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- El sector asegurador y los asegurados tendrían que abrirse a la comprensión
- Bien, que las autoridades las pongan sobre la mesa para llamar la atención
- CNSF incluyó los temas en Seminario Internacional de noviembre 2017
Por: Carlos Molinar Berumen
carlos@molinar.com
En noviembre de 2017, la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF) organizó su tradicional seminario internacional en Ciudad de México. A manera de panel, se tocaron temas con expositores diferentes:, algunos invitados internacionales y otros locales, destacando claramente dos exposiciones: una, en la parte de Pensiones, de Juan Ignacio Gil Antón, quien con claridad, sencillez y objetividad presentó un panorama realista del tema que no es nada halagador y que pone al descubierto una problemática urgente de atender, que no se ve nada fácil de resolver dadas las múltiples aristas que contiene. Otra, sobre los seguros de Salud, de Eduardo Lara di Lauro, quien habló de que llevamos muchos años sin solucionar algunos temas urgentes en este ámbito, advirtiendo que, de no aplicarnos a resolverlos, vendrá alguien de fuera a hacer la disrupción y a romper los paradigmas que como aseguradores no hemos logrado superar.
EL PANORAMA EN PENSIONES
Clemente Cabello comenzó señalando que la presencia hoy de una pirámide invertida revela claramente que ya no alcanzan las inyecciones de dinero que aporta la gente activa para sostener la cantidad de dinero que requiere el sistema de pensiones de las personas que han alcanzado ya la edad de pensionarse.
Es un hecho que la expectativa de vida cada día mayor nos hará vivir más años pensionados, ya que la edad de pensión se mantiene igual; por lo tanto, la cantidad ahorrada requerida tendría que ampliarse de manera importante. Hoy la gente no ahorra lo suficiente, y se ve verdaderamente difícil que ahorre para lograr una pensión digna durante toda su vida.
Gil Antón hacía una cuenta muy simple: si empezara a trabajar a los 25 años y trabajara 40, habiendo ahorrado 25 por ciento de lo que gano tendría para vivir 10 años; entonces viene la pregunta: ¿y los 10 restantes? De entrada, cabe observarlo, nadie ahorra el 25 por ciento de su ingreso durante toda su vida activa, y eso hace más grave el problema para acceder a una pensión digna.
Debido a lo anterior, una primera urgencia radica en concientizar a la población acerca de la imperiosa necesidad de ahorrar para el futuro, una situación que, especialmente en el caso de la generación de millenial, se ve por demás complicada.
En adición a lo anterior, el sistema de pensiones está basado en la economía formal, y la cantidad de gente que se mantiene en la informalidad es enorme, y va en aumento. Así es: ésta no está incluida en el panorama del sistema de pensiones de México. Y la pregunta es: ¿qué vamos a hacer en el futuro con tantos viejos sin ingresos y sin una pensión, por haber estado toda su vida en la informalidad?
Otro problema enorme es que pareciera que en algunas instituciones públicas no son conscientes de esta realidad y manejan una política para la pensión de sus empleados que es, a todas luces, insostenible, como el hecho de que algunas personas se jubilen con el 100 por ciento de su salario y que en otros casos tengan el derecho de jubilarse a edades de 50 años o por completar un mandato de pocos años, como ocurre con algunos funcionarios públicos.
Todo esto golpea fuerte al sistema, de manera que, como se dice coloquialmente en México, de por sí no éramos pocos, y parió la abuela.
Gil Antón comentó algunas acciones que podrían aplicarse con resultados favorables: políticas públicas que fomenten el ahorro para todo tipo de personas, esquemas de ahorro obligatorio más realistas, promoción de planes privados de pensiones en las empresas, combate a la informalidad; y quizá, si es necesario, aumentar la edad de retiro.
Gil Antón instó a la audiencia a pensar y actuar de inmediato, buscando soluciones para que en unos años México no sea un país de ancianos enfermos pobres, y no heredemos a nuestros hijos y nietos una carga muy difícil de enfrentar.
Guillermo Larrain, especialista chileno y participante en el panel correspondiente, comentó -además de coincidir con lo manifestado por Gil Antón-, que es un problema no sólo de México, sino que le calza perfectamente a muchos países, incluso a Chile, pionero en el tema de pensiones en Latinoamérica.
Larrain expresó un concepto que yo no había escuchado: “la cuarta edad”, refiriéndose a la edad excedente a la calculada en la expectativa de vida de los programas actuales, ya que es un hecho que hoy la gente vive más de lo que se pensó como expectativa de vida en los sistemas de pensiones actuales.
Es un hecho que el mundo tiene grandes avances en la medicina y gasta miles de millones de dólares para extenderle la vida unos cuantos días a la gente. La pregunta es: ¿vale la pena? Sobre todo porque habría que cuestionarse en qué condiciones se está prolongando la vida de esas personas.
Larrain coincidió en que el sistema actual no es económicamente viable; en que se requieren incrementos sistemáticos de las reservas de las compañías de seguros. Es necesario operar un seguro de la cuarta edad que cubra ese excedente de años que está viviendo la gente por rebasar la expectativa de vida calculada en los sistemas actuales.
