La crisis pensionaria que vive México en la actualidad está sobrediagnosticada. Esta situación requiere soluciones drásticas e inmediatas que permitan que el enorme porcentaje de personas de la tercera y cuarta edad cuente con los recursos económicos suficientes para hacer frente al último tramo de su vida en condiciones decorosas.
A juicio de Abraham Vela Dib, presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), se debe avanzar de forma firme y sin titubeos hacia una reforma de pensiones que como nunca antes es urgente, necesaria e impostergable; todo ello con el objetivo de evitar que México en el futuro se convierta en un país habitado por viejos pobres y enfermos.
En entrevista con Revista Mexicana de Seguros y Fianzas, Vela Dib describe las principales acciones que pretende impulsar la Administración Federal para lograr un cambio trascendental en el sistema pensionario, una medida que, según dijo, va más allá de lo político y lo financiero y que se perfila como un acto de justicia social.
El presidente de la Consar descarta la posibilidad de que se aumente la edad de jubilación y afirma que los cambios que experimenta actualmente el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) y las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) se realizan en aras de mejorar los rendimientos que obtienen sus beneficiarios.
A continuación, los pasajes más importantes de nuestra conversación con Abraham Vela Dib y sus propuestas para enderezar el rumbo de las pensiones y fortalecer las plataformas de ahorro existentes en el país.
A más de dos décadas de la reforma pensionaria, ¿cuál es su evaluación del SAR?
Desde mi punto de vista, el SAR es el modelo de ahorro pensionario que le conviene a México. El hecho de que cada trabajador pueda tener una cuenta individual es muy ventajoso, puesto que el sistema le brinda al ahorrador certidumbre jurídica y financiera de cara a su inevitable retiro.
En la Consar somos conscientes del enorme reto que enfrenta el país en materia de pensiones, sobre todo porque la intención de que a mitad de la actual Administración Federal se logre una reforma de largo alcance es real.
Conviene destacar que los detalles de esta reforma aún están por definirse. Todavía no hay certeza respecto a si este proyecto solamente se limitará al SAR o si irá incluso más allá de este régimen y se incorporarán otras plataformas pensionarias existentes en el país, concretamente en las que participan empresas y organismos públicos.
Creo que debemos avanzar en este último punto, considerando que se trata de regímenes de beneficio definido o de reparto que representan una carga importante para las arcas financieras del Estado. Además, no debemos perder de vista que, en algunos casos, estas plataformas ofrecen rendimientos extraordinariamente generosos que deben revisarse, porque los recursos federales son actualmente escasos.
Lo presentado hasta ahora tiene nuestra aprobación. Varios organismos dentro del gabinete estamos trabajando y analizando las opciones para instrumentar el plan que más le convenga al país. Por supuesto que es positivo que exista inquietud en la sociedad, ya que se trata de una reforma urgente, necesaria e impostergable que tiene como principal objetivo hacer justicia social, de manera que la calidad de vida y los ingresos de los adultos mayores sean dignos y suficientes.
Dicho esto, primero debemos apuntar a diseñar una reforma pensionaria financieramente sustentable para de una vez por todas conjurar el riesgo de convertirnos en un país de viejos enfermos y pobres.
Para alcanzar esta meta, es importante que las aportaciones se incrementen. Actualmente, en el SAR las aportaciones tripartitas ascienden a solo 6.5 por ciento. Entre tanto, en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), las contribuciones alcanzan 11.3 por ciento. En ambos casos, el rendimiento de los beneficios es muy bajo y está muy alejado del ideal; por esa razón, es imperativo que esos aportes se incrementen de forma radical, de tal manera que el mexicano de cualquier nivel socioeconómico realmente pueda aspirar a pensiones decentes.
No importa cuán altos sean los rendimientos de los ahorros ni cuán bajas sean las comisiones de las afores. Tampoco es relevante qué tan larga o prolongada pueda ser la edad de retiro del trabajador. Lo que realmente importa y dará resultados es que se alcance un aumento significativo de las aportaciones tripartitas; esto es, que beneficiarios, patrones (ya sean públicos o privados) y el Estado asumamos el compromiso de construir el sistema pensionario que necesita México. De lo contrario, las generaciones futuras tendrán pensiones modestas y estarán muy lejos de aspirar a una calidad de vida decente durante la vejez.
