Mujeres líderes sufren alto agotamiento, necesitan ser más valoradas por las empresas

El Asegurador

A más de un año y medio que inició la pandemia de COVID-19 en el mundo, las mujeres líderes en las empresas estadounidenses están dando un paso adelante para apoyar el bienestar y la diversidad de los empleados, así como la equidad y los esfuerzos de inclusión; sin embargo, este trabajo sigue sin ser reconocido pues cada vez son más las que sufren de agotamiento y estrés en comparación con los hombres en el mismo nivel, quienes no presentan el mismo grado de interés por ayudar de esta forma a los colaboradores.

Ante una evidente erosión de la salud tanto física como mental en las mujeres trabajadoras, es necesario que las empresas tomen medidas audaces para abordar el tema, recompensar a todas aquellas que están impulsando el progreso y, además, llevar a cabo un trabajo cultural profundo mediante el cual se puedan crear lugares de trabajo en el que las mujeres se sientan valoradas y reconocidas. 

Así lo afirmó la consultora global McKinsey & Company en la séptima edición de su informe anual Mujeres en el lugar de trabajo, que analizó la representación de las mujeres en 423 organizaciones participantes. 

El artículo señala que aún en esta época, es más difícil para una mujer poder escalar peldaños hacia puestos de alto rango que para los hombres (incluso con las pruebas suficientes de sus capacidades); sobre todo si se incluyen otros factores como el color, la orientación sexual o alguna discapacidad. Además, las cifras muestran que mientras que 86 mujeres son promovidas a puestos de alta gerencia, 100 hombres lo hacen también.

McKinsey refirió que la pandemia hizo más complicado el trabajo de las mujeres, ya que además del trabajo profesional, ponen más atención a las situaciones del hogar. De ahí que una de cada tres ha considerado reducir su carrera; y cuatro de cada 10 ha pensado dejar su empresa o cambiar de trabajo (la alta rotación en los últimos meses supone que sí lo han cumplido).

La consultora global tomó en cuenta que la crisis por la COVID-19 todavía está lejos de terminar y los riesgos a los que se enfrentan las mujeres son cada vez mayores, a pesar de que es palpable la contribución que éstas hacen a las empresas en las metas asignadas.

McKinsey concluyó que aunque se han visto avances importantes en cuanto al tema desde 2016, aún queda mucho camino por recorrer, ya que las mujeres siguen teniendo una mala experiencia laboral diaria, al ser mayormente cuestionadas por sus competencias y poniendo en duda su autoridad.

Para impulsar estos cambios, se debe fomentar el respeto, la inclusión, el trabajo en equipo y otros valores afines para que, de este modo, no solo las mujeres sino todos los trabajadores sean felices en sus empresas y conecten mejor entre ellos, lo que sin duda alguna generará mejores resultados para las organizaciones.

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