En adición, el especialista chileno comentó que ni siquiera el reaseguro es una solución a este problema, ya que no es como en algunos riesgos de Daños -por ejemplo el de terremoto o huracán-, en los que los fenómenos se presentan esporádicamente y en diferentes lugares. Aquí se habla de un riesgo que es similar y con la misma problemática en todo el mundo.
Los seguros de salud
En lo que se refiere a los seguros de Salud, la exposición más destacada sin duda fue la de Eduardo Lara di Lauro, quien habló de que llevamos muchos años sin resolver algunos temas urgentes en los seguros de Salud. Di Lauro advirtió que o nos aplicamos a darles solución o alguien de fuera vendrá a hacer la disrupción y a romper los paradigmas que como aseguradores no hemos logrado abandonar.
Mencionó que nosotros, como aseguradores, tenemos que cuestionarnos: ¿qué queremos que suceda y qué no queremos? Fue claro al mencionar que nos preocupamos por cantidad y no por calidad, precisando que tenemos problemas comunes, como acceso al seguro, calidad en los productos y servicios, financiamiento y control de costos, todo lo cual presenta un panorama similar en los diversos mercados.
Desde su perspectiva, existen soluciones de acuerdo con ciertas tendencias; por ejemplo la creación de hospitales pequeños de especialidad.
Di Lauro mencionó que como asegurador básico es muy rentable sustentarse en productos indemnizatorios, pero el reto es tener un enfoque mayor en la prevención, así como resolver la problemática de haber pasado de preocuparse por la calidad a preocuparse por la cantidad, destacando que los sistemas del seguro de Salud, que son similares en todo el mundo, llevan más de 40 años de haberse creado, y se requieren cambios de paradigmas, porque los actuales está totalmente rebasados.
Como ejemplo de los paradigmas utilizados de manera similar en los diversos mercados expuso los siguientes:
- Incremento de financiamiento (alza constante de primas).
- Control de los beneficios.
- Aumento de la participación del asegurado (coaseguros y deducibles).
- Control de los precios y medición de los costos y desempeño de los servicios.
Sin embargo, el acelerado ritmo del cambio es hoy una constante. Un comparativo desvela claramente cómo la velocidad es hoy un factor por considerarse: la humanidad tardó 1,800 años para llegar a los 1,000 millones de habitantes; hoy en día sumar otros 1,000 millones requiere solo 12 años; la radio tardó 38 años para llegar a 50 millones de usuarios; la televisión, solo 13; el internet, solamente 4; el IPod, 3; y Facebook, nada más dos años.
En su opinión, a la industria de los seguros de Salud habría que añadirle la llamada “Rima de las revoluciones”, que incluye el estudio de los genomas de los organismos y de las proteínas; el uso integrado de telecomunicaciones e informática; la robótica, el estudio de la nanoescala, la endoscopía, etcétera.
En cuanto al financiamiento, Lara di Lauro mencionó las diferencias que se registran entre países pobres y ricos, tanto en la parte de la salud pública como en la privada. Comentó que es muy importante alinear los objetivos porque un gasto alto en salud no significa necesariamente prolongar la esperanza de vida, y mucho menos en mejores condiciones.
En cuanto a la gestión de servicios y enfermedad, el especialista en Salud señaló que el reto para todos los países es enorme, porque cada vez hay más viejos sanos que viven más y cada vez hay más enfermedades crónicas en el mundo.
El especialista de RGA indicó que en el futuro la atención hospitalaria se hará obsoleta, y los cuidados en el hogar serán cada vez más necesarios.
Lara di Lauro citó también algunos hechos que estresan aún más el sistema, de por sí gastado: el envejecimiento es irreversible, las enfermedades crónicas van en aumento, los estilos de vida están cambiando (así como los costos), los requerimientos de los pacientes ante médicos y hospitales se incrementan cada día, y los mayores incentivos en el sistema son para curar enfermedades, no para prevenirlas.
Luego señaló algunos de los caminos que podrían seguirse hacia el paradigma que demanda este renglón ahora y probablemente en un futuro: invertir en verdaderos sistemas de información confiables que permitan comparar los resultados con mejores prácticas; pago a los médicos por desempeño; registro de datos no sólo cuando el asegurado está enfermo; cambiar el rol de pagador a uno que en verdad genere valor en la cadena de seguros de Salud; aprovechar las nuevas tecnologías (videoconsultas, manejo de crónicos y sistemas de bienestar-prevención).
Ricardo Cazares coincidió con la visión de Lara di Lauro y apuntó algunos aspectos especiales, como la necesidad de cubrir los huecos de las pólizas, colas, periodos no cubiertos, pagos complementarios, etcétera. Señaló también, aparte de los que remarcó Lara di Lauro, algunos aspectos que se deben mejorar, como beneficios fiscales, productos mixtos que incluyan ahorro, promoción de sistemas de ahorro a largo plazo, sistemas de puntos por prevención…
En resumen, considero que la autoridad tiene razón en estar preocupada por ambos problemas: Pensiones y seguros de Salud, y que más lo deberíamos estar aseguradores y asegurados, ya que el panorama se ve muy obscuro, tanto que puede ser catastrófico, a lo que habría que añadir un factor: que las nuevas generaciones son menos conscientes de la problemática.
Sí, suena natural: si el mercado de seguros no cambia de inmediato la situación, vendrá desde fuera algún disruptor y lo hará por nosotros.