La pandemia de COVID-19 transformará radicalmente la forma en que los mexicanos demandarán alimentos, pues se prevé que la población experimente una importante metamorfosis en lo que se refiere al hábito de ingerir una mayor cantidad de alimentos saludables que mejoren el sistema inmune; sin embargo, la caída en el ingreso y el galopante desempleo producirá de forma paralela que el consumidor en este país compre menos víveres, incluso después que se logre mitigar el evento sanitario.
El anterior pronóstico se desprende de la investigación más reciente que compartió el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), titulada El impacto económico del COVID 19 en el agro mexicano parte IV, en el que se apunta, asimismo, que el afianzamiento de la tendencia de alza del desempleo es una mala señal para el país, ya que dicho escenario se traduce inequívocamente en que más personas perdieron su fuente de ingreso; por tanto, afirma, demandarán menos bienes.
El análisis del GCMA apunta que la desaceleración económica proyectada por Banco de México plantea que en el presente año el país sufra una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) de entre 8.3 y 8.8 por ciento. Además, amplía, para 2021, el aparato productivo alcanzará un crecimiento que oscilará entre 0.5 y 4.1 por ciento.
Por lo anterior, el estudio alerta que la recuperación de la economía de México “no es para echar fanfarrias”, visto que, sentencia, en valores absolutos, el país no podrá igualar al valor que el PIB nacional registró al cierre de 2019.
De acuerdo con el GCMA, el contexto descrito es un escenario enrarecido para el sector agroalimentario nacional, segmento que tendrá una menor demanda interna en lo que resta del año y durante 2021.
“El primer problema que enfrentará el sector vendrá de la falta de ingreso por parte de un segmento considerable de los consumidores. Además, otro efecto negativo que afectará la operación de la industria agroalimentaria estriba en que muchos mexicanos tendrán hábitos de consumo diferentes”, remarca el estudio.
Nada será igual que antes, por ahora
En otro punto de la investigación se apunta que los nuevos hábitos de consumo posiblemente provocarán la recomposición de los canales de distribución y consumo de alimentos en México.
Y es que según el GCMA, industrias como la hotelería, restaurantes y cafeterías consumen hasta 30 por ciento de los alimentos frescos y una proporción similar de proteína animal distribuidos en el país.
El análisis destaca que con base en investigaciones recientes realizadas por el organismo, se confirmó que 50 por ciento de la población en México reconoce que antes de la pandemia de COVID-19, visitaba desde una y hasta a tres veces por semana establecimientos comerciales como hoteles, restaurantes y cafeterías para ingerir alimentos; no obstante, pronostica, a causa de la crisis sanitaria, es poco probable que el consumidor mexicano continúe con dicho hábito, al menos, no antes de dos meses posteriores de que se normalicen las actividades productivas.
En este contexto, el diagnóstico puntualiza que las cadenas de autoservicio o retail ganan mayor preponderancia en la distribución de víveres frente a los nuevos hábitos alimenticios del mexicano. En tal sentido, la investigación precisa que la consecuencia positiva para los productores es que ahora el consumidor está dispuesto a ingerir un mayor volumen de alimentos frescos, desea mantener relativamente estable el consumo de productos congelados y apunta a disminuir la demanda de víveres procesados.
En conclusión, el GCMA señala que frente a la inminente recomposición que experimentarán los canales de comercialización de alimentos en México, los productores no tienen otra alternativa sino entender al consumidor y hacer énfasis en los atributos nutricionales de los víveres que distribuyen, sin perder de vista que deben intentar balancear su portafolio de alternativas alimenticias y tomar en cuenta realidades indiscutibles como la mayor aceptación hacia las entregas a domicilio.