De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), nueve de cada 10 siniestros catastróficos pagados por el sector asegurador son por fenómenos relacionados al cambio climático, entre ellos las inundaciones. De ahí la importancia de anticiparse ante este tipo de emergencias y blindarse financieramente al invertir en una seguro para Hogar que incluya cobertura para fenómenos hidrometeorológicos como inundaciones, huracanes, avalanchas, granizo y heladas, entre otros.
Y es que, de acuerdo con un comunicado emitido por Zurich México, los fenómenos hidrometeorológicos como las inundaciones afectan a más personas globalmente que cualquier otra amenaza natural y causan algunas de las pérdidas económicas, sociales y humanitarias más grandes. La información añade que, por sus características geográficas, México es un país propenso a experimentar estos eventos, a tal grado que el Centro Nacional de Prevención de Desastres estimó que, en 2020, los efectos socioeconómicos por dichos fenómenos fueron de aproximadamente 83 por ciento del costo total de los desastres en el país.
La aseguradora especialista en gestión y prevención de riesgos, agregó también que, dado que estos eventos ocurren más en el periodo de mayo a noviembre y son cada vez más frecuentes e intensos como consecuencia del cambio climático, recomienda los siguientes puntos para que las personas puedan vivir más seguras y tranquilas al saber que su hogar está protegido:
1. Prevenir las inundaciones en las calles. No tirar basura en ellas y retirar la que veamos de coladeras, entradas y azoteas; reciclar, separar y depositar los residuos, especialmente aquellos como colillas de cigarro, en contenedores especiales o llevarlos a un centro de recolección; reducir el uso de bolsas de plástico; mantener limpios los desagües y alcantarillas de las calles; y no arrojar al drenaje grasas ni aceite de auto.
2. Dar mantenimiento constante al hogar. Mantener nuestra propiedad en buen estado no solo ayudará a reducir el efecto de los posibles daños y reducirá costos en reparaciones a la construcción, sino que evitará problemas a la hora de aplicar un seguro en caso de ser necesario. Se sugiere, por ejemplo, reparar grietas y filtraciones de agua que en cuanto se detecten, impermeabilizar techos y podar con frecuencia los árboles cercanos para evitar caídas de ramas.
3. Diseñar un plan de emergencia. Ante la posibilidad de un evento de esta naturaleza, es importante repasar en familia y con antelación las rutas de evacuación dentro y fuera del hogar, así como tener a la mano números de emergencia de conocidos y autoridades, sacos de arena que actuarán como muros de contención en caso de filtrarse el agua, e incluso ropa como impermeables y botas en caso de que haga falta desplazarse a otro sitio para ponerse a salvo.
4. Tener preparada una mochila de emergencia. En un lugar visible cerca de la entrada es recomendable tener una mochila que contenga artículos de necesidad básica, como botellas de agua, botiquín de primeros auxilios, alimentos enlatados, lámparas, sábanas, objetos de cuidado personal, llaves de la casa, mudas de ropa y documentos importantes en una bolsa a prueba de agua, así como artículos esenciales para bebés, adultos mayores y/o mascotas.
5. Ser previsores con las pertenencias. Si el pronóstico del clima apunta a tormentas o lluvias fuertes, se sugiere llevar al interior con antelación muebles, parrillas, botes de basura y otros objetos que hubiera en el exterior y que pudieran resultar dañados. Asimismo, si la probabilidad de inundación es alta, también es recomendable cerrar la llave del gas y desconectar aparatos electrónicos para evitar cortocircuitos. Para estar prevenidos, hay que mantenernos informados.
6. Dar seguimiento a los efectos del evento. Si bien el hábito de la prevención ayudará a construir resiliencia ante los fenómenos naturales para reducir pérdidas y daños y estar mejor preparados en el futuro, siempre existe la posibilidad de sufrir inundaciones en mayor o menor medida, por lo que, posterior al evento, será importante limpiar y desinfectar con cloro y jabón las zonas afectadas, así como desahogar el agua estancada para evitar plagas o enfermedades.