La pandemia que se desató a raíz de la irrupción de la COVID-19 es una muestra indiscutible de que los riesgos emergentes son una realidad presente y muy palpable que coloca al mundo en una posición compleja. Dicho contexto desafía al sector asegurador y lo obliga a adoptar una actitud novedosa y mucho más proactiva para que la sociedad pueda percibirlo como un aliado de negocios atractivo, eficaz y de grandes virtudes; en suma, como una industria que ayuda a las sociedades y a los países a prepararse para enfrentar eventos difíciles de pronosticar y que causan daños económicos profundos.
Marcela Abraham, responsable del Negocio de Consultoría y Tecnología para Compañías de Seguros de Willis Towers Watson Latinoamérica; Jesús Martínez Castellanos, CEO de Mapfre Latam Norte y de Mapfre México; y Fernando Solís Soberón, director general de Ahorro y Previsión de Grupo Financiero Banorte, señalaron lo anterior en el panel de discusión virtual denominado ¿Qué es la gestión de riesgos y cómo puede ayudar a mi empresa a salir adelante ante el COVID-19?, evento organizado por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en conjunto con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) y que fue moderado por Sofía Belmar Berumen, presidenta del organismo cúpula del sector asegurador mexicano.
Para Marcela Abraham, la crisis sanitaria que generó la neumonía atípica que produce el virus SARS-CoV-2 puso de manifiesto enormes fisuras en lo que se refiere a la adopción de estrategias fundamentales en la operación de las empresas, como la administración integral de riesgos. Precisó asimismo que en la medida en que dicha metodología permee con mayor vigor a las organizaciones con operación en el país México podrá registrar un desarrollo mucho más dinámico y sostenible, incluso en momentos de contracción económica o ante eventos catastróficos naturales de gran magnitud.
“Lamentablemente, las empresas en nuestro país continúan considerando la gestión de riesgos simplemente como un requisito regulatorio, lo que ocasiona que no cuenten con los mecanismos apropiados para identificar y mitigar con mayor eficacia amenazas como los riesgos emergentes, que son de baja probabilidad pero que generan afectaciones y turbulencias económicas, sociales y culturales sumamente graves y a veces, por desgracia, irreversibles”, explicó la funcionaria de Willis Towers Watson Latinoamérica.
Frente a este complejo escenario, Abraham consideró vital que el sector asegurador elabore nuevas fórmulas y soluciones que definitivamente sean menos sofisticadas, mucho más eficientes y más accesibles. Si el sector asume esta postura, apuntó, será posible que los productos y servicios asociados a la administración integral de riesgos registren una demanda mayor en México, lo que redundará en que el nivel de resiliencia de las organizaciones se incremente.
Cambio de rumbo
Abraham subrayó que los riesgos emergentes son hoy en día una amenaza real y muy poderosa. En tal sentido, afirmó que la diferencia entre estas amenazas nuevas y las tradicionales es que, cuando las primeras se materializan, se crean condiciones nunca antes vistas, como ocurrió con la pandemia de COVID-19.
“Los riesgos emergentes son inciertos, difíciles de cuantificar; muchas veces son externos y se salen de control. Por consiguiente, sería un error tratar de administrarlos según una perspectiva tradicional. En otras palabras, estos peligros representan un reto mayúsculo no solo para la sociedad, sino también para el sector asegurado”, abundó la colaboradora de Willis Towers Watson Latinoamérica.
Abraham puntualizó que es indispensable que después de los devastadores daños financieros y sociales que produjo la COVID-19 las aseguradoras se enfoquen en el diseño de coberturas que permitan al aparato productivo y a la economía estar en una mejor posición para mitigar los efectos de una pandemia futura, e incluso para que sean más resistentes al posible rebrote del virus SARS-CoV-2.
En el corto plazo, continuó Abraham, también es necesario que las aseguradoras intenten cerrar la brecha entre lo que el consumidor necesita y el catálogo de soluciones que se le presentan, una aspiración que, según reconoció, podría alcanzarse de la mano de alianzas público-privadas.
“El sector puede desempeñar un papel realmente importante en virtud del fortalecimiento de la resiliencia entre la población más vulnerable, algo que se logrará por medio del diseño de coberturas accesibles. Ésta es la razón por la que debemos trabajar para que se entienda con total claridad la importancia de los productos que esta industria comercializa. Si esto se consigue, el sector seguros podría ser el gran protagonista y se erigiría en un soporte sólido para las actividades productivas, puesto que cada vez son más notorios los riesgos sistémicos”, especificó Abraham.
Un sector consciente
Por su parte, Martínez Castellanos afirmó que el sector asegurador mexicano desde su trinchera es muy consciente del difícil contexto de riesgos que enfrenta México producto de la honda desigualdad social y la escasa educación financiera que acusa este país; detalló que las aseguradoras están trabajando codo a codo para ofrecer a la población soluciones prácticas, como los microseguros, una opción para mitigar riesgos personales y patrimoniales a bajo costo y por medio de una comercialización masiva.
“Como industria, estamos abiertos a colaborar con el Gobierno, puesto que es indiscutible que el sector es un inversionista institucional muy importante. Los competidores no tenemos dudas de que, con base en instrumentos como el seguro de Vida, el nivel de ahorro de México a mediano plazo mejorará y por ende el país estará mejor preparado para futuras crisis y gozará de una mayor estabilidad económica”, sostuvo el CEO de Mapfre.
Experiencia valiosa
Al hacer uso de la palabra, Solís Soberón declaró que, ante la posibilidad de que México enfrente en el futuro momentos complejos a causa de los riesgos emergentes, la industria aseguradora se perfila como un socio comercial indispensable para la continuidad operativa de las empresas y el desarrollo sostenible de la sociedad.
“En el seno de las compañías contamos con la habilidad y la pericia para identificar todo este nuevo cúmulo de retadoras amenazas, las cuales no deberían subestimarse. Por el contrario, es momento de que se analicen y se entiendan con total claridad, ya que ése es el secreto para que, una vez que se presenten, los daños sean limitados. No olvidemos que contratar una cobertura siempre será una decisión acertada, sobre todo si se repiten eventos desafortunados como una pandemia”, expresó el director general de Ahorro y Previsión de Grupo Financiero Banorte.
A manera de corolario, Belmar Berumen alertó que solamente una quinta parte de las empresas en México tiene contratado algún tipo de seguro; por ello, concluyó, es vital que las organizaciones de todos los tamaños pongan en marcha estrategias que tengan como eje medular la administración integral de riesgos, puesto que éste es un proceso que les permitirá identificar, evaluar y responder sin cortapisas a los riesgos actuales y emergentes, de manera que se minimicen las pérdidas económicas sin que se vean interrumpidas sus operaciones.