Según un análisis de la calificadora Fitch Ratings, la industria aseguradora mexicana estará expuesta en 2018 a dinámicas de crecimiento moderadas y a presión en rentabilidad, como consecuencia de la siniestralidad rezagada de eventos de 2017, y debido a un entorno económico un tanto incierto; sin embargo, auguró que el sector gozará de niveles de liquidez y capital suficientes.
A través de un reporte de perspectivas que difundió la firma se aseveró que el sector asegurador y afianzador mexicano crecerá entre 10 y 12 por ciento en términos nominales, descontando la póliza bianual de Petróleos Mexicanos (Pemex) y el ajuste a las primas de Vida.
En cuanto al Producto Interno Bruto (PIB) del país, Fitch Ratings pronosticó un crecimiento de 2.4 por ciento. En tal sentido, la calificadora aseguró que el comportamiento económico de México dependerá en gran medida de la dinámica en infraestructura, impulsada mayormente por la reconstrucción de lo dañado por los terremotos de septiembre, así como por la expansión de la cartera de créditos.
Fitch Ratings también se refirió en su informe a la siniestralidad retenida y apuntó que ésta crecerá dos dígitos en comparación con 2016, aunque la firma prevé una mejora gradual durante 2018, la cual estará condicionada por la ausencia de eventos naturales o por el aumento en costos operativos.
De acuerdo con la calificadora, la presión en la mayoría de los casos será producida por siniestros remanentes asociados a eventos naturales de 2017, así como por la tendencia en el robo de autos. Fitch Ratings fue enfática al asegurar que algunas entidades podrían ser afectadas por cambios en las condiciones para las renovaciones de reaseguro y daños en inmuebles.
En lo que respecta al capital de la industria, a razón de la producción de primas, Fitch Ratings vaticinó que éste crecerá después de que durante 2017 los modelos de capital y el manejo de reserva mostraron mayor estabilidad que en 2016, año en el que el marco regulatorio basado en Solvencia II se aplicó y calibró, expandiendo el capital en 23 por ciento.
Terminada la etapa de instrumentación e implementación de la Ley de Instituciones de Seguros y de Fianzas (LISF), Fitch Ratings pronosticó una tendencia estable y sin cambios mayores en el mediano y largo plazo en materia regulatoria.
La calificadora también hace referencia en el material divulgado a los cambios en la disponibilidad y capacidad de soporte. En este sentido, señaló que cualquier modificación en el perfil crediticio o en la disponibilidad de los grupos financieros o de la matriz internacional para dar apoyo a sus filiales de seguros en el país podría reflejarse en la calificación de las compañías, sobre todo si dicha evaluación tiene un beneficio parcial o apoyo total.
Pese a lo anterior, la calificadora aclaró que revisará la perspectiva del sector ante un deterioro en los índices combinados, los niveles de apalancamiento, la liquidez y requerimientos adicionales de capital que podrían modificar en el mediano plazo el perfil financiero de las compañías.
Estarán presionados
Fitch Ratings estimó un incremento de dos dígitos en la siniestralidad retenida para el cierre de este año, ocasionado en parte por los siniestros asociados a los eventos naturales de inundación, robo, huracán y terremoto durante 2017. Datos preliminares arrojan que las pérdidas materiales que las aseguradoras tendrán que cubrir por los sismos de septiembre podrían alcanzar 1,000 millones de dólares lo que por sí solo representa cerca de 5 por ciento de las primas directas.
La calificadora adelantó que los resultados de la industria aseguradora mexicana al cierre de 2018 podrían verse presionados debido a reclamaciones asociadas a huracanes, la tendencia de robo y, en alguna medida, la siniestralidad rezagada de los terremotos de 2017.
Por último, la firma puntualizó que al cierre de 2017 y durante 2018 los eventos naturales afectarán sin duda alguna la utilidad técnica de las compañías; por ello remarcó que en algunos casos los gastos operativos podrían verse presionados debido al aumento en costos de adquisición para la renovación de los contratos de reaseguro, así como por la expansión de los gastos administrativos en caso de que los inmuebles que formen parte de sus inversiones presentaran daños.