Grupo BAL, Televisa, Telmex, Femsa, Cemex, Bimbo, Grupo Modelo, Lala y otras corporaciones mexicanas fueron fundadas por sendos patriarcas, y alrededor de ellos, como no podía ser de otra manera, giraban los engranes de la empresa familiar.
Los titanes de las diferentes industrias tomaban todas las decisiones y cambiaban de cachucha con la frecuencia demandada por los requerimientos comerciales, operativos, de recursos humanos y financieros de las entonces incipientes organizaciones.
Con el tiempo, don Emilio, don Alberto, don Eugenio, don Lorenzo y otros jerarcas dieron paso, por razones de biología elemental, al hijo, sobrino o hermano destinado a continuar el camino del desarrollo de esos pequeños negocios, hechos en los primeros tiempos a imagen y semejanza de sus fundadores, convertidos a la postre en enormes corporaciones.
El fenómeno fue observable también en el sector asegurador, con su propio grupo de personajes, con su respectivo título de don que no dejaba lugar a dudas sobre la identidad de la cabeza que dirigía el destino del negocio: Rolando, José Luis, Carlos, Clemente y otros dueños o directivos, en cuyas manos estaba el éxito o el fracaso de una gestión marcada con el sello distintivo de la personalidad del líder.
La presencia de jefes de familia en la dirección de grandes grupos aseguradores y afianzadores continúa siendo una realidad del siglo XXI. Sin embargo, existen tendencias que marcan un cambio de derrotero que se intuye definitivo: la vinculación de aseguradoras con los grandes bancos del país (Bancomer, Banamex, HSBC, Santander y otros); la inversión extranjera en bancos y aseguradoras; el cambio en los requerimientos de capital para garantizar la solvencia de las instituciones de seguros del país, etcétera.
Los grandes grupos empresariales de México, entonces, han emprendido complicados procesos de diversificación y crecimiento vertical y horizontal, e incluso globalización, sin por ello abandonar su dependencia de los líderes que los conducen. Compiten cotidianamente con multinacionales, las cuales son en su mayoría empresas públicas ubicadas en el otro espectro de la propiedad: muchos accionistas y la ausencia de una cara que podamos asociar a la empresa en cuestión.
¿Qué nos indica entonces esta tendencia?
Además de la mencionada presencia de una mayoritaria inversión extranjera y la creciente participación de los bancos en el sector asegurador, si los requerimientos de capital se incrementan como consecuencia de nuevos esquemas de solvencia, los negocios familiares deberán obtener los recursos adicionales exigidos, ser adquiridos por empresas cuyo tamaño permita obtener el rendimiento obligado del mayor capital o desaparecer.
Con este cambio de tendencia, ¿qué sucederá con el ciclo del negocio?
Dependerá del ramo: Vida y Autos, e incluso Accidentes y Enfermedades, son ramos de alta retención. Las aseguradoras locales, de capital mexicano o extranjero, retienen una proporción cercana a 90 por ciento. Algunas excepciones son Bupa (en Accidentes y Enfermedades) y algunas compañías medianas y chicas (en Vida), sea porque el ramo no es su especialidad o por alguna razón estratégica.
No hay duda, entonces, de que la homogeneidad de riesgos es el factor determinante, en la mayoría de los casos, respecto al nivel de retención de una aseguradora en México.
Daños, sin considerar Autos, es una historia diferente, pues su retención no llega a la tercera parte de las primas totales.
En los ramos de Incendio, Marítimo y Transportes, y Diversos, la heterogeneidad de los riesgos, sea por tamaño, naturaleza o condición al momento de la suscripción, es la regla.
En Incendio se agrupan giros tan disímbolos como el de una industria metalmecánica y el propio de una fábrica de guitarras, así como ubicaciones expuestas o no a catástrofes causadas por un terremoto o un huracán.
En Marítimo y Transportes están considerados riesgos tan diferentes como un barco atunero de 15 millones de dólares, expuesto a las vicisitudes de altamar, y un embarque de pelotas importado de China. Si hablamos únicamente de transporte de mercancías, encontramos embarques provenientes de cualquier parte del mundo que se dirigen a la misma multiplicidad de destinos, con mercancías que abarcan lo que nuestra mente alcance a imaginar, transportadas por avión, barco, ferrocarril, camión, camioneta, auto y hasta en burro…
¿Y en Diversos? Bueno, en Diversos encontramos una clasificación general que únicamente distingue Diversos Técnicos, como Rotura de Maquinaria, Montaje, Calderas y Equipo Electrónico, con la variedad que ya imaginan; y, por otro lado, Robo, Efectivo y Valores, Cristales y los Diversos más diversos que puedan concebirse, que pueden llegar a ser el seguro de Hoyo en Uno, el evento del Cirque du Soleil en Santa Fe u otros igual de extravagantes o más.
El último de los ramos incluidos en la clasificación, Responsabilidad Civil, abarca también una extensa gama de aplicaciones, desde los muy conocidos daños a terceros en sus bienes o sus personas, derivados de la conducción de un vehículo, hasta la Responsabilidad Profesional.
El ramo de Daños sin Autos incrementará su retención como consecuencia de tres factores: la incorporación de este seguro a la cartera de productos de la Bancaseguros, con sumas aseguradas pequeñas y mucho mayor homogeneidad en las características de los paquetes; la mayor especialización de las compañías que ofrecen estos seguros, como los casos de GMX y AXA en el seguro de Responsabilidad Civil, lo cual otorga mayor certeza a la suscripción de los riesgos y por ende estimula el incremento de la retención; y, por último, la retención aumentará como consecuencia de la institucionalización de las aseguradoras que aún permanecen como negocios familiares. Con mayor respaldo financiero y la necesidad de obtener un rendimiento sobre capital mayor, las aseguradoras incrementarán sus retenciones, dispersando los riesgos geográficamente al utilizar la cobertura mundial de la aseguradora.
No obstante la mayor retención, es común observar que casi el total de las primas son cedidas a una empresa extranjera; esta empresa es, por supuesto, la compañía madre de la aseguradora, pero para efectos del registro local de primas el total de la prima aparece como cedida. Tal es el caso de FM Global, una empresa especializada que no deja un peso de prima en el país, lo cual obedece muy probablemente a una estrategia de concentración global.
La nostalgia nos invade al contemplar la desaparición gradual de aquellos jerarcas de las empresas familiares en aras de un proceso de institucionalización y venta de las empresas a los grandes consorcios aseguradores del mundo. Ya no estará don Rolando en su oficina esperando la visita de doña Rosarito, para con enorme paciencia resolver los temas de su familia ampliada, sean de la naturaleza que sean, sustituidos hoy por la rígida normatividad, prácticas y Gobierno Corporativo de las empresas públicas, que sustituirán la querida tradición del negocio familiar mexicano.
Sólo nos resta esperar que Alfonso Cuarón, a semejanza de lo realizado en su película Roma, redescubra en un futuro los pasillos llenos de escritorios, los archivos pletóricos de expedientes y el paso del respetado líder de la familia ampliada, quien cobijaba a sus huestes sin reserva, resistiéndose a aceptar la partida de aquel que buscaba nuevos horizontes o de aquel que por fin había decidido retirarse después de 40 años una vez recibido el homenaje en la comida de aniversario, en medio de lágrimas y agradecimiento a la compañía que lo cobijó por tantos años…
Antonio Contreras tiene más de 25 años de experiencia en el sector asegurador mexicano. Su correo es gar2001@hotmail.com