¿Se debe olvidar?
¿Se puede olvidar?
¿Se llega a olvidar?
¿Es deseable olvidar?
Siendo muy joven, escuché esta frase: “Quien no recuerda su pasado, está condenado a repetirlo…”.
El poder olvidar es una pincelada de misericordia de Dios para el ser humano…
Un viejo amigo me decía: “Si el ser humano no olvidara, se volvería loco…”.
Olvidar, junto con el tiempo, extiende un velo de misericordia hacia los hechos dolorosos, y a los hechos placenteros los sitúa en su justa dimensión.
Para el ser humano con anhelos de superación, el olvido es un sentimiento necesario para alcanzar metas más elevadas.
Dios, en su grandeza, no olvida porque perdona, y mientras dura la vida ofrece siempre otra oportunidad.
Olvidemos, para bien de nuestra salud física y mental.
Pero recordemos siempre, para no volver a tropezar…