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El  VIH y el SIDA han ocupado cientos de reflectores a lo largo del tiempo. Figuras públicas, deportistas, artistas, cantantes y miles de personas, han sido afectados por esta enfermedad.

El seguro de personas no estuvo exento del impacto de esta enfermedad y el sector asegurador reaccionó, en un principio, de manera radical y conservadora, al considerar que dicha enfermedad implicaba, automáticamente,  que las personas que la padecieran fueran rechazadas al momento de solicitar una cobertura asegurada de Vida.

En  el caso de los seguros de Gastos Médicos es común ver, todavía hasta hoy, periodos de espera de cuatro o cinco años, sin reconocimiento de antigüedad, en las condiciones generales de múltiples aseguradoras, en lo que se refiere a la cobertura del VIH. Era  (y es?) la práctica común.

En buena medida, el temor que generaba el VIH se debía a que no se conocía a profundidad la manera de tratar la enfermedad: apenas se generaba la experiencia necesaria para controlarla o para evitar que las complicaciones fueran de alto impacto físico, emocional y, sobre todo ,económico; existían también muchos mitos acerca de la forma de contagio. Se  consideraba que era privativa de las personas homosexuales.

Posteriormente  se identificó que era hereditario de madres a recién nacidos; que las transfusiones  eran también un factor de riesgo y, por ende, el uso de drogas intravenosas aumentaba también el factor de riesgo para contraer la enfermedad; generando, todo ello,  una psicosis en el sector asegurador que ocasionó que la suscripción y la aversión al riesgo se endurecieran hacia personas cuyos hábitos de vida y probabilidad de contraer la enfermedad estaba por encima de la expectativa considerada como normal.

Pero…  ¿qué ha pasado con la evolución de esta enfermedad en materia de Suscripción de Riesgos a más de dos décadas?; ¿realmente siguen siendo padecimientos “no asegurables”? Actualmente los avances en el estudio del virus y el desarrollo alcanzado en los medicamentos llamados Anti-retrovirales han permitido que las personas infectadas tengan una expectativa de vida mucho mayor;  es gente que, bajo ciertos cuidados, puede alcanzar una esperanza de vida igual a la de una persona sana, y, por ende, también tienen la necesidad de contar con seguros que les ofrezcan la protección financiera para un proyecto de vida de larga duración.

Un aspecto primordial en el control del virus es el conteo de células CD4. Son  células en la sangre (un subconjunto de glóbulos blancos) que se ven afectadas por el VIH. Este  indicador y conteo facilita saber el nivel de control que se tiene sobre la evolución de la enfermedad y, por ende, permite pronosticar la esperanza de vida de una persona.

De ese modo,  una persona que hoy en día declare en su solicitud el antecedente de la enfermedad, se encuentre en tratamiento con Anti-Retrovirales,  y bajo el cuidado de un especialista; que su conteo de CD4 sea mayor a 500 (umbral aceptable); que tenga una carga viral indetectable y evidencia de dar seguimiento al tratamiento; así como condiciones de co-morbilidad mínimas o inexistentes; podría, si la aseguradora así lo considera, ser susceptible de obtener cobertura,  ya que la expectativa de vida de una persona con tales características puede alcanzar más de 60 años de edad.

La aplicación de extraprimas y sublímites de suma asegurada son también alternativas que algunas compañías de seguros y reaseguradores pueden aplicar para la suscripción de personas con VIH y SIDA, dependiendo de la madurez que tenga el mercado en el que se encuentren.

Otro aspecto a destacar con relación a este tema es que recientemente han salido al mercado métodos preventivos para evitar el contagio de VIH. Estos métodos,   llamados Profilaxis Pre-Exposición (PrEP), permiten reducir hasta en más de 80 o 90 por ciento el riesgo de contagio en grupos de alto riesgo de contraer el VIH. El  pasado 20 de julio de 2018 se presentó, por parte de la Secretaría de Salud, el “primer tratamiento PrEP en México”. De acuerdo a las cifras presentadas por la dependencia, se espera un ahorro de alrededor de 200 millones de pesos anuales del presupuesto destinado para la compra de Anti-Retrovirales.

Dicho lo anterior, a 25 años de que el tema del VIH y SIDA hayan cobrado relevancia y generado conciencia en la sociedad, podemos decir que se ha cambiado el paradigma y que, a pesar de las cifras observadas en morbilidad y mortalidad, tenemos elementos para pensar que es posible ofrecer cobertura aseguradora a personas con VIH.

Hasta la próxima…

*José Antonio Barreiro Páez es expresidente de la Asociación de Seleccionadores de Riesgos del Seguro de Personas A.C. (Aserp).

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