Una industria de largo plazo como la aseguradora tiene, sin duda, mujeres y hombres con un amplio sentido del negocio. Si bien es cierto que se trata de personas que de manera natural sienten preocupación por lo que viven durante la pandemia, también es verdad que buscan ideas que hagan incluso crecer los resultados que habían venido alcanzando hasta ahora.
En las Sesiones Vivir Seguros que con El Asegurador hemos puesto en marcha en estos tiempos nos hemos encontrado con entrevistados y conferencistas que dejan ver el espíritu que los anima. No sorprende, por ello, que sean personajes que se basan no solo en el afinamiento del ángulo técnico de su actividad, sino, sobre todo, en una respuesta sustentada en el carácter.
El hecho de que haya aseguradores con ese perfil genera un optimismo que no está basado en la ilusión y la pasividad, sino en el optimismo y la acción. Uno de los efectos es encontrar numerosas personas que están en busca de maneras que las conduzcan a convertir las amenazas en oportunidades, amén, claro, de enriquecer sus fortalezas y disminuir determinadas debilidades.
Por supuesto que en medio de un fenómeno que no habíamos vivido no existen aquellos que puedan resolver algunos de los problemas existentes. Muchas de la ofertas, entonces, terminan en meros paliativos. Quizá lo anterior obedezca a que ahora podemos vernos arrastrados por el miedo, lo que nos podría llevar a “comprar” lo que sintamos que nos ayude.
Estamos, sin duda, en la etapa de lo urgente, de lo inmediato, y cada individuo reacciona. Menos son los que responden, o buscan responder, o pueden, desde la perspectiva de un plazo mayor. Cosas hay que requieren solución rápida, que no pueden esperar, y se entiende, se comprende la clase de decisiones que están tomando en estos días.
Existen, por el contrario, aquellos que, por sus propias condiciones y por la conciencia que tienen acerca de lo que es el seguro, han hecho un alto obligado pero sin dejar de observar el largo plazo, que es característica de la institución del seguro. Aun sin saber a ciencia cierta qué es lo que vendrá, esas personas se han puesto a pensar en cómo responder a los retos más adelante.
Nos gusta la idea que profesa, por ejemplo, un reasegurador como Horst Agata en sus conferencias. Él señala que, cuando la marea baja, se nota quién ha estado nadando desnudo. Y no cabe duda de que una situación como la que vivimos ahora nos pone a todos a prueba. Ahora es cuando notamos si llevamos puesto el traje de baño o andamos como cuando nacimos.
En entrevista vía Zoom con Sofía Belmar Berumen, presidenta de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), le escuchamos decir que es tiempo de que el seguro brille (vean la entrevista en El Asegurador Periódico o Genuario Rojas, en Facebook). Esto no podrá suceder si el Sol está apagado, es decir, si las estrellas dejan de hacer lo suyo. A las estrellas les toca entrar en acción.
Manuel Escobedo Conover, ahora expresidente de la AMIS, habló de que la administración de riesgos es una disciplina que debe cobrar un peso mayor y que las bases para que ello ocurra ya están sentadas y se sigue trabajando en ello con la autoridad. Al final de cuentas, un manejo inteligente del tema arroja esperanzas de buen futuro para el sector.
Todos y cada uno de los que han aceptado participar en las Sesiones Vivir Seguros han mostrado que caminos hay; que no podemos esperar. Sus mensajes han sido un aliento para quienes han seguido las conversaciones. Siempre hay opciones, por lo menos para emparejarse; dicho esto porque, por desgracia, están aquellos que apenas tienen que ponerse a la altura de muchos otros.
En la actualidad hay bastantes que buscan el ejemplo a seguir para tener éxito o simplemente para no desmayar; y por supuesto que ésta es una buena opción, aunque otra más sería buscar ser ese ejemplo, asumir el compromiso que representa ir adelante, encabezar la marcha, mostrarse decidido a afrontar este momento de zozobra en el que hay que elegir una ruta con todos los elementos que la hagan menos incierta.
Si tomamos la administración integral de riesgos y la llevamos a nuestra vida, es claro que lo más fuerte con lo que podemos encontrarnos es la toma de decisiones. Muchos empleos se han perdido ya por no detenerse a pensar en lo que implicará rearmar equipos valiosos. Muchos despidos han obedecido a una pérdida del equilibrio, a salvarse uno primero que nadie.
En estos momentos, que son diferentes de todo lo que hayamos vivido antes, queda valorar de manera adecuada lo que somos, hacemos y tenemos. A veces somos mucho más de lo que pensamos, pero no estamos convencidos de ello, o nos planteamos obstáculos que nada tienen que ver con lo que somos capaces de hacer, y de esta lamentable manera renunciamos a la oportunidad de transformarnos. Nos paralizamos.
Estamos en un momento crucial de toma de decisiones; y de tomarlas aun sin saber si seremos o no de los sobrevivientes. Como parte del sector asegurador, en el papel que se haya elegido, debemos saber que estamos en un negocio, en una institución, y que ésta es prioritaria. Entendamos eso y haremos brillar al seguro y ayudaremos a efectuar una gestión de riesgos que lleve a edificar una sociedad más y mejor protegida.