El Banco Mundial (BM) prevé una caída catastrófica para la economía de México luego de ajustar su pronóstico para este 2020, en el que señaló que el Producto Interno Bruto (PIB) del país registrará un descenso de hasta de 6 por ciento al cierre de este año.
Luego del anterior ajuste, el organismo financiero informó que habrá una tasa negativa de 4.6 por ciento para toda la región, en la que México presentará la citada caída del 6 por ciento. El Banco Mundial había estimado que nuestro país registraría un avance del 1.20 por ciento, esto hasta en enero de 2020 cuando la COVID-19 no se había propagado.
A través de una videoconferencia con medios internacionales, Martín Rama, economista en jefe para América Latina y El Caribe del BM, explicó que en general para toda la región será un año catastrófico debido a las abruptas caídas que registrarán las economías del continente durante este año, como consecuencia de la propagación de la COVID-19.
En cuanto a la región de América Latina, Rama estimó que tras el ajuste, habrá una tasa negativa de 4.6 por ciento, cuando había previsto un crecimiento de 1.8 por ciento. Además, aseguró que se espera que la economía de la zona regrese a la senda del crecimiento en 2021 con un avance de apenas 2.6 por ciento.
En su mensaje ante los medios, Martín Rama compartió además parte de las conclusiones del estudio La economía latinoamericana en los tiempos de Covid-19 (Coronavirus), desarrollado por el Banco Mundial, que en lo referente a nuestro país indica que el crecimiento económico se detuvo en 2019 cuando la expansión de la actividad económica se convirtió en una contracción marginal de -0.1 por ciento.
El crecimiento del consumo privado se redujo, continuó Martín Rama, ya que un cambio en las prioridades y programas del sector público condujo a una desaceleración del consumo del gobierno y una caída de la inversión pública. Además, apuntó, la incertidumbre en torno a la trayectoria de algunas políticas sectoriales, particularmente en el sector energético, desaceleró la inversión privada.
Asimismo, el déficit de la cuenta corriente se redujo significativamente en 2019 debido a la compresión de las importaciones y a las fuertes remesas.
El análisis compartido destacó que las presiones inflacionarias se mantuvieron moderadas a medida que la inflación general de los precios al consumidor convergia con la meta del 3.0 por ciento del Banco Central para fines de 2019. Con la desaceleración del crecimiento de los precios, el Banco Central redujo la tasa de política del 8.25 por ciento al 6.5 por ciento desde agosto de 2019 hasta marzo de 2020. La consolidación fiscal entre 2017-19 permitió la estabilización de la deuda pública. A pesar del estancamiento económico, tanto el crecimiento del ingreso laboral como la creación de empleo aumentaron en 2019, lo que, junto con las generosas transferencias sociales, ayudó a reducir la pobreza en 2019, sostuvo el diagnóstico del organismo.
Panorama
El reporte del Banco Mundial cita que se espera una contracción significativa de la economía para 2020 como resultado de la epidemia mundial de COVID-19.
También destaca que los componentes clave de la demanda agregada sufrirán caídas significativas. Las exportaciones más lentas solo se mitigarán en 2020 mediante una compresión de importación aún más aguda. Una recuperación en 2021 y 2022 en México se basará en la suposición de un rápido repunte en la economía estadounidense.
Además, el Banco Mundial espera que la adherencia a la prudencia fiscal general pueda continuar, a pesar de que se proyecta un deterioro del rendimiento de los ingresos en este año. Se prevé asimismo que los ingresos generales disminuyan, mientras que se espera un aumento marginal en el lado del gasto.
Riesgos y desafíos
El impacto de la crisis económica en el empleo y los ingresos laborales podría debilitar aún más la economía a través de un menor consumo, lo que dificultaría la recuperación, afirmó Martín Rama. En tal sentido, apuntó que las medidas para apoyar a los hogares pobres y vulnerables, así como a los trabajadores en los sectores formal e informal, requerirán importantes recursos fiscales, mientras que los programas para apoyar la liquidez en el sistema y la de las MIPYME también serán críticas.
“Si vemos hacia 2021, la recuperación puede ralentizarse si no se elimina la incertidumbre residual de la política sectorial que afecta la inversión privada. Una desaceleración más pronunciada de lo esperado en el crecimiento global y de los Estados Unidos representa un riesgo significativo a la baja para la perspectiva de una recuperación gradual del crecimiento y la estabilidad financiera”, concluyó Martín Rama.