Se triplicará proporción de adultos mayores en solo tres décadas

El Asegurador

En tan solo tres décadas se triplicará la proporción de adultos mayores en México. Como  consecuencia, el gasto en salud y pensiones se incrementará sustancialmente. Como es de todos sabido,  el reto del envejecimiento en este país es mayúsculo, ya que el actual sistema de seguridad social tiene una cobertura muy escasa y el ahorro para el retiro en la mayoría de la población es, a menudo, insuficiente, alertó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En el estudio más reciente que divulgó este  organismo, denominado El futuro del trabajo en América Latina y El Caribe, ¿una gran oportunidad para la región?, se prevé  asimismo que será complicado que los desafíos asociados al envejecimiento de la población se resuelvan si no disminuyen los altos niveles de informalidad que caracterizan al mercado laboral del país.

La investigación del BID subraya  que la región de Latinoamérica no solo verá un incremento en el número de adultos mayores, sino también debe prepararse ante el aumento de personas que alcanzarán la cuarta edad. Al respecto, el diagnóstico advierte sobre una situación muy preocupante:   mientras que la esperanza de vida era de 69 años para los hombres y de 76 años para las mujeres en el año 2000, se estima que para el año 2050 los hombres vivirán un promedio de 80 años y las mujeres cerca de 84 años.

Aunado a lo anterior, la investigación puntualiza que la reducción de las tasas de natalidad provocará que el tamaño de las familias   — institución social que tradicionalmente representaba una red de seguridad para el bienestar de las personas, en especial de los mayores—   disminuya drásticamente.

Por lo antes expuesto, el BID cree  que es muy probable que las personas se vean obligadas a prolongar su vida laboral,   por lo que tendrán que mantenerse ocupadas durante más años. Esta situación, agrega el estudio, se observa desde ya  como una coyuntura difícil de sortear, ya que los mercados laborales, que hoy en día son hostiles con los colaboradores que superan los 50 años, tendrán que adaptarse para poder brindar oportunidades a este sector de la población.

Pobreza y senectud, combinación peligrosa  

El BID hace especial mención en su análisis de  la persistencia de la informalidad laboral y de la escasa constitución de mecanismos de protección social en toda la región latinoamericana; por esa razón, arguye, existen enormes posibilidades de que la población alcance su vejez en condiciones de pobreza.

La institución internacional estima  que, aun con la expansión de pensiones no contributivas en el continente, cuatro de cada 10 adultos mayores en América Latina y El Caribe no reciben ningún tipo de remuneración en su vejez. Para colmo, sentencia el estudio, ni siquiera aquellos segmentos de la población que cuentan con un programa de ahorro para el retiro  tendrán recursos suficientes para escapar de la pobreza.

No todo es tan sombrío   

De acuerdo con este estudio del  Banco Interamericano de Desarrollo,  una sociedad notablemente envejecida crece menos,  puesto que hay menos trabajadores potenciales por cada ciudadano, lo que ocasiona una ralentización del crecimiento económico. Además, reitera la investigación, este fenómeno provoca un   nivel elevado de presión sobre las finanzas públicas, porque se incrementan los costos tanto en salud como en pensiones.

Pese a lo anterior, el organismo regional precisa que hay fuerzas demográficas y tecnológicas que mitigan estos efectos negativos de crecimiento. En tal sentido, la investigación asegura que menores tasas de fertilidad pueden incrementar la participación laboral de las mujeres. Y no solo eso:  las familias más pequeñas suelen tener tasas de ahorro mayores, lo que se traduce en una inversión mayor y en desarrollo económico.

El Banco Interamericano de Desarrollo indica en su reporte que el envejecimiento estimula la adopción de tecnología, puesto que las propias presiones que ocasionará la transformación del bono demográfico podrían  acelerar la implementación de disrupciones digitales; de ahí que aquellos miembros de la población que cuenten con un talento en particular y no dispongan de un mercado para desarrollarlo podrían, por ejemplo, ofrecer sus servicios a prácticamente todo el mundo, gracias al poder y alcance de la conectividad.

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