En 2023, los daños asegurados por catástrofes naturales a nivel mundial superaron los 100,000 millones de dólares por cuarto año consecutivo, ajustados a la inflación, a la vez que las pérdidas económicas totales superaron los 350,000 millones de dólares, destacó el informe “Revisión de Catástrofes Naturales”, elaborado por WTW de forma bianual y que analiza el segundo semestre del 2023, con perspectiva al 2024.
El reporte subraya que fenómenos naturales como tormentas severas en Estados Unidos y Europa;
granizos gigantes en Italia; huracanes como Idalia y Otis, en México; y sequía en el Canal de Panamá han ocasionado pérdidas económicas cuantiosas.
Entre las catástrofes naturales más destacadas en 2023, el reporte cita de enero a diciembre, las tormentas severas convectivas en Estados Unidos; en julio, el granizo gigante en Italia; el agosto, el huracán Idalia y las inundaciones en Eslovenia; en octubre, el huracán Otis en México; y de mayo a diciembre, la sequía en el Canal de Panamá.
En cuanto al fenómeno de El Niño, los expertos de WTW prevén que continúe todo 2024, con implicaciones en los patrones meteorológicos globales, centrándose en la producción de energías renovables. Este fenómeno puede alterar significativamente las precipitaciones, provocar sequías o inundaciones, afectando la disponibilidad de agua.
Al mismo tiempo, el comunicado de WTW señala que las fuentes renovables pueden verse afectadas. Por ejemplo, mencionan, los cambios en los patrones climáticos podrían reducir la energía eólica en algunas partes del mundo, es por ello que reconocer y adaptarse a estos cambios es crucial para una gestión de los recursos hídricos, además de garantizar la producción de energía renovable durante la influencia de El Niño.
¿Es la rápida intensificación, una nueva tendencia climática?
De acuerdo con el informe, existe una pregunta clave que surge de los acontecimientos de 2023 y es si hay una tendencia emergente de que los ciclones experimenten una rápida intensificación.
Los estudios sugieren que el número de ciclones tropicales que está experimentando una rápida intensificación está aumentando y la tasa de intensificación en sí está creciendo, particularmente para los episodios más extremos.
En el caso del huracán Otis, en México, por ejemplo, ¿qué provocó la rápida intensificación tan devastadora, fue la proximidad de la tormenta hacia la costa y su inminente llegada a tierra? Aunque sorprendió a los pronosticadores, no es un caso aislado. La evidencia apunta cada vez más hacia una contribución significativa de la actividad humana.
Con temperaturas globales aumentando en las próximas décadas, los especialistas de WTW alertan que probablemente se verán más temporadas como la del 2023, marcadas por una alta proporción de tormentas que se intensifican rápidamente, por lo que se necesitan urgentemente estrategias de preparación para mitigar los impactos de tales fenómenos impredecibles y tormentas devastadoras.
“Más allá de los daños económicos, las numerosas catástrofes de 2023 pusieron de relieve la necesidad de un enfoque proactivo de identificación, mitigación y adaptación a los riesgos. En un mundo cada vez más marcado por el envejecimiento de las infraestructuras, el cambio climático y el crecimiento urbano en zonas propensas al riesgo, actualmente nos enfrentamos a catástrofes que hace unas décadas no se preveían o se consideraban improbables”, advierten.
Y concluyen que: “Esta situación cambiante exige un giro, no sólo de reconocer, sino prepararse activamente para una gama más amplia de riesgos, algunos de los cuales podrían haber sido anteriormente descartados o infravalorados y una forma en que los gestores de riesgos pueden afrontar este reto es examinar cómo los acontecimientos históricos podrían haber resultado peores, lo que también se conoce como análisis contrafactual”.