Las mujeres son el segmento poblacional más castigado, en materia de pérdida de empleos, como consecuencia de la COVID-19, ya que la mayoría labora en dos sectores categóricamente afectados por la crisis sanitaria: comercio y servicio.
Por si esto fuera poco, este grupo etario está sobrerrepresentado en posiciones a tiempo parcial, el autoempleo, la informalidad y tiene una participación predominante en empresas pequeñas con escasa productividad, lo que provoca que los temores por una destrucción aún más drástica de plazas laborales no se disipe en regiones como América Latina y El Caribe.
La anterior afirmación se desprende del análisis más reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), denominado El futuro del trabajo en América Latina y El Caribe, ¿cómo puede la tecnología facilitar la recuperación del empleo tras el COVID-19?
La investigación del organismo precisa que luego de un periodo de expansión laboral, la creación de empleos de calidad en América Latina y El Caribe se ha estancado en los últimos cinco años, visto que los países de esta zona no han logrado avances significativos, en lo que se refiere a la reducción de la informalidad. Por ese motivo, alerta, 56 por ciento de la población económicamente activa en la región sigue sin tener acceso, por ejemplo, al sistema de pensiones.
Aunado a lo anterior, el BID sostiene que los planes de carrera que se ofrecen en América Latina tampoco son óptimos, puesto que un porcentaje considerable de los trabajos no proporcionan un ingreso suficiente para superar la pobreza. En este contexto, agrega, la falta de sistemas de aseguramiento social universal y de estabilizadores automáticos generan que la mayoría de la fuerza laboral de la región sea particularmente vulnerable cuando pierde su fuente de ingresos laborales.
¿Cómo generar más y mejores empleos? Pregunta sin respuesta
De acuerdo con el diagnóstico, la pandemia exacerbó el viejo desafío crónico de América Latina: cómo generar más y mejores empleos. Al respecto, indica que el contagioso e incontrolable nuevo coronavirus puso de manifiesto los problemas de mantener el funcionamiento de la seguridad social ligada a los mercados de trabajo.
“Los sistemas de seguridad social implementados en la región se basaron en los de otros países con pocas similitudes, por lo que existe un problema estructural en su financiamiento y organización. Esto ha provocado que la respuesta a emergencias como la del COVID-19 sea difícil de organizar dada la fragmentación de los sistemas”, señala la investigación.
A pesar de lo descrito, el BID considera que paradójicamente, la evidencia de estas fallas en los sistemas de seguridad social y en lo que respecta a la creación de empleos dignos podría representar una oportunidad para enfrentar esta deuda pendiente y desarrollar un nuevo sistema de aseguramiento social acorde con la demografía de la región latinoamericana, el funcionamiento de sus mercados laborales y las tecnologías digitales.
Nuevas oportunidades, si se aprovechan
Casi al término de la investigación se destaca que la adopción de tecnologías digitales para el trabajo puede contribuir a tener empleados mejor preparados, más resilientes y productivos.
Por último, el BID apunta que fomentar el acceso inclusivo a las oportunidades que brinda metodologías colaborativas como el teletrabajo y la capacitación a distancia requiere de una mejora en el acceso a las tecnologías de la información y la alfabetización digital. Por ese motivo, finaliza, los gobiernos deben centrar esfuerzos en estrategias que permitan que las herramientas tecnocientíficas sean incluyentes; de tal suerte que no se incremente la brecha entre trabajadores altamente calificados y aquellos que carecen de habilidades digitales básicas.