Si bien los episodios pandémicos recientes han sido fatales, las tasas de mortalidad de estos brotes en comparación a crisis sanitarias del pasado son menores, como consecuencia de los avances de la medicina y el desarrollo de la infraestructura sanitaria; sin embargo, los números cuentan que en los últimos 100 años, el orbe ha enfrentado un total de nueve pandemias históricas, que en algunos de los casos han consumido hasta 17 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de los países afectados, afirma Marsh & McLennan, firma de seguros y gestión de riesgo.
Las reflexiones de la compañía forman parte de su investigación denominada Preparación ante pandemias: estrategias de mitigación y financiación de riesgos, en la que se detalla asimismo que los eventos pandémicos no solo cobran decenas de millones de vidas, sino también causan estragos en las empresas y daños considerables a las economías nacionales.
De acuerdo con Marsh & McLennan, las pandemias de la influenza A (originada por el virus subtipo H1N1) y el Zika en la última década, así como la actual expansión de la COVID-19, son un crudo recordatorio de los peligros que representan las enfermedades de rápida propagación.
La investigación alerta que la pandemia mundial de 1918, conocida en la historia como la Gripe española, infectó a una cantidad estimada de 500 millones de personas y mató a unos 100 millones de seres humanos. Dicho evento sanitario, agrega, ocasionó que el PIB de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá se contrajera 11 por ciento, 17 por ciento y 15 por ciento, respectivamente.
Daños por todos los frentes
Marsh & McLennan señala que cuando la confianza pública se ve mermada por una crisis de salud pública, los efectos pueden hacerse sentir en el resultado de las empresas. Al respecto, alerta que los riesgos pueden ser particularmente agudos para las organizaciones que pertenecen a industrias como la venta minorista, la hospitalidad, el entretenimiento y las aerolíneas.
El diagnóstico precisa que los prestadores de atención sanitaria son otro de los segmentos que más sufren los embates de coyunturas como la irrupción de la COVID-19, ya que pueden enfrentar la sobrecarga de pacientes y la enfermedad de su personal, una situación que puede tener un efecto negativo sobre la prestación del servicio en los momentos críticos.
Marsh & McLennan apunta que la preparación institucional para manejar el brote de una enfermedad debe incluir una respuesta a emergencias, un plan de continuidad del negocio y el manejo de la crisis por medio del buen uso de la comunicación; de ahí que la firma comparta una serie de preguntas que las empresas deberían cuestionarse, de tal manera que puedan ser resilientes frente a eventos como la actual pandemia de SARS-CoV-2:
- ¿Qué productos y/o servicios son los más valiosos y cómo se verían afectados los ingresos de la organización por el brote de una enfermedad?
- ¿Funcionarán sus planes en caso de cierre de fronteras, restricciones para viajar y reducción de las exportaciones de determinados productos básicos?
- ¿Qué sucede si se pierden personas importantes o si se ve obligado a tener empleados trabajando en ubicaciones remotas por un largo período de tiempo?
- ¿El miedo a la infección afectará a la base principal de clientes?
- ¿Cómo debería ser la relación con las entidades de gobierno y salud pública?
- ¿A quién debería incluir en sus iniciativas de respuesta?
- ¿Cómo puede posicionar a la organización para responder de forma positiva la crisis sanitaria?