De acuerdo con un estudio reciente difundido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), los sistemas de pensiones han sufrido importantes reformas en las últimas
décadas que afectan a los pensionados en este momento y lo seguirán haciendo en el futuro.
El citado documento indica que en los últimos 50 años ha habido tres tendencias de reformas amplias.
Primero, algunos países, incluidos Chile, Italia, México y Suecia, optaron por un cambio radical, ya
que el antiguo sistema no era financieramente sostenible. En segundo lugar, otros países como
Estonia, Israel y Corea han desarrollado un sistema que está madurando, cubriendo así a una
proporción mayor de jubilados. Y, en la tercera tendencia, muchos países cambiaron los parámetros
de su sistema para enfrentar los desafíos provocados por el envejecimiento de la población.
La publicación, titulada ¿Los futuros jubilados trabajarán por más tiempo y se jubilarán con menos?,
detalla que, según las legislaciones adoptadas a mediados de 2017, la edad normal de jubilación
podría aumentar en los próximos tres años, de 63 años para los hombres nacidos en 1940, a 66 años
para los nacidos a mediados de la década de 1990, en promedio, en los países miembros de la OCDE.
De este modo, las pensiones de los millennials que inician su vida laboral serán 10 por ciento más
bajas que las de sus abuelos. En México, detalla el estudio, esta situación será aún más compleja, pues
la tasa de reemplazo será tres veces menor, ya que pasará de 99.8 a 26.6 por ciento de su último
salario, estima la OCDE.
Los mayores incrementos se registran en países que han vinculado la edad de jubilación con la
esperanza de vida, como Dinamarca, Italia, Países Bajos y la República Eslovaca; y en Turquía, donde
se inicia desde muy temprano. La brecha de género en la edad normal de jubilación, que existía en 18
países del grupo en 1940, se está eliminando, excepto en Colombia, Israel, Polonia y Suiza.
La investigación de la OCDE también menciona que entre estas generaciones de jóvenes se prevé que
la esperanza de vida al llegar a los 65 aumente seis años en promedio. También destaca que la
relación entre la duración de la vida laboral y el periodo de jubilación es, en esencia, una elección
política. De ahí la importancia de ayudar a mantener las tasas de reemplazo, a pesar del aumento de la
longevidad. El aumento legislado en la edad de jubilación es menor a lo necesario para estabilizar el
equilibrio entre los periodos de trabajo y jubilación.
De este modo, debido a que la edad de jubilación en México se ha mantenido estable en 65 años, el
periodo de vida que transcurra como jubilados va en aumento, desde el 29.3 por ciento para los
nacidos en 1940 hasta el 34.5 por ciento para los nacidos en 1996.
Se prevé que la proporción de adultos en edad de jubilación aumente en casi 10 por ciento entre los
grupos de 1940 y 1996. Esto significa que, para estabilizar esa participación en el nivel actual del
grupo de 1956, la edad normal de jubilación debería ser de 67.2 años en promedio para el grupo de
1996, frente a los 65.8 que establece la legislación vigente. Austria, Bélgica, Chile, Alemania,
Luxemburgo, Polonia y Eslovenia tienen los mayores aumentos en la proporción de tiempo dedicado
a la jubilación.
El documento reporta asimismo que se prevé que las tasas brutas de reemplazo a la edad normal de
jubilación disminuyan en 21 países de la OCDE y aumenten en 10 de ellos. Las tasas promedio de
reemplazo caerán seis puntos porcentuales, lo que implica que las pensiones de los trabajadores de
carrera completa nacidos en 1996 serán 10 por ciento más bajas en relación con sus salarios
anteriores que las de los trabajadores nacidos en 1940. Hay una convergencia en las tasas de
reemplazo, con diferencias entre países respecto a estas dos generaciones.
Las tasas de reemplazo disminuirán sustancialmente en países que tuvieron un nivel alto para los
grupos de 1940, como México y Suecia; así como en España, donde, sin embargo, seguirán siendo
relativamente altas.