Según la red Wikipedia, entendemos por volatilidad financiera como la medida de la frecuencia e intensidad de los cambios del precio de un activo o de un tipo definido como la desviación estándar de dicho cambio en un horizonte temporal específico. Se usa con frecuencia para cuantificar el riesgo del instrumento. La volatilidad se expresa típicamente en términos anualizados y puede reflejarse tanto en un número absoluto (50$ ± 5$) como en una fracción del valor inicial E (50$ ± 10 por ciento).
Para un instrumento financiero cuyo precio sigue un paseo aleatorio gaussiano (o proceso de Wiener) la volatilidad se incrementa según la raíz cuadrada del tiempo conforme aumenta el tiempo.
Conceptualmente, esto se debe a que existe una probabilidad creciente de que el precio del instrumento esté más alejado del precio inicial conforme el tiempo aumenta.
En un artículo de El Financiero, su autor Carlos Serrano Herrera comenta que “la economía global está pasando por un episodio en el que están aumentando las tasas de interés en Estados Unidos, el dólar se fortalece y suben los precios internacionales del petróleo. En el pasado, esta combinación de eventos ha traído episodios de turbulencia financiera y salidas de capitales de mercados emergentes, a los que México no ha escapado”. En este escenario la pregunta relevante es: ¿qué tan vulnerable es México en esta coyuntura? Serrano Herrera señala que en esta ocasión el país está mucho mejor preparado que en el pasado y también respecto a otras economías emergentes.
Lo anterior, por diversas razones:
- Hoy existe un régimen de tipo de cambio flexible que permite absorber los choques externos a través de exportaciones.
- Los niveles de deuda como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) son menores a los que se observaban en el pasado y menores a los de varios países emergentes. Y no solo es que los niveles de deuda son menores, sino que la composición es más sólida.
El banco francés BNP Paribas define por volatilidad la fluctuación o la amplitud de los movimientos respecto a la media de un activo en un período determinado. La volatilidad trata de cuantificar la variabilidad o dispersión de un activo respecto a su tendencia central. Es decir, ayuda a diferenciar un activo financiero estable de uno que no lo es. Se utiliza principalmente como medida del riesgo del activo: cuanto más volátil sea un activo, mayor riesgo tendrá. Es importante conocer también que hay diferentes tipos de volatilidad, siendo los más importantes:
- Volatilidad Histórica: se calcula utilizando la serie histórica conocida.
- Volatilidad Implícita: representa las expectativas y estimaciones de la volatilidad futura del activo.
Normalmente se utiliza el VIX para representar la volatilidad que hay en el mercado. El VIX es un índice financiero que mide la volatilidad sobre las opciones puts del S&P 500.
Graciela Moguillansky, autora del estudio especial titulado “Inversión y volatilidad financiera: América Latina en los inicios del nuevo milenio”, elaborado para la Cepal, expone que la liberalización financiera y la apertura al mercado de capitales atrajeron inversión extranjera y por ende expandió la capacidad de financiamiento de los proyectos de inversión. Y al mismo tiempo facilitó la difusión de las crisis financieras originadas al interior o exterior de América Latina. Cada crisis -que en el transcurso de la década de 1990 se sucedieron con mayor frecuencia- interrumpieron repetidamente el crecimiento y el financiamiento, y esto propició el estudio con mayor detenimiento del impacto de la inestabilidad de los flujos de capital sobre la inversión.
La autora continúa la autora señalando que, según un punto de vista teórico, el movimiento en los flujos internacionales de capital, hacia y desde los países en desarrollo, tiene efectos directos, e indirectos, en la función de inversión. Los directos son transmitidos por efecto del “acelerador financiero” sobre la posición financiera del deudor. A esto se le suma el grado de incertidumbre de la volatilidad en los flujos de capitales, fenómeno que a fines de 90 incidió negativamente en las decisiones de inversión. Los indirectos son por la forma en que los movimientos inciden en los precios relativos (tasa de interés y tipo de cambio) y el nivel de actividad económica.
Las hipótesis derivadas de los enfoques teóricos son contrastadas con ejercicios econométricos que demuestran por una parte el impacto positivo de los flujos de capital y, por otra parte, el impacto negativo de la volatilidad en los mismos, abarcando en el estudio un conjunto importante de países de la región.
