia ficción, puede ocurrir si, por ejemplo, el dueño del auto operado con inteligencia artificial lo programa para ir adonde está su pareja para que ésta lo utilice cuando regrese a su casa; entonces ese auto no lleva conductor; y, en caso de accidente, no se podrá culpar ni fijar responsabilidad alguna a alguien que ni siquiera estaba en el lugar de los hechos. ¿Cómo y con qué criterios operarán las coberturas y las condiciones de suscripción y de pago de siniestros? No es algo demencial, pero habrá que ir previéndolo. Incluso cuando ya sólo circulen esos autos robot conducidos por un algoritmo, puede haber fallas en la computadora y producirse un accidente. Así pues, deberá ser muy clara la determinación de responsabilidades, ya que nadie puede incurrir en un delito cuando tiene coartada de ausencia en el lugar de los hechos.
OTRO TEMA POR CONSIDERAR se refiere a los drones. Tales aparatos podrán utilizarse para una infinidad de tareas, y también podrán programarse rutas, velocidades y áreas de operación que en algún momento darán lugar a accidentes por fallas atribuibles al fabricante y no al dueño. Este caso es similar al de los automóviles.
EN GASTOS MÉDICOS se presentarán objetos tecnológicos muy avanzados, producto de la nanociencia, como chips de diagnóstico de enfermedades. Estos sorprendentes adminículos podrían modificar las condiciones de aseguramiento, por ejemplo variando a la baja el deducible, dependiendo de si el paciente los tiene integrados al cuerpo o no. En caso de cierta falla que produzca un tratamiento inadecuado y cause daños a la persona, ¿habrá responsabilidad civil profesional? ¿Quién sería el responsable si el diagnóstico lo proporcionó un bot?
EL ROBO DE IDENTIDAD, cada día más frecuente, se protegerá bajo condiciones que hoy apenas se intuyen en algunas coberturas, pero puede tener consecuencias adicionales a las económicas y presentarse en el terreno del derecho penal. Habrá que estructurar un clausulado sumamente cuidadoso para promover una cobertura suficiente contra todo tipo de delitos cibernéticos.
EN CUANTO AL SEGURO DE VIDA, quizá no sea necesario inventar nada, sólo ampliar los criterios de suscripción respecto a contratante, asegurado y beneficiarios. Es posible que, ahora que ya no se tiene la procreación como objeto del matrimonio y que las parejas ya no quieren hacerse responsables el uno del otro más allá de la convivencia cotidiana y pueden disolverse como sociedad conyugal en cualquier momento, se promuevan con gran facilidad seguros de Gastos Funerarios en los que el beneficiario sea la agencia con que se tengan previstos los gastos correspondientes a fin de que se lleven a cabo las exequias de rigor sin afectar a nadie en lo económico. Probablemente, también haya que revivir las coberturas de dotal puro para que, al llegar al retiro, se tenga un complemento sustancial a la pensión, una práctica que hoy se lleva acompañada con seguros por fallecimiento, los que, a falta de beneficiarios que justifiquen un interés asegurable típico, sólo beneficiarán a la supervivencia del titular o pagarán sus gastos funerarios sin molestar a nadie.
UN ASPECTO MENOS SOFISTICADO es el relativo a los microseguros, asunto que, por cierto, ya se trató ampliamente en la entrega anterior. Sin duda, ésta es una asignatura pendiente del sector: llegar a la mayor parte de la población, precisamente a la de menos recursos. Como se ha dicho, los seguros se inventaron para favorecer a los pobres, pero en la actualidad los utilizan los pudientes.
HAY UNA GAMA DE COBERTURAS que apenas se vislumbra, pero el reto inminente ya se distingue con claridad meridiana. Debieran estar ya preparados muchos clausulados que cobren de forma sensata pero suficiente varios riesgos que ya están aquí, a la vuelta de la esquina, amén de los que estén por venir.