De validarse la cancelación del seguro de Separación Individualizado, así como la reducción salarial para mandos medios y superiores (ambas propuestas del gobierno que presidirá Andrés Manuel López Obrador), MetLife, aseguradora que emite esta cobertura, se enfrentaría a la situación de indemnizar colectivamente a todos los funcionarios beneficiarios de dicho seguro por una suma global que se estima en 54,000 millones de pesos.
Así lo da a conocer en entrevista para este medio Mario di Costanzo Armenta, presidente de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), quien precisó que dicha situación se desencadenaría si prospera la reducción salarial para los funcionarios del Gobierno Federal, ya que por ley solo es posible disminuirles el ingreso si se los liquida y recontrata bajo nuevas condiciones salariales, y ahí es donde se aplicaría la indemnización referida.
De igual forma, el presidente de la Condusef anticipó que Grupo Nacional Provincial (GNP) resentiría un descalabro económico semejante si ocurriera la cancelación del seguro de Gastos Médicos Mayores (GMM), otro de los puntos considerados dentro del plan de gobierno de AMLO.
Sin embargo, dijo también que esta coyuntura ofrece nichos de oportunidad y se presta para que el mercado se consagre a desarrollar productos semejantes cuyas características económicas estén al alcance de los funcionarios públicos y, además, que sean fáciles de entender; porque, si bien con esta medida se anularía la prestación, no sucede así con la experiencia vivida por los asegurados, los cuales en muchos de los casos buscarán conservar por cuenta propia la cobertura.
El seguro de Separación Individualizado fue diseñado con el propósito de que el asegurado estuviera protegido por causar baja de la institución, fallecimiento o invalidez total y permanente. También funciona como instrumento de ahorro, en cuyo caso, haciendo aportaciones extraordinarias a la suma asegurada básica, la dependencia duplica las aportaciones descontadas al trabajador de manera mensual para de esa manera propiciar mayores beneficios al ahorro.
Otras brechas que acortar
El funcionario señaló asimismo que no solo en las coberturas anteriormente señaladas hay muchas brechas por atender y acortar, sino en el seguro en general, indicando que eso se ve en el aumento del número de quejas que los asegurados han interpuesto ante la Condusef, que al primer semestre de 2018 sumaron 25,000, que equivalen a 17 por ciento más que en el mismo lapso de 2017.
Di Costanzo Armenta dijo que el desconocimiento, la poca comprensión o poca claridad de los productos o de los términos de los contratos y de lo que se compra propician que los asegurados acudan a interponer su inconformidad; pero también, agregó, en el caso del seguro de Auto, la Condusef se ha percatado de que 40 por ciento del origen de las inconformidades es la mala actuación del ajustador.
Creemos que una manera de reducir el problema y de que el usuario pierda el miedo al seguro es que haya claridad y sencillez en los productos, así como mayor agilidad y simplificación a la hora de atender una reclamación. En México hay poca penetración del seguro, por lo que es necesario partir de lo esencial: promover el consumo de una cobertura Básica Estandarizada que, aunque no es un producto muy ambicioso, no es caro y siempre es mejor tener algo que te respalde ante un siniestro que no poseer nada, declaró el funcionario.
“Me parece que tendríamos que ir en esa misma línea en materia de seguro de Vida y de Gastos Médicos Mayores, y que el mercado desarrolle coberturas quizá no tan elaboradas, pero sí básicas, a través de las cuales el usuario tuviese una protección a precio accesible y, sobre todo, una primera experiencia con el seguro; y, partir de ahí ir fomentando la cultura”, apuntó el presidente de la Condusef.
Es claro que, para las aseguradoras, comercializar una cobertura de esta naturaleza no tiene el atractivo de la rentabilidad; sin embargo, aseveró Di Costanzo Armenta, habría que ir cambiando el chip y visualizar que ésta es una manera de invertir como industria para el futuro y de ir generando espacios y opciones de mayor cultura en seguros para la población en general.
Di Costanzo afirmó que la industria necesita moverse hacia el diseño de seguros más homogéneos, fáciles de entender para los usuarios y más dinámicos en cuanto a la atención de la reclamación. Esto beneficiaría tanto a los usuarios como a las aseguradoras y, al lograrse estos requisitos, seguramente se reflejaría en una baja en las reclamaciones, pues en la actualidad es evidente que los componentes que las alientan son la falta de entendimiento y de empatía de las aseguradoras frente a los usuarios.
Debido a esto, el funcionario reiteró que es prioritario trabajar en la educación financiera, pero yendo más al detalle de cómo funcionan los seguros. La catástrofe del 19 de septiembre de 2017 hizo evidente la falta de protocolos. Es inentendible que en un edificio de departamentos, en el que estaban involucrados más de dos bancos para el financiamiento y dos aseguradoras, un ajustador dictamine pérdida total, mientras que el otro aprecie que “con un poco de pintura queda”.
Di Costanzo dijo que el ejemplo puede ser extremo, pero la realidad es que en muchos de los casos los dictámenes ni siquiera iban en el mismo sentido, y eso genera mucha confusión para el usuario, mala imagen para la industria y un gran obstáculo contra el fomento de la cultura del seguro.
La industria aseguradora está muy concentrada en encontrar los caminos para conquistar lo que denomina el cliente del futuro, y está inmersa en la innovación y la tecnología, pero, cuestiónó: ¿qué hay con el cliente del presente?; ¿qué brechas hay que acortar antes de atender al cliente del futuro?.
Nuevamente, en este aspecto de la educación financiera tenemos un tema generacional: así como en el caso del sector bancario hoy por hoy un millennial seguramente nunca ha llenado un cheque o jamás ha ido al banco; también tenemos a un buen porcentaje de los usuarios que no han hecho ninguna operación de bancamóvil: No les gusta, les da miedo, y prefieren ir a la sucursal.
Finalmente, Di Costanzo Armenta señaló que todavía las aseguradoras tienen un largo trecho por recorrer y que va a pasar mucho tiempo antes de que puedan usar la tecnología para vender y brindar un servicio diferente. Si bien es cierto que las aseguradoras deben incorporar la tecnología a sus procesos, la realidad es que en seguros todavía es indispensable la parte personal y de recepción frente al usuario.