Finalmente comenta en el artículo el análisis de los mecanismos de transmisión del impacto de los flujos de capital y de su volatilidad sobre la inversión. Desde el punto macroeconómico estas variables afectan la tasa interna de interés; las expectativas de devaluación o revaluación cambiaria; las presiones inflacionarias, y el efecto que todo ello en conjunto genera sobre el gasto. La magnitud del impacto en dichas variables dependerá del régimen cambiario imperante (el que no solo difiere entre los países de la región, sino también entre períodos al interior de un mismo país); de la política monetaria (si existen metas inflacionarias, fijación de la oferta, adopción o no de políticas de esterilización) y del grado de apertura financiera (existencia o no de controles a los flujos de capitales).
La forma en que se combinan estas políticas producen un contexto de mayor o menor vulnerabilidad frente a una súbita sequía de capitales o frente a una crisis financiera internacional. Al igual que la inestabilidad política o económica, los shocks financieros inesperados afectan el grado de certidumbre y la disposición al riesgo de los agentes, siendo ésta otra vía por la que la volatilidad de los flujos de capitales afecta la inversión. Al aumentar el grado de incertidumbre se desalienta la ejecución de proyectos, sobre todo de aquellos cuyos retornos se esperan a un mayor plazo.
La Cepal: autora con apoyo de la Fundación Ford del libro “Crecimiento Esquivo y Volatilidad Financiera”, señala que existe una creciente dualidad, muy preocupante para la democracia en la economías emergentes (EEs), ya que el aumento en la complejidad y la globalización del sistema económico está ampliando la distancia entre los actores autoridades y agentes financieros respecto de los trabajadores, empleados, autoridades locales y el ingreso tributario, que son los que reciben las consecuencias.
Uno de los principales problemas que enfrentan las EEs que están en transición a integrarse a los mercados internacionales de capitales es el flujo masivo de financiamiento hacia y desde el país en períodos relativamente cortos. La experiencia muestra que esos movimientos de capital tienden a causar alteraciones serias en el sistema financiero local, en el mercado cambiario y en la economía en su conjunto.
Los efectos causados por el tamaño y volatilidad de los flujos de capitales dependen en forma importante del tamaño y profundidad de los mercados que están siendo afectados: a menor tamaño y liquidez de los mercados, mayores tienden a ser los efectos dañinos de los movimientos de capitales de corto plazo. Dado el grado de globalización, es muy difícil, y en muchos casos no deseable, aislar a las EEs de los mercados internacionales. En los años recientes, muchos países han adoptado o están adoptando sistemas cambiarios más flexibles que les permitan más maniobrabilidad para su política monetaria e incrementar el riesgo cambiario. Esa medida, sin embargo, usualmente no es suficiente para prevenir a la economía de los efectos de shocks causados por flujos de capitales de corto plazo y, en ocasiones, genera un comportamiento pro-cíclico del tipo de cambio real.
Alfonso de Lara Haro, autor del libro “Medición y Control de Riesgos Financieros”, señala que la Volatilidad es la desviación estándar de los rendimientos de un activo o un portafolios. Es un indicador esencial para la cuantificación de riesgos de mercado y representa una medida de dispersión de los rendimientos con respecto al promedio o la media de los mismos en un periodo determinado. La mayor parte de los rendimientos se ubica alrededor de un punto (en general se refiere al promedio de los rendimientos), y se va dispersando hacia las colas de la curva de distribución normal, lo que se conoce como medida de volatilidad.
El especialista en mercados financieros Guillermo D. Rosi concluye en un estudio realizado para la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano (Argentina), que la volatilidad se ha conectado con el sostenimiento de políticas gubernamentales que inducen cambios erráticos en los tipos de cambio, tasas de interés e inflación.
Debido al papel de Estados Unidos en la economía mundial y su rol como formador de precios, la amplia mayoría de los activos cotizan en dólares. Los cambios que dicho país introduzca en su política monetaria a través de la Reserva Federal (FED) y los distintos estímulos que inyecte a su economía tendrán impacto sobre los mercados de commodities. Se puede afirmar que la volatilidad en los mercados accionarios y de commodities aumentó considerablemente en tiempos recientes, cuando se adopta una perspectiva de más largo plazo, incorporando las décadas de 1980 y 1990.
El autor manifiesta que los episodios de pánico que desvelaron a los inversionistas del mundo durante el desarrollo de la última crisis financiera sentaron las bases para que surgiera un cambio de paradigma en materia de política macroeconómica, dentro del cual la regulación de los mercados adquirió un papel sumamente relevante. La volatilidad de precios en activos financieros y commodities se convirtió en el nuevo flagelo a derrotar.
