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Tropezones, a golpe de ensayo y error

Charlemos seguros

El asegurador

Arrancamos noviembre con un muy triste panorama económico, comenzando con el lamentable registro histórico de minusvalía en las afores, provocado por la decisión de cancelar el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México.

(Por cierto, y como dato anecdótico, la prestigiada publicación de infraestructura Construction  Dive publicó un artículo de Laurie Cowin en el que se señalan  los siete proyectos aeroportuarios más grandes del mundo: Al Maktoum, en Dubái; Heathrow, en Gran Bretaña; Los Angeles, en  Estados Unidos; Beijing Daxing, en China; John F. Kennedy, en Estados Unidos; NAIM, en México; e Istanbul Atatürk, en Turquía,  de los cuales solo uno ha sido cancelado. ¿Ya lograron saber cuál?)

No acabábamos de recuperarnos del sofocón, cuando  el 8 de noviembre la senadora Bertha Alicia Caraveo Camarena presentó, a nombre del senador Ricardo Monreal, una iniciativa que propone prohibir el cobro de comisiones bancarias por diversos conceptos, entre los que destacan las   operaciones de consulta de saldo y retiro en efectivo en cajeros automáticos internos, reposición de plástico bancario por robo o extravío y emisión de estado de cuenta adicional o impresión de movimientos; también, por la disposición de crédito en efectivo,  anualidad de tarjetas de crédito, transferencia a otros bancos, mantenimiento de saldo mínimo para exentar manejo de cuenta o membresía, entre otros.

El resultado era de esperarse: la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) registró la más estrepitosa  caída desde agosto de 2011; las acciones de los bancos se desplomaron, coadyuvando a la caída de 5.81% (2,727 puntos),    con la cual llevó al referente S&P/BMV/IPC a ubicarse en 44,190 unidades.

Este nuevo tropezón tuvo que corregirse  con una acción desesperada al término del mismo día;  y (yo imagino), contemplando el resultado de la ocurrencia   —como Nerón frente a la eterna Roma en llamas—, el todavía presidente electo tuvo que salir a enmendar la plana señalando que la nueva administración no tiene en el mediano plazo (tres años)  la intención de efectuar cambios en la regulación bancaria. La incertidumbre a la palestra… ¿Y después de esos primeros tres años…?

Para contextualizar, el criterio sobre el cual se basó la propuesta del senador Monreal, que en resumen aduce que los ingresos del sistema bancario por comisiones se encuentran por arriba de  30 por ciento, tiene su origen en un reporte de S&P Ratings que señala que la estimación del ingreso de tarifas y comisiones reportadas por los bancos representa 17 por ciento de los ingresos operativos del sistema bancario. El señalado reporte, aclara S&P, se efectuó  de manera comparativa en igualdad de condiciones.

Estos desaciertos equivalen, en el argot beisbolero, a pretender lanzar un strike y mandar la bola a tercera base. Sugiero (de manera personalísima) a la recién instalada legislatura  que sean exhaustivos en el análisis: agradecemos sus buenas intenciones (si es que las hay), pero háganlo con responsabilidad, con criterio y en beneficio de todos.

 Pero ¿que creen…?  ¡No paramos aquí! El lunes 26 de noviembre se filtró que el Partido del Trabajo presentaría la iniciativa para reformar el Sistema de Pensiones. Esto,  aunado a la consulta popular (o, mejor dicho, populachera) sobre la construcción del Tren Maya, dio  nacimiento al “lunes negro”, que llevó a la Bolsa Mexicana de Valores   a niveles de finales de marzo de 2014. El  Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) perdió más de 1,700 puntos.

Otro desatino presentado a la sombra del frondoso árbol de la inexperiencia, debido al engolosinamiento de una influencia que dicho instituto político   —el Partido del Trabajo— jamás imaginó tener.

Ya entrados en calor,  los bonos del NAIM (Mexcat) cayeron  a la calificación de grado mínimo de inversión y presentaron  el riesgo de ser castigados con una calificación especulativa, es decir, llevarlos al nivel de “bono basura”. ¿Macabra coincidencia con los grados de calificación del papel de deuda venezolano?… ¡Naaaa!   

Los artífices de estos “tropezones” han dejado de ser oposición. A partir del 1 de diciembre, fecha formal del   nacimiento de la denominada Cuarta Transformación, son los encargados de cumplir con la palabra empeñada, con el discurso vendedor, con la fórmula para hacer que las cosas en este país sucedan.

En este punto coincido con el señor presidente cuando señaló  que “no tiene derecho a fallar”. Estaremos atentos a la transición, a la metamorfosis que implica salir del capullo de la oposición evolucionando y transformándose en Gobierno. Seremos objetivamente críticos reconociendo lo bueno, señalando lo que no lo es y sumando esfuerzos en beneficio de todos.

¡Te lo aseguro!

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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