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Pandemia puede aumentar muertes infantiles prevenibles

El Asegurador

La aparición de la COVID-19 puede deshacer décadas de progreso, en materia de muertes infantiles prevenibles, advirtió Henrietta Fore, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

La funcionaria declaró asimismo que, de acuerdo a las previsiones de mortandad publicadas por la Unicef, la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial, la comunidad internacional registró importantes avances durante los últimos 30 años, en lo que se refiere a la disminución de la mortandad infantil. Al respecto, explicó que en 1990, un total de 12.5 millones de personas menores de edad perdían la vida a edad temprana; mientras que al cierre de 2020, 5.2 millones de individuos pertenecientes a este grupo etario fallecían durante sus primeros años de vida.

Fore afirmó que “cuando se impide a los niños el acceso a los servicios de salud por sobrecarga del sistema, y cuando las mujeres tienen miedo de dar a luz en el hospital por temor a la infección, ellas también pueden convertirse en víctimas de COVID-19. Si no se realizan inversiones urgentes para reactivar los sistemas y servicios de salud interrumpidos, millones de niños menores de cinco años, especialmente recién nacidos, podrían morir”.

Henrietta Fore añadió que durante los últimos 30 años los sistemas preventivos de salud de los menores jugaron un papel destacado al salvar millones de vidas de bebés prematuros, con bajo peso al nacer, afectados por complicaciones durante el parto, sepsis neonatal, neumonía, diarrea y paludismo, además de vacunarlos contra las enfermedades prevenibles.

Pero la llegada del coronavirus, dijo la funcionaria de la Unicef, ha invertido por completo esta situación y en múltiples países se están produciendo interrupciones en los reconocimientos médicos, las vacunaciones y la atención pre y postnatal, debido a las limitaciones de recursos y a la preocupación general a la hora de recurrir a los servicios de salud por el temor a contraer la COVID-19.

En tal sentido, Fore destacó que así lo corroboró un estudio conducido este verano por Unicef en 77 naciones, en el que se comprobó que casi 68 por ciento de los países reportaron alguna interrupción de los controles sanitarios de los niños y de los servicios de inmunización; 63 por ciento notificaron alteraciones en los exámenes prenatales y 59 por ciento en la atención postnatal. Por último, Fore señaló que entre las respuestas más comunes a las interrupciones de los servicios de salud que arrojó la consulta destaca el temor de los padres a infectarse en las dependencias de sanidad; las restricciones de transporte; la suspensión o el cierre de los servicios e instalaciones; el menor número de trabajadores sanitarios debido a los cambios o el temor a la infección por la escasez de equipo de protección personal, como máscaras y guantes.

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