La pobreza acorta la vida de muchos seres humanos. Por si esto fuera poco, las estadísticas confirman que las personas que pertenecen a las capas poblacionales más desfavorecidas corren mayores probabilidades de desarrollar enfermedades crónico-degenerativas, como diabetes, hipertensión y asma, declaró Todor Penev, vicepresidente senior de Análisis de Salud de AON.
En un comunicado de prensa, el vicepresidente senior de Análisis de Salud de AON señaló asimismo que según estimaciones de la firma que representa, la fuerza laboral que vive en zonas en la que impera la pobreza a menudo subutilizan servicios médicos de alto valor como la atención preventiva, los programas que benefician la salud mental y las jornadas de vacunación.
Desde el punto de vista de Penev, es apremiante que el sector asegurador ayude a los empleadores a identificar rápidamente los riesgos de salud que asolan a su fuerza laboral en función de la demografía; de manera que recomienden estrategias, reduzcan riesgos y diseñen programas de prevención integral, esquema que, sostuvo, permitirá al seguro abordar las necesidades de salud no satisfechas de estratos poblacionales específicos.
Por su parte, Shelly MacConnell, vicepresidenta de Soluciones de Salud de AON, reconoció que ciertos grupos de personas experimentan sistemáticamente mayores obstáculos para lograr una vida saludable. Por ese motivo, concluyó, es prioritario que el sector asegurador responda a los requerimientos de dichos grupos etarios, de modo que ayude a crear una fuerza laboral más resiliente.