Solidario, simple y capaz de mitigar riesgos específicos, rasgos obligatorios del seguro frente a un mundo frágil

El Asegurador

Una vez que se supere la complicada prueba que significó la COVID-19, los países transitarán una larga reconstrucción, episodio en el que un porcentaje considerable de personas atravesará      dificultades financieras y sociales muy complejas. Por lo tanto, es imperativo que el sector asegurador refrende su compromiso de convertirse en un actor protagónico, promesa en virtud de la cual     las coberturas tendrán que experimentar un cambio drástico y volverse más solidarias, simples y capaces  de mitigar riesgos específicos en un mundo frágil cuya precariedad supera lo imaginable.                 

Este  llamado de atención fue la conclusión a la que arribaron María Inés Guzzi, presidenta de Avira; Marcio Coriolano, presidente de la Conferencia Nacional de Empresas de Seguros (CNseg); Juan Ramón Plá Otáñez, presidente del European Forum for Insurance and Financial Intermediation; y Horst Agata, Regional Marketing Manager en América Latina de General Reinsurance (Gen Re), durante su participación en el panel de discusión denominado Encuentro con líderes del seguro, que fue parte de la Cumbre Iberoamericana: el seguro en la agenda 2030, organizada por la Alianza del Seguro Iberoamericana.

Guzzi fijó su posición y dijo que es un compromiso impostergable que el sector asegurador se esfuerce sin excusas en la distribución de soluciones de administración de riesgos para un segmento poblacional que, como nunca antes, requiere el   respaldo de un seguro.

A juicio de la presidenta de Avira, es crucial que la industria aseguradora encuentre puntos de convergencia y empatía con las profundas heridas sociales que provocó la cepa vírica, sobre todo en las capas poblacionales que luego del episodio sanitario quedaron en una posición profundamente vulnerable. En tal sentido, instó a las instituciones a volcar su atención sobre la confección de seguros verdaderamente inclusivos.

“La vida cotidiana de las personas ya no es igual  como resultado de la llegada del  virus SARS-CoV-2. Por consiguiente, la industria tiene que ser versátil y adaptar su catálogo de soluciones a la nueva realidad que viven   gobiernos, empresas y personas. En resumidas cuentas, las coberturas que se distribuyan deben ser claras, económicas, de fácil contratación, con proceso de reclamación ágil y comercializadas por agentes idóneos, capacitados y que laboren bajo una lógica empática”, reclamó  Guzzi.                  

Camino sin retorno

Coriolano tomó la palabra en el conversatorio y afirmó que los conceptos y paradigmas que hasta ahora han marcado el ritmo de los países y sectores productivos han quedado obsoletos. Sin embargo, añadió que la nueva era del mundo será otra prueba que sacará a la luz la capacidad evolutiva del sector, sin perder de vista que  creará la oportunidad de ensamblar soluciones en las  que el cliente tendrá que ser el centro de cualquier reinvención que viva el seguro.

El presidente de la CNseg señaló que la confección de coberturas para nichos de mercado específicos es un camino sin retorno para la industria aseguradora. Por esa razón, llamó a los organismos reguladores del sector con operación en América Latina a “estar dispuestos   a fomentar un modelo operativo que sea capaz de armonizar con los usos y costumbres de la sociedad moderna”. Al mismo tiempo, alertó que la distribución por segmento y el desarrollo de coberturas novedosas   requieren “una mayor libertad en la suscripción”.

Valores agregados, no solo en el siniestro

Tocó el turno para  Plá Otáñez, y él expresó que el panorama de amenazas no lineales que hoy sacude a la población obliga a las aseguradoras a abordar los riesgos con eficiencia operativa y a un costo razonable. Además, detalló que predecir y gestionar     los riesgos y anticiparse a ellos  es una obligación ineludible para las aseguradoras; de ahí que haya exhortado      a las instituciones a brindar nuevos valores agregados que no estén anclados exclusivamente en   la atención del siniestro.

“El cliente de seguros    desea   un servicio mayoritariamente híbrido para los riesgos sencillos, aspiración que puede resolverse por medio de una experiencia de consumo ciento por ciento digital. Ahora bien, en lo que se refiere a las amenazas más complejas, la industria enfrenta la enorme tarea de conseguir los mecanismos ideales que ayuden al consumidor a sentirse cómodo, tranquilo y con la garantía de que, cuando el siniestro ocurra, la eficacia en la resolución de la reclamación se dará     por sentado”, declaró el presidente del European Forum for Insurance and Financial Intermediation.

El eterno ausente

América Latina es una de las regiones del planeta en las   que el gasto per cápita promedio en seguros es preocupantemente bajo   en comparación con otras zonas del orbe, lamentó Agata. Al respecto, indicó que el latinoamericano emplea anualmente 215 dólares para adquirir coberturas. En contraste, ejemplificó, en países como Estados Unidos las personas gastan 3,500 dólares en lo que se refiere a la contratación de esquemas de administración de riesgos.  

La baja demanda de seguros para mitigar catástrofes naturales, amplió   el director regional de Estrategias de Mercadotecnia  de Gen Re,  lastra el desarrollo de América Latina. Apuntó que en los últimos 40 años   solamente 11 por ciento del total de siniestros a causa de la naturaleza que han sacudido a dicha región contaba con el blindaje de una cobertura.

En conclusión, Agata destacó que, derivado del balance realizado, se demuestra con certeza absoluta      que un porcentaje considerable de la población en la América latina enfrenta barreras complejas al intentar adquirir seguros. “Esto se debe  a   factores como las tarifas, la descripción de los productos y la débil  confianza hacia la industria aseguradora. De modo que    las instituciones, con el espaldarazo de las autoridades regulatorias, deben trabajar en la adecuación del entramado legal. Además,   es vital que apliquen una mayor innovación sobre su abanico de productos. Pero eso no es todo: sería recomendable que analicen la posibilidad de vender más microseguros, e incluso que fortalezcan sus programas de educación financiera, ya que es indudable que el mercado tiene un enorme potencial en esta región del mundo”, finalizó el funcionario de Gen Re.  

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