El aumento del nivel del mar, la reducción de los hielos marinos, el retroceso de los glaciares y las intensas olas de calor dan cuenta de que los efectos del calentamiento global ya son una realidad y confirman la presencia de un clima cada vez más extremo y peligroso, advirtió la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El señalamiento anterior forma parte de la 25.ª edición de la Declaración de la OMM sobre el estado del clima mundial, en la que la institución alerta que el nivel de elevación del mar ha registrado nuevos récords en los últimos cuatro años. La OMM indica asimismo que las temperaturas terrestres y oceánicas han sido excepcionalmente más altas en este periodo.
Los indicadores descritos, precisa la investigación, confirman que la tendencia del planeta a calentarse sigue sin detenerse; por ese motivo, sus efectos en todo el orbe se están haciendo más pronunciados.
La OMM puntualiza que los niveles de dióxido de carbono, que eran de 357 partes por millón en 1994 —momento en que se difundió la primera declaración de este organismo—, se han ido incrementando de forma radical, y en 2017 este factor alcanzó las 405.5 partes por millón; sin embargo, añade el análisis, se prevé que al cierre de 2019 las concentraciones de gases de efecto invernadero aumenten todavía más.
Pruebas indiscutibles
El primer trimestre de 2019 ha demostrado que lo asentado en el análisis que compartió la OMM es verídico. A principios de este año, las temperaturas invernales diarias en Europa nuevamente mostraron un comportamiento atípico y batieron récords de calor. Además, en América del Norte se experimentó un frío atípico, sin olvidar unas olas de calor impresionantes que azotaron a Australia. Todos estos fenómenos ocurrieron mientras la superficie de hielo del Ártico y la Antártida una vez más marcó registros de extensión muy por debajo de la media.
Lo anterior coincide con las proyecciones de la OMM para 2019 en el sentido de que, como consecuencia de unas temperaturas en la superficie del mar por encima de la media, se producirá un aumento de la temperatura terrestre hasta alcanzar niveles superiores a lo normal, concretamente en las latitudes tropicales del planeta.
Nadie está a salvo
La OMM especifica que en 2018 la mayoría de los peligros naturales, que afectaron a 62 millones de personas, tuvo una relación directa con fenómenos meteorológicos y climáticos extremos. La organización detalla que las inundaciones siguieron siendo el fenómeno con mayor número de afectados (35 millones de personas, aproximadamente).
El análisis difundido recalca que los huracanes Florence y Michael fueron dos de los 14 desastres naturales que generaron pérdidas multimillonarias en Estados Unidos. Ambos fenómenos, agrega el documento, provocaron cerca de 49,000 millones de dólares de pérdidas en daños y cobraron la vida de más de 100 personas.
Pero la cauda de calamidades no quedó allí en materia de fenómenos hidrometeorológicos, ya que Filipinas fue azotada por el supertifón Mangkhut, un evento que afectó a más de 2.4 millones de personas y provocó la muerte a más de un centenar, explica la Organización Meteorológica Mundial.
Las olas de calor también fueron inclementes el año pasado. La investigación del organismo global apunta que en Europa, Japón y Estados Unidos más de 1,600 decesos fueron provocados por temperaturas anormalmente altas e incendios forestales.
Esfuerzos que pierden eficiencia
El análisis que compartió la OMM afirma que la exposición del sector agrícola a los fenómenos climáticos extremos ocasionará que los avances y esfuerzos alcanzados en la lucha para erradicar la desnutrición se pierdan; de ahí que instituciones como la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) hayan anunciado que existen pruebas indiscutibles que apuntan a un incremento del hambre en el mundo.
El estudio comparte que el número de personas subalimentadas se incrementó a 821 millones al cierre de 2017 debido a las graves sequías asociadas al fenómeno de El Niño de 2015 y 2016.
En otro punto del análisis, la institución se refiere a los desplazamientos que experimenta la población global y que guardan una relación directa con el clima extremo que azota al planeta. La investigación advierte que a septiembre de 2018 más de 2 millones de personas se vieron orilladas a migrar por fenómenos meteorológicos y climáticos.
Por último, la OMM hace hincapié en que las sequías, inundaciones y tormentas del calibre de huracanes y ciclones son los fenómenos naturales que ocasionan la mayor cantidad de desplazamientos terrestres; por ese motivo, exhorta a crear una agenda mundial de desarrollo sostenible que permita la adaptación urgente del planeta y de la población al cambio climático; todo ello con el objetivo de reducir los riesgos asociados a esta coyuntura ambiental.