La pandemia que desencadenó la incontrolable propagación de la COVID-19 orillo a que 41 millones de personas perdieran su empleo en América Latina, situación que sacó a la luz la fragilidad de los sistemas de pensiones en esta región, debido a que dicha coyuntura provocará un incuestionable retroceso en lo que se refiere a las aportaciones monetarias que los empleados formales realizan en sus cuentas individuales de ahorros, alertó la Organización Internacional del Trabajo.
El organismo recuerda que en las cuentas individuales que cimientan la operación de gran parte de los sistemas pensionarios de América Latina, se depositan aportes monetarios que se acumulan mensualmente y que aumentan, derivado de la rentabilidad de los portafolios de bajo o alto riesgo.
A pesar de lo anterior, la OIT advirtió que la falta de contribuciones a causa de la pulverización de millones de plazas de empleo en los países de América no solo afectará el balance final de la pensión que recibirán los beneficiarios de esta clase de plataformas pensionarias, sino también modificará drásticamente el fondo estatal asociado a las jubilaciones disponible para el futuro.
Por último, la OIT recuerda que en América Latina tan solo 17 por ciento de todo el universo de la fuerza laboral cesante cuenta con un seguro de Desempleo.