Si México desea construir un sistema pensionario más fuerte e incluyente, será necesario que disminuyan los niveles de informalidad, que aumenten al triple las contribuciones de los trabajadores y que se prolongue la edad de retiro. De lo contrario, a partir de 2030 los primeros jubilados de la denominada generación de transición obtendrán pensiones muy precarias.
José Ángel Gurría Treviño, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), expresó lo anterior durante la presentación del informe denominado Estudio económico de México. En tal evento, señaló que el problema pensionario en México es aritmético, puesto que, si solo se contribuye con el 6.5 por ciento del salario, la pensión del beneficiario cubrirá únicamente 25 por ciento de su último sueldo, aun suponiendo que el trabajador pagó su contribución completa durante toda su etapa productiva.
Gurría Treviño dijo que una de las grandes debilidades que tiene el sistema pensionario mexicano estriba en los altos niveles de informalidad laboral existentes en el país, ya que 60 por ciento de la población trabajadora está en esa anómala condición. “Los trabajadores informales no tienen seguridad social, no cotizan para una pensión y no tienen derecho a licencia por maternidad o paternidad”, recordó el funcionario a su auditorio.
El secretario general de la OCDE destacó que para revertir la crisis pensionaria que se avecina en México es imperativo que se realice en una fecha predeterminada la transición hacia un sistema de contribuciones definidas. Más aún, agregó, se debe acortar el periodo mínimo de contribución requerido que da derecho a calificar para una pensión, de manera que se incrementen los incentivos para la formalización del trabajo.
Salud, solo para ricos
El funcionario del organismo internacional advirtió que México enfrenta retos considerables en materia de salud, lo que representa un obstáculo para el desarrollo. Al respecto, indicó que el país tiene uno de los peores desempeños entre los integrantes de la OCDE en cuanto a cobertura sanitaria, esperanza de vida, mortalidad por enfermedades cardiovasculares, obesidad y diabetes infantil. Precisó que el reducido gasto público en salud y el elevado gasto de bolsillo per cápita provocan una brecha muy dilatada de desigualdad en lo que se refiere al acceso a servicios médicos de calidad.
“A pesar de los avances, el sistema sigue estando sumamente fragmentado, con un gasto concentrado en los estados más ricos y las zonas urbanas”, subrayó Gurría Treviño.
Durante su alocución, el también secretario de Relaciones Exteriores durante el gobierno zedillista se refirió a la participación laboral de las mujeres en el sistema productivo del país. Reconoció que el papel de la mujer en esta esfera social ha aumentado sustantivamente en los últimos años, pues su presencia pasó de 36 por ciento en 1990 a 47 por ciento en 2017; sin embargo, afirmó que su inclusión sigue siendo la segunda más baja de la OCDE, y es significativamente menor que la de los hombres, que asciende a 82 por ciento.
Por último, el secretario general de la OCDE afirmó que es urgente que en México se mejore la calidad de las instituciones y se fortalezca el estado de derecho. Además, consideró vital mantener la estabilidad macroeconómica para garantizar un terreno sólido sobre el cual los hogares y las empresas puedan erigir decisiones de largo plazo y alcancen un crecimiento incluyente y sustentable.
“México enfrenta grandes desafíos estructurales. Para resolverlos, habrá que seguir diseñando e implementando reformas de fondo. Incluso se tendrá que seguir enfrentando a los poderes fácticos y se deberá mejorar y fortalecer la calidad de la administración pública. Redoblar esfuerzos para combatir la corrupción y promover el estado de derecho no es una opción entre muchas otras vías; es la obligación básica impostergable,” concluyó Gurría Treviño.