Por supuesto que debemos reconocer que se han logrado pequeñas victorias en sexenios anteriores en materia de jubilaciones, como fue la creación de la pensión universal para adultos mayores; a propósito de ello, el Gobierno Federal actual prevé, cuando las finanzas presupuestales lo permitan, incrementar dicho beneficio; aunque este proceso, debido a la coyuntura de austeridad y al compromiso asumido con las finanzas públicas sanas, puede tomar tiempo.
Se ha hablado mucho acerca de la intención de modificar el régimen de inversión de las afores. ¿Cuáles son los motivos más significativos de esta medida, que pretende mejorar los rendimientos que ofrecen dichas instituciones financieras?
Desde el comienzo de esta Administración Federal hemos dado pasos importantes. En primer lugar, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó la reforma a la Ley del SAR que, efectivamente, busca modificar el régimen de inversión de las afores. Esta iniciativa actualmente ya ha sido turnada al Senado para su aprobación.
Dentro de esta propuesta, fomentar el ahorro voluntario que realizan los trabajadores es un punto muy importante. En tal sentido, se buscará que ellos eleven el monto de la pensión a la que aspiran, por lo que el trabajador tendrá mayor libertad para hacer depósitos y retiros de los recursos que se depositen en su subcuenta de aportaciones voluntarias.
Mediante este modelo, el beneficiario podrá utilizar sus recursos para gestionar créditos de vivienda y automóvil. Además, se buscará que el trabajador tenga la posibilidad de afrontar imprevistos económicos con los recursos de su ahorro.
También se está trabajando para lograr una disminución considerable en el monto de comisiones que cobran las afores por operar. Al respecto, queremos avanzar hacia un cobro de 0.70 por ciento de los saldos que administran, lo que se traduce en una disminución de 28 puntos base del monto que actualmente cobran.
Con este cambio, en solo cinco años estaríamos ahorrándoles a los trabajadores, en cuanto a pago de comisiones de las afores, una suma equivalente a lo que se ahorró en los últimos 22 años. Evidentemente, esta modificación repercutirá en el nivel de ahorro de los contribuyentes, por lo que los rendimientos serán mayores y ellos podrán aspirar a acumular una pensión mucho mejor que la actual.
Por otro lado, se estima que en diciembre de este año las afores se cambien al nuevo régimen de inversiones, en el cual se sustituirán las sociedades de inversión de fondos para el retiro (Siefores) por fondos generacionales de retiro. Con esta propuesta se mejorarán las estrategias de inversión con una visión de largo plazo y con ello se incrementarán los rendimientos que se dan a los trabajadores que ahorran para su pensión.
La tasa de reemplazo de un trabajador, en particular en el SAR, oscila alrededor de 30 por ciento; no obstante, y por medio de este régimen de inversión, dicho índice se incrementará hasta 35 por ciento. Gracias a ello, y sin ningún aumento de las aportaciones tripartitas, los beneficiarios podrán conseguir una tasa de reemplazo mayor, lo que se traduce en una mejora del último sueldo que venían percibiendo durante su vida laboral activa.
A los ojos de la Administración Federal, ¿cuáles han sido los principales obstáculos para que los mexicanos alcancen pensiones adecuadas?
Es incuestionable que las aportaciones tripartitas, que son extraordinariamente bajas, han sido un freno para lograr que el mexicano tenga pensiones adecuadas. Si nos comparamos con otros países, el nivel alcanzado es pírrico, porque las aportaciones en el país ascienden a 6.5 por ciento del salario de cotización del trabajador. Lamentablemente, este salario de cotización en muchas ocasiones es menor que el sueldo que se percibe en realidad.
Pues bien, es importante trabajar en esquemas que promuevan de manera intensiva el ahorro voluntario. Debemos ir más allá e impulsar una agenda que mejore la educación financiera, que por cierto es nula en las aulas de todo nivel, especialmente en lo que respecta al ahorro para el retiro.
Todos los esfuerzos para mejorar el ahorro de los mexicanos suman a la meta común; sin embargo, no debemos perder de vista que el objetivo principal radica en elevar las aportaciones por medio de una reforma profunda al régimen de pensiones. En definitiva, las condiciones están dadas para que el país en general note un cambio significativo y se pueda revertir la crisis pensionaria de una vez por todas.
En México, seis de cada 10 personas están atrapadas en la economía informal. ¿Qué planes se deberían aplicar para que el sistema pensionario considere a este segmento de la población?
Sin duda, la economía informal es un desafío mayúsculo.
Creemos que es vital que el país alcance tasas de crecimiento económico y de generación de empleo que otorguen mayores oportunidades para quienes hoy en día se ganan la vida en el sector informal; queremos que estos trabajadores puedan gozar de los beneficios de la seguridad social en general. Esto va más allá de las pensiones, puesto que también incluye los temas de salud y vivienda, que evidentemente para ellos no aparecen en el horizonte por el hecho de pertenecer a la economía marginal.
Conseguir esta reivindicación es, sin duda alguna, una meta para obtener justicia social y minimizar la desigualdad en el país. Todos los mexicanos deben tener derecho a este tipo de oportunidades.
Por otro lado, es obligatorio crear incentivos que promuevan el ahorro voluntario. Estamos diseñando un modelo en el cual se vincule el consumo de cualquier persona, así pertenezca al sector informal, con esta práctica. Al instrumentar este programa, el beneficiario recibirá en su cuenta individual un porcentaje del monto consumido o pagado en un establecimiento afiliado a este esquema de ahorro.
¿En el curso de la transformación del sistema pensionario han considerado la opinión de especialistas en esta materia, como los actuarios?
En la Consar y en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) contamos con actuarios dedicados ciento por ciento a la tarea de alcanzar la gran reforma de pensiones. También existen reconocidos actuarios independientes que ahora están presentando propuestas de muchísimo valor. Estos especialistas han contado con el apoyo del Gobierno Federal y han recibido todos los datos para que, con base en análisis bajo distintos escenarios y características muy finas, se logre implantar el sistema pensionario que requiere México.
Organizaciones de profesionales de estas áreas, como el Colegio Nacional de Actuarios (Conac), históricamente han mostrado un interés muy marcado por sumarse a semejantes esfuerzos. Hoy no desean quedar al margen, y vemos con muy buenos ojos ese interés por lograr la reforma pensionaria que el país necesita de forma impostergable. Todo ello persigue el fin de evitar que el problema se eternice y simplemente se traspase de administración en administración, como hicieron gobiernos anteriores.
Con la modificación al SAR en 1997 se definió una tasa de aportación de 6.5 por ciento, y se esperaba aumentar dicho índice a 10.5 por ciento, como en Chile; no obstante, esto nunca pasó. Actualmente, la intención es llevar a cabo dicho aumento a un 13 o 15 por ciento del salario base de cotización, puesto que la historia demostró que la tasa de reemplazo definida en el país sudamericano no fue suficiente.
En cuanto a la edad de retiro, la Administración Federal no está considerando aumentarla. La razón es muy sencilla: en el mundo, la edad máxima para ser activo laboralmente es 65 años. Alterar ese orden de cosas es incorrecto.
La esperanza de vida en México ha aumentado radicalmente en los últimos años; a la vista de este cambio en la composición poblacional, se deben aumentar las aportaciones. ¿Para qué? Para que los beneficiarios puedan contar con un ahorro mayor durante la etapa de vejez, que hoy en día es mucho más extensa. Insisto en que solo con aportaciones cercanas a 13 o 15 por ciento del salario base de cotización se lograrán tasas de reemplazo dignas y holgadas.
Por supuesto que existe incertidumbre respecto a la fuente de donde manarán estos recursos. Todo dependerá de las negociaciones políticas que se logren. Me gustaría que el Gobierno Federal, patrones y trabajadores asuman esta responsabilidad, ya que, a final de cuentas, todos queremos pensiones dignas y suficientes, independientemente de nuestra posición social o laboral.
¿Qué deben esperar los mexicanos de estos cambios en el régimen pensionario?
Estamos frente a un momento crucial en la historia de México. Hay que trabajar para cerrar la brecha pensionaria entre las generaciones. Hoy en día tenemos un porcentaje de la población que goza de pensiones de gran magnitud; sin embargo, también existe un grupo de personas que solo aspiran al rendimiento del SAR.
Para revertir esta realidad, tenemos que lograr que el rendimiento del SAR se equipare con las pensiones que se otorgan bajo el régimen anterior.
Debemos construir las condiciones para que el mexicano finalmente confíe en que su retiro estará acompañado de una pensión digna y adecuada; por ese motivo tenemos que implantar una reforma que cumpla con las expectativas de todos.
La reforma integral de pensiones es una obligación que va más allá de lo financiero, puesto que se trata de un objetivo para lograr justicia social. Se trata, en conclusión, de un proyecto que debió ser atendido desde hace mucho tiempo por el Gobierno Federal, empresarios y trabajadores. Tenemos en las manos la posibilidad de saldar la deuda pendiente en cuanto a ahorro y retiro, darle vuelta a la página y ocuparnos de los otros grandes retos que tenemos por delante.