En México ocurren alrededor de 2.4 millones de accidentes de tránsito al año, en los cuales 16,185 personas pierden la vida y un total de 108,000 individuos resultan heridos. Esto, además de la pérdida humana, provoca una afectación económica de hasta 12,000 millones de dólares, lo que representa 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país, informó Miguel Guzmán Negrete, director de Seguridad Vial del Centro de Experimentación y Seguridad Vial México (Cesvi México).
En conferencia de prensa, Guzmán Negrete puntualizó que las estadísticas reflejan una condición alarmante para este país: México ocupa el séptimo escalón en la lista mundial de las naciones en donde ocurren más muertes por accidentes de tránsito. Detalló que los accidentes viales en las calles y carreteras del territorio mexicano son más mortales que una pandemia, ya que 44 mexicanos mueren diariamente y 300 personas resultan lesionadas de manera considerable por este tipo de siniestros.
El directivo de Cesvi precisó que del universo de accidentes viales que anualmente se registran en México, tan solo 372,000 son reportados a las autoridades competentes.
Guzmán Negrete indicó que México cuenta con un parque vehicular de 44.2 millones de unidades y que cada año se realizan 5.7 millones de reparaciones a vehículos; sin embargo, contrastó estas cifras con las que deberían importarnos más, porque atañen a la prevención y seguridad: solo 28 por ciento de los automóviles que circulan por las carreteras del país cuenta con algún tipo de seguro; es decir, apenas 12.4 millones de coches tienen contratada una cobertura para enfrentar o mitigar un riesgo vial.
Plan unificado y orquestado
Como consecuencia de la dramática situación que experimenta México en materia de seguridad vial, Guzmán Negrete anunció que el Cesvi trabajará en un proyecto de promoción de la seguridad hombro con hombro con el nuevo Gobierno Federal, las empresas y la sociedad, para abatir los porcentajes de siniestralidad por colisión y aminorar los índices de mortalidad en las carreteras.
Como eje toral de este plan de acción urgente, dijo Guzmán Negrete, México debe retomar y definitivamente observar los compromisos adquiridos que forman parte del Decenio de Acción por la Seguridad Vial, una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) conforme a la cual el país se comprometió a reducir 50 por ciento el número de víctimas relacionadas con accidentes de tránsito entre 2011 y 2020.
Guzmán Negrete se mostró escéptico frente a la pronta eficacia de las soluciones que puedan ensayarse ante esta emergencia nacional; afirmó que cualquier iniciativa que se pretenda instrumentar en el país con el objetivo de disminuir el número de accidentes viales dependerá, en gran medida, de la promulgación de la Ley Nacional de Seguridad Vial. Al respecto, lamentó que esta normativa no haya podido trascender en el Senado de la República, por lo que, advirtió, seguirá siendo una utopía regulatoria sin concretarse.
“La discusión sobre la normatividad actualmente está congelada, pero hay que retomarla. Es fundamental darle vida a esta ley, ya que a través de dicho documento contaremos con los lineamientos para atacar de manera eficiente, contundente y precisa toda la problemática vial que experimenta México”, explicó Guzmán Negrete.
La ansiada norma, continuó el directivo de Cesvi México, permitirá que el país cuente finalmente con una Agencia Nacional de Seguridad Vial.
“A través de este organismo podríamos llevar a cabo exámenes de manejo y se detectarían las aptitudes psicofísicas de los conductores, de manera que conoceríamos de primera mano si pueden recibir una licencia de conducir o no. Además, la legislación prevé la creación de un Observatorio Nacional de Seguridad Vial, que permitiría homologar toda la información que se desprende de las actividades de tránsito vehicular, de modo que contaríamos con una gran base de datos en la que se alojaría información sobre licencias, placas de vehículos y hasta infracciones”, abundó Miguel Guzmán Negrete.
A juicio del director de Seguridad Vial de Cesvi, en México es tarea inaplazable que se construyan carreteras mucho más incluyentes que no solo consideren como prioridad al conductor de un automotor privado. “Necesitamos una infraestructura mucho más segura para todo tipo de usuarios; es decir, que transportistas, motociclistas y hasta ciclistas puedan circular por calles y carreteras en las que se expongan a la menor cantidad de riesgos posible”, sostuvo.