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Por ahora, inviable asegurar daños por sargazo

El Asegurador

Hasta ahora no existe en el mundo una cobertura de seguros específica que cubra los daños ocasionados por la proliferación de la macroalga  conocida como sargazo.  La alternativa para controlarla o mitigar los daños que genera  tiene que ver más bien con estrategias de prevención y administración de riesgos, y no tanto con  una póliza de seguros como tal, señaló Alberto Estavillo Mayer, especialista en el aseguramiento de riesgos medioambientales, en entrevista con  El Asegurador. 

El problema de la invasión de playas por esta macroalga llamada sargazo  ha tenido en los últimos años ( y más en 2019) mucha exposición mediática. Estavillo Mayer explica que este organismo planctónico existe en el mar desde hace millones de años; pero ahora vemos  que su multiplicación acelerada, que se ha extendido a regiones atípicas, es consecuencia de los efectos del calentamiento global, del fenómeno de La Niña,  así como de diversas alteraciones ligadas a la crisis medioambiental que padece el planeta. Este problema ha modificado  las actividades humanas relacionadas principalmente con el turismo, la hotelería y la ecología en las playas de El Caribe  mexicano y en otras partes del mundo.

A pesar de que la industria aseguradora ha desarrollado coberturas para riesgos hidrometeorológicos,   como huracanes, inundaciones, incendios, entre otros, ninguna de ellas ha sido diseñada específicamente para cubrir los posibles daños que ocasione  la aparición de esta alga en las playas y centros de desarrollo turístico-empresarial.

El especialista en  aseguramiento de riesgos ambientales explicó que existen coberturas relacionadas con daños ecológicos,  pero éstas solo cobran efecto cuando se detecta la emisión de contaminantes o cuando se observan actividades generadas por un responsable bien determinado  que propicia perturbaciones en el medio ambiente. De esta manera, agregó, en los riesgos de referencia, lo que se ampara son los daños al medio ambiente provocados ya sea por una actividad económica o  por un actor perfectamente identificado como el causante del daño al ecosistema.

De otra manera, apuntó   Estavillo Mayer, es imposible, hasta ahora, adquirir una cobertura que   proteja, por ejemplo, contra los efectos del cambio climático. Eso no existe en la actualidad ni en el mercado asegurador local ni internacional, subrayó.

No obstante, agregó el entrevistado, lo que   podría existir, derivado indirectamente de las consecuencias de la invasión  de la macroalga, es lo que se llama pérdida contingente de interrupción de actividades, en virtud de la cual, como efecto  de la ocurrencia de un evento de esta naturaleza, se ve afectada la capacidad de producción de una empresa, en este caso los hoteles, por mencionar la industria más trastornada por este problema.

Esta obstrucción de las playas, que también constituye una forma grave de contaminación (puesto que el ácido sulfhídrico que despide el alga ahuyenta a los visitantes), es  una afectación equiparable a lo que se conoce como daños consecuenciales,   que originan en una empresa  la incapacidad de producir bienes o insumos   y, por lo tanto, de surtir a sus clientes de cierta  materia prima o de determinados servicios, algo que en el caso de la industria hotelera es clarísimo,   señaló Estavillo Mayer.

Así el ejemplo anterior sirve como una especie de ejercicio  hipotético para explorar la posibilidad de reclamar un daño como  consecuencia de un fenómeno de esta clase, producido por el calentamiento de los mares. Sólo se debe aclarar  que no hay antecedentes de una reclamación semejante, subrayó Estavillo Mayer.

Lo que es definitivo, reiteró el asegurador, es que en la actualidad no existe cobertura específica para asegurar los riesgos que acarrea este fenómeno de la naturaleza;  y, aunque se diga que todo se puede asegurar en este mundo si se lo relaciona con una prima, en este caso no hay que perder de vista que para que eso proceda debe haber un riesgo y un responsable claramente definido  como causante del daño. En este caso, el culpable es la naturaleza… ¿Qué podemos hacer ante eso?  

Quizá  haya quienes se pregunten: ¿por  qué no hay una cobertura contra daños producidos por la invasión de sargazo si la afectación es grave y creciente? Una   respuesta posible es: porque todavía no ha dañado económicamente lo suficiente, como ocurre con un terremoto o un huracán,   para despertar el interés de la industria aseguradora por crear una protección de esa índole; pero no hay que descartar que algún día surja una cobertura de daños ambientales que abarque al sargazo, nos explicó  Estavillo Mayer.

El especialista en riesgos ecológicos  dijo también que tales amenazas se tipifican en general como aquellos peligros por cuya materialización se finca  responsabilidad a alguien que causa un daño al medio ambiente, y ofreció el ejemplo siguiente: si un barco encallara en   un arrecife, ahí sí quedaría plenamente identificado el causante del daño al entorno (el barco); y, si este buque afectó además a la  estética de la playa o a otro bien que forme parte del ecosistema, todo está ligado e identificado; pero en el caso que nos ocupa lo que tenemos es la gran cantidad de  sargazo en las playas: no hay ni barco ni agente responsable directo de este daño.

“Ahora bien:  si sostuviéramos la teoría de que quien  ha propiciado el cambio climático es el ser humano, pues todos seríamos responsables de eso  y, por ende, de la multiplicación sin freno del sargazo. Por consiguiente, lo que procedería  es demandar a la humanidad por el ecocidio… Así de complejo es el tema. Ante ello, según mi apreciación,    el papel que debe desempeñar la industria aseguradora es fomentar la prevención y la administración de este  y otros riesgos de la naturaleza”.

Habría que pensar en  formas de impedir la llegada del sargazo a las playas mexicanas, quizá con barreras  o con buques que pudieran detener y limpiar el alga cuando aún está en el mar, o diseñando estrategias para utilizar el sargazo que ya llegó a la playa y sacarle provecho. 

Algunos científicos  ya están convirtiendo el sargazo  en materiales para la construcción, en fertilizantes y abono; lo que no se debe hacer es dejarlo ahí, en la playa o en el mar cercano a las costas,  porque es un producto que estuvo vivo y al descomponerse puede ocasionar daños de otro tipo, como afectaciones a la salud y destrucción de arrecifes de coral (el llamado síndrome blanco), explica Estavillo Mayer.      

Al hacer una analogía con la adquisición de  seguros cibernéticos, Estavillo Mayer indicó que en este  caso tener un duplicado de la información sensible de la organización resuelve de una manera más satisfactoria el problema ante un siniestro que recibir el dinero de la indemnización, puesto que   lo valioso para una empresa es su información, y no cuánto cuesta.

En el aspecto turístico ocurre algo semejante, dijo para finalizar el especialista, pues  es mucho más benéfico y ventajoso adoptar medidas de prevención y administración de riesgos que minimicen  o eviten el grave riesgo de que los usuarios de los servicios ya no regresen que quedarse de brazos cruzados    y pagar las consecuencias de una afectación tan seria. “Actualmente, este problema ecológico no tiene otra salida más que lo que ya hemos propuesto:  la prevención y administración de riesgos”.  

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