La revista Alto Nivel, en su edición digital del 10 de diciembre de 2014, señala que la volatilidad financiera es hoy tema de todos los días: el recio del barril de petróleo con movimientos hacia la baja en años pasados (en la actualidad al alza que se sitúa alrededor de los 78 dólares el barril), con un dólar al alza en casas de cambio e instituciones bancarias. Los mercados financieros muestran incertidumbre por la abrupta caída del precio del petróleo, y ha tenido marcadas repercusiones en varios países, en particular, en los productores de petróleo. “Lo que se está observando es cómo salen capitales de países emergentes que se van a la economía norteamericana y permiten que el dólar se esté apreciando con relación al resto de las monedas mundiales”, indica.
Los especialistas: economistas y de mercados monetarios del Fondo Monetario Internacional, Luis Brandão-Marques, Gastón Gelos y Natalia Melgar, señalan, en un estudio para dicho organismo, que los mercados emergentes no están desprovistos de medios para hacer frente a los altibajos de los mercados mundiales. Los países que quieran beneficiarse de la globalización financiera pueden reducir sus desagradables efectos colaterales mejorando su transparencia, es decir, declarando un mayor volumen de datos en forma más oportuna, mejorando las normas de divulgación de información empresarial, logrando una mayor previsibilidad de las políticas y, a nivel más general, mejorando la gobernanza.
El fortalecimiento de la transparencia es muy probablemente un instrumento eficaz que los países podrían considerar antes de aplicar otras medidas para reducir las consecuencias adversas de los flujos de capitales. La transparencia cuenta cuando los inversionistas prevén volatilidad, los diferenciales de los bonos aumentan y los precios de las acciones se reducen en las economías de mercados emergentes menos transparentes y consiguen un mejor desempeño en las economías más transparentes.
México, y después del primero de julio
Según Moody’s: en un artículo publicado el día 2 de julio en El Universal, el triunfo del candidato a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador, incrementa el riesgo en sector petrolero y en la volatilidad financiera. La calificadora destaca en un comunicado que ve un aumento en las incertidumbres políticas. También destaca que considera poco probable que se materialicen políticas que impacten los negocios de la banca privada en México en el mediano plazo. Anticipa que los mercados financieros se mantendrán inusualmente volátiles y temerosos, con consecuencias negativas para el tipo de cambio y los rendimientos del mercado.
Por su parte, la revista Forbes digital indica, en su edición del 3 de julio, que según comentarios del propio López Obrador, éste no expropiará la propiedad privada; mantendrá la disciplina fiscal, y respetará la autonomía del Banxico. Después de su victoria en los comicios de México, Andrés Manuel López Obrador buscó calmar a los mercados financieros asegurando que cuando asuma el poder no abusará de la mayoría obtenida por su coalición en el congreso.
Estimado lector, en artículos anteriores para RMSF, he señalado que en México existen muchas democracias, y hemos visto por primera vez en la historia de nuestro país la unión de un pueblo vejado, lastimado, golpeado, que se ha levantado, aunque no en armas como a principios del siglo pasado.
Hoy el arma más poderosa es el derecho a votar. Los mexicanos han ejercido ese derecho y han decidido un cambio de timón no solo en la presidencia de la república, sino en uno de los principales bastiones de una democracia, que es el congreso. Hoy están señalando varios empresarios que hay que darle la oportunidad Andrés Manuel López Obrador de ejercer su presidencia. Están cambiando su sentir anterior sobre él y evidentemente, al fin comerciantes, está primero su interés de negocio, y después, pero muy después, su interés del país y más lejanamente el bienestar de la población.
En los primeros días después de las elecciones hemos visto tranquilidad en los mercados financieros y en el tipo de cambio. Seguramente un punto decisivo para minimizar el riesgo de volatilidad financiera tiene que ver con el proceso de transición de gobierno, la designación del gabinete del presidente electo y el presupuesto de egresos para 2019. Considero que un Plan de Gobierno 2018-2024 no estará listo para finales del año, por todo lo que implica su elaboración y la participación de la ciudadanía en el desarrollo del mismo.
Los ciudadanos de México estaremos atentos a las promesas de campaña López Obracor y expresaremos un no rotundo a las medidas populistas cuyo propósito consista en regalar recursos económicos ya sea de forma directa o por subsidios. Sí al combate a la pobreza, pero con trabajo digno y con remuneraciones que permitan una vida digna; sí a un México democrático y participativo y generador de empleos.
Lo invito a formar parte de este México desde la mejor trinchera que usted elija.
Que se eduque a los hijos del labrador y del barrendero como a los del hacendado más rico.
José María Morelos y Pavón