De acuerdo con el estudio Impact of non-pharmaceutical interventions to reduce COVID-19 mortality and healthcare demand realizado por investigadores del Imperial College en el Reino Unido, el reducir el contacto entre la gente al mínimo sí reduce la transmisión del COVID-19.
A esta conclusión se llegó cuando se analizó el impacto sobre el número de muertes y sobre la demanda de camas en unidades de terapia intensiva tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos. Por ejemplo, en el Reino Unido las muertes provocadas por la pandemia superarían el medio millón y en Estados Unidos serían 2.2 millones si no existiera un distanciamiento social.
Además, actualmente hay una ocupación de ocho camas en terapia intensiva por cada 100,000 habitantes en el Reino Unido, pero en caso de no haber hecho nada, la demanda sería de 280. Algo imposible de atender.
Las políticas evaluadas para llevar a cabo el estudio señalado fueron:
- Aislamiento de casos sintomáticos en el hogar por siete días, recortando el contacto externo en un 75 por ciento, preservando el contacto en el hogar. Asume 70 por ciento de cumplimiento.
- Cuarentena voluntaria en el hogar: todos los miembros del hogar de un caso sintomático permanecen en el hogar por 14 días, duplicando el contacto dentro del hogar, pero recortando el contacto con la comunidad en un 75 por ciento. Asume 50 por ciento de cumplimiento.
- Distanciamiento social de mayores de 70 años: reduce el contacto en el trabajo en 50 por ciento, aumenta el contacto en el hogar en 25 por ciento y reduce otros contactos en la comunidad en 75 por ciento. Asume un cumplimiento del 75 por ciento.
- Distanciamiento social de toda la población: Todos reducen el contacto fuera del hogar, de la escuela y del trabajo en un 75 por ciento. El contacto en la escuela no se altera, en el trabajo se reduce en 25 por ciento, y dentro del hogar aumenta en 25 por ciento.
- Cierre de escuelas y universidades: cierran todas las escuelas, pero el 25 por ciento de las universidades continúan abiertas. Los contactos en el hogar para familias con estudiantes aumentan en 50 por ciento; los contactos en la comunidad aumentan un 25 por ciento.
Esta información, dada a conocer por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), deja en claro que este tipo de estudios son muy útiles para que los gobiernos sepan de qué manera actuar ante una situación como la que estamos viviendo, misma que se señala como la mayor crisis sanitaria en los últimos 100 años.
América Latina puede tomar estos ejemplos para tomar acción y obligar a la población a tomar el máximo distanciamiento social -no solo posponer eventos masivos y cerrar escuelas y oficinas sino tiendas, restaurantes, bares, etcétera- para evitar una mayor propagación del mortal COVID-19.