SE TERMINA 2021, un año que dio continuidad a un 2020 aciago y que, desde muchos ángulos, ha sido un año perdido en educación, en economía, en crecimiento, en desempleo, en salud y en otros rubros en los que se observaron resultados realmente desoladores.
EN ALGUNOS OTROS aspectos se registraron efectos de profunda repercusión; por ejemplo, en siniestralidad, tanto de Vida como de Gastos Médicos. Aquí las tasas de reclamación se multiplicaron en los dos factores que técnicamente forman parte del seguro: frecuencia y severidad.
RESPECTO A LA FRECUENCIA, en ambas operaciones (Vida y Gastos Médicos) el número de reclamaciones se incrementó en más de 100 por ciento. Los fallecimientos relacionados con COVID-19 prácticamente son tantos o un poco más que los observados en años de no pandemia, esto es, se duplicaron. Sobre este punto, la severidad fue más o menos la calculada en las notas técnicas; sin embargo, como las pólizas de seguro de Vida incluyen por lo general coberturas adicionales de carácter indemnizatorio por enfermedades, la severidad relativa contribuyó a un mal resultado técnico del ramo.
EN GASTOS MÉDICOS se tuvieron efectos similares: mayor frecuencia por hospitalizaciones y una severidad mayor a la supuesta, ya que los casos de hospitalización llegaron a sumas millonarias, atípicas del ramo en años sin pandemia, un resultado que no pasa inadvertido y que es parte del rol del seguro, que es cumplir con sus obligaciones contractuales ante los eventos económicamente adversos.
SIN EMBARGO, TAMBIÉN SE HAN tenido consecuencias positivas por el tema de la pandemia. Por ejemplo, la contaminación ambiental se redujo en prácticamente todo el mundo debido a las restricciones derivadas del confinamiento y la reducción en el uso y circulación de autos, sobre todo en ciudades de alta densidad poblacional y con grados elevados de tránsito vehicular. En cuanto al clima, las estaciones del año se observaron con mayor claridad y con efectos climáticos que se pudieron distinguir como hacía años que no ocurría. No pasó inadvertido el hecho de que las temperaturas medias ya traen cargado entre uno y dos grados por encima de su promedio histórico a causa del calentamiento que se ha venido produciendo.
QUIZÁ EL ASPECTO más favorecido es el de las comunicaciones y operaciones electrónicas. Por una parte, proliferaron las reuniones de trabajo virtuales. Esto ha producido importantes ahorros en términos de viajes, viáticos, tiempo y demás gastos relacionados con la movilidad de las personas que debían trasladarse entre ciudades y estados, y eventualmente entre países. En su lugar, se organizaron juntas en pantalla que permitieron una interacción grupal en tiempo real.
SOBRE EL PUNTO ANTERIOR también hemos de decir que se aceleró lo que ya era una tendencia respecto a operaciones comerciales de compra-venta en las que de inicio a fin las transacciones se realizaban en línea. El seguro no fue ajeno a estas prácticas. Muchas aseguradoras tanto locales como multinacionales aumentaron su oferta de productos en línea; sobre todo en los ramos de Autos y Vida Individual. Este último caso, con productos de baja suscripción y con condiciones de empaquetamiento suficientes para el correcto y fácil entendimiento por parte de los solicitantes del seguro.
ESA CONDICIÓN DE OFERTA ha hecho más accesible la contratación de pólizas y, consecuentemente, la ampliación de la base de asegurados; más aún, se ha incrementado la base de accesos a mercados que, por diferentes motivos, no habían tenido la oportunidad de escuