¿Qué onda con la obsidiana?

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La obsidiana es vidrio volcánico que se forma cuando hay un enfriamiento brusco de lava rica en óxido de silicio. No es un mineral, sino un mineraloide, ya que no tiene una composición química bien definida.

Puede ser transparente —cuando es muy delgada—, traslúcida, brillante y reflejante. Hay en tonalidades negras, grises, verdes, cafés, doradas, violetas, azuladas e inclusive café rojizas. Las coloraciones dependen de los minerales con los que está mezclada y de su proporción, y varían según el yacimiento. Entre las sustancias o minerales que pueden estar mezcladas con ella se encuentran el cuarzo, el magnesio y el hierro.

Muchos la relacionamos con los indígenas mexicanos, principalmente con los teotihuacanos, lo toltecas y los aztecas, que hacían con ella objeto utilitarios como puntas de flecha y de lanza, cuchillos, navajas, instrumentos quirúrgicos, macanas, hachas, espejos rúst cos, platos, vasijas e inclusive cetros. También elaboraban objetos artísticos o decorativos, como pequeñas esculturas, orejeras y cuentas para adornos. Inclusive se comercializaba, en bruto y procesada, a largas distancias.

Aunque tiene bastante dureza, es relativamente fácil de trabajar dada su fragilidad, empleando percusión directa —golpeándola con una piedra más dura, el «percusor», hasta que se fractura de manera controlada y produce trozos delgados y a lados llamados lascas—, con percusión indirecta —con «martillo y cincel» como los escultores— o aplicando presión lentamente. En algunos casos se utilizaban los tres métodos para la misma pieza y se pulía después en caso requerido.

Los indígenas creían que tenía cualidades mágicas y curativas. En la actualidad hay quien considera que, por su belleza y lo «profundo» de su color, evita los pensamientos negativos y sirve de protección, entre otras cosas. La totalmente negra, cuando se le da forma de espejo o de esfera, se emplea para la adivinación. También se utiliza en masajes, calentada o sin calentar, y se hacen souvenirs y piezas de joyería.

La palabra procede del latín obsianus lapis, «piedra de Obsius»; éste fue un centurión romano que la descubrió en Etiopía, hace siglos. En inglés y en alemán se dice obsidian, en francés obsidienne, en italiano ossidiana y en esperanto obsidiano.

La obsidiana no sólo existe en México —principalmente en la parte central del país—, sino también en otros lugares del mundo en donde hay o hubo actividad volcánica con lava llamada riolítica, la que contiene mucho sílice. Se ha encontrado en Argentina, Armenia, Australia, Canadá, Centroamérica, Chile, Escocia, ee. uu., Etiopía, Grecia, Italia, Japón y Kenia. También en Las Canarias, Nueva Zelanda, Perú, Rusia y Turquía, entre otros lugares. Es una piedra sin fronteras. 

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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