Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera.
Pablo Neruda (1904-1973), poeta chileno
En marzo llega la estación del año que renueva, acalora y nos brinda usualmente la idea de que luego del frío y la nieve (que tienen sus encantos) se repite el ciclo de la vida.
Así, la primavera nos puede enseñar mucho si aplicamos esta visión a nuestra vida y nuestro modelo de negocio, ya que uno de los elementos que más angustian a los emprendedores y empresarios en nuestro sector reside en la dificultad de concebir y proyectar su empresa en el mediano y largo plazo. Superar ese obstáculo implica conjurar la zozobra y sobre todo el estrés que puede llegar a generar en personas, familias y empresas la presión de vivir con metas cortoplacistas.
La paradoja que nos presenta la naturaleza con el transcurso y cambio de las estaciones del año nos puede servir para movernos a la reflexión sobre las acciones que tomamos y las decisiones que ejecutamos en nuestra vida cotidiana sin apenas saber o medir el impacto que éstas pueden tener en el acontecer diario y en nuestra historia. Y también nos es útil para meditar sobre el desencuentro entre la planeación y los eventos fortuitos que todo empresario puede sufrir y ha de saber sortear.
Si estás comenzando tu carrera como asesor de seguros o fianzas, o si ya cuentas con una trayectoria consolidada en el medio, nunca estará de más hacer altos en el camino (por ejemplo, ahora que se cierra el primer trimestre del año) y, al mirar tus resultados en los tres niveles de conciencia empresarial y personal, detenerte a observar si los números o metas que te planteaste son lo que preveías que ocurriera; analizar luego las acciones y decisiones que has tomado y que han provocado estos resultados para, por último, preguntarte si eres la persona que deseas ser o estás en el camino útil para lograrlo.
¿Te suena muy filosófico? Dicen que hoy lo menos común es pensar.
Ciclos en la empresa y la vida
Todos sabemos que la naturaleza y la vida están hechas de ciclos; y que la moda, la música, las costumbres y muchas otras facetas de la naturaleza humana nos recuerdan esta historia. Existen consejas como aquella según la cual un rey recibe una argolla con la frase “Esto también pasará” para recordarle que los tiempos de bonanza y de austeridad no son más que ciclos, cortos o largos; que la salud y la enfermedad son una sola; que la tristeza y la alegría son hermanas, como en la película de Pixar Intensamente; o que la vida es un Profundo vaivén, como afirma Mario Benedetti en el poema homónimo.
Todo esto lo podemos aprovechar para poder apreciar y disfrutar las épocas de nuestra empresa sabiendo que nada es para siempre, fomentando con ello la humildad y, paradójicamente, la motivación constante. La firma de renta de autos Avis ha hecho incluso una campaña mercadológica muy ingeniosa frente a su competidor, Hertz, en la que afirma que es la empresa número dos en renta de autos y que, por eso mismo, “nos esforzamos más”.
Me ha tocado ver en muchas ocasiones el altísimo precio que se puede pagar por pretender mantenerse siempre en el primer lugar; y también he escuchado cantar una canción que dice que “llegar arriba se ve muy fácil, pero la neta no cualquiera la hace”. Y todo es parte de un continuo suceder de fenómenos que en ocasiones escapan a nuestra determinación y control.
Hoy que ha transcurrido el primer trimestre del año, te invito a considerar y preguntarte: ¿cómo va mi negocio? ¿Cómo está mi familia? ¿Cómo marcha mi vida?
Historia, trayectoria y aprendizaje
En días próximos del mes de abril tendré la grata oportunidad de compartir un tema nuevo y exclusivo para los asistentes al Foro de Agentes El Asegurador, en Guadalajara, Jalisco, y en el contexto que desarrollo para este evento justamente tocaré, en uno de los círculos de la experiencia, el tema en el que invito a reflexionar al auditorio, y hoy aquí a ti, lector, sobre los elementos cíclicos que se presentan en la vida personal y de negocios y cómo hemos podido hacer de ellos en ocasiones una costumbre, en otras un aprendizaje y en las más afortunadas tal vez una trayectoria de vida.
Normalmente, en los temas referentes a la visión del asesor como empresario, solemos esperar acciones, estrategias, técnicas, motivación y muchas cosas más, pero en pocas oportunidades nos dejamos llevar al terreno de la reflexión, del alto en el camino, del pensamiento profundo.
Será, pues, un honor y un orgullo enorme invitar a cientos de agentes en ese evento, y hoy a ti, que estás leyendo este texto, a considerar, pensar y vivir por un momento ese gentil lapso en el tiempo que te puede regalar la fortuna para apreciar tu momento de vida y de trabajo y decir si te apetece dar las gracias por tu historia, por tu vida y por los ciclos en los que te has dejado tocar, a veces con gloria y a veces con dolor, para construir así tu vida, y como empresario o empresaria también tocar la vida de tus empleados, clientes y proveedores, aliados y socios comerciales, para comprender que todos y todo aquello que solemos llamar empresas no son más que grupos de personas dándose servicio unas a otras.
Maravilloso, ¿no te parece?
Evolución, cambio, permanencia y trayectoria: una vida
En esta ocasión, y mezclando un poco la idea de la venida de la primavera y el tema de la aceptación de la paradoja de lo que cambia y lo que permanece en nuestra vida, comparto con todo mi amor uno de los poemas que más me logra transmitir el gozo de la infancia mezclado con aquellas cosas que nos acompañan de por vida. Esta bellísima idea la logró plasmar en este escrito uno de nuestros más grandes poetas nacionales; así que en esta primavera, deseando que nos ilumine y fortalezca el sol y el calor que seguro recibiremos, hagamos de esta etapa y cada una de las estaciones del año un bello recuerdo en nuestra historia.
Sol de Monterrey
Alfonso Reyes
No cabe duda: de niño,
a mí me seguía el sol.
Andaba detrás de mí
como perrito faldero;
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
Saltaba de patio en patio,
se revolcaba en mi alcoba.
Aun creo que algunas veces
lo espantaban con la escoba.
Y a la mañana siguiente,
ya estaba otra vez conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
(El fuego de mayo
me armó caballero:
yo era el Niño Andante,
y el sol, mi escudero.)
Todo el cielo era de añil,
toda la casa, de oro.
¡Cuánto sol se me metía
por los ojos!
Mar adentro de la frente,
a donde quiera que voy,
aunque haya nubes cerradas,
¡oh cuánto pesa el sol!
¡Oh cuánto me duele, adentro,
esa cisterna de sol
que viaja conmigo!
Yo no me conocí en mi infancia
sombra, sino resolana.
Cada ventana era sol,
cada cuarto eran ventanas.
Los corredores tendían
arcos de luz por la casa.
En los árboles ardían
las ascuas de las naranjas,
y la huerta en lumbre viva
se doraba.
Los pavos reales eran
parientes del sol. La garza
empezaba a llamear
a cada paso que daba.
Y a mí el sol me desvestía
para pegarse conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
Cuando salí de mi casa
con mi bastón y mi hato,
le dije a mi corazón:
—¡Ya llevas sol para rato!
Es tesoro y no se acaba:
no se me acaba y lo gasto.
Traigo tanto sol adentro
que ya tanto sol me cansa.
Yo no conocí en mi infancia
sombra, sino resolana.
Que tengas un gran segundo trimestre del año. No dejes de soñar.