De acuerdo con el estudio Panorama de las Pensiones 2021, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los mexicanos que actualmente están jubilados no resultaron afectados por la pandemia de COVID-19, sin embargo, los ingresos de los futuros pensionados de nuestro país sufrirán las repercusiones de la crisis que experimenta en la actualidad el mercado laboral.
El análisis del organismo detalla también que el exceso de mortalidad debido a la COVID-19 es mayor en México que en ningún otro país de la OCDE, ya que entre enero de 2020 y agosto de 2021 se registró un 55 por ciento más de muertes de lo esperado, casi cinco veces el promedio de las naciones que pertenecen a la organización.
Las tasas de pobreza en la vejez y la profundidad de la pobreza son elevadas
La investigación destaca que, antes de la pandemia, los jubilados tenían un ingreso promedio equivalente al 92 por ciento del recibido por la población total, en comparación con el 88 por ciento promedio de la OCDE. Sin embargo, para la población en su conjunto, la desigualdad de ingresos es una de las más altas de los países de la región, sobre todo en el caso de las personas mayores de 65 años, con un coeficiente de Gini de 0.473, comparado con el 0.309 promedio de la OCDE.
Asimismo, la tasa relativa de pobreza de ingresos de las personas mayores es muy alta en México: 31 por ciento de quienes tienen 75 años o más (en su gran mayoría mujeres) tienen ingresos por debajo de la mitad del promedio, en comparación con la media de 11 por ciento de la OCDE.
Además, en México, el ingreso promedio de los mayores de 66 años en relativa pobreza es muy bajo: alrededor del 40 por ciento menor que el umbral de pobreza relativa. Se trata de la mayor profundidad de pobreza en los países de la OCDE.
“Si bien la población de México está envejeciendo, el alcance de los cambios demográficos se ha quedado tres décadas atrás en relación con el promedio de la OCDE. Dado que las pensiones con prestaciones de contribución definida son financiadas, al anualizarse, los niveles se ajustan automáticamente a la esperanza de vida, pero en lo que toca a la parte no anualizada, los riesgos de longevidad se transfieren a las personas. Solo quienes no cuentan con las semanas de servicio requeridas para obtener una pensión financiada pueden retirar sus activos en forma de pago único”, revela el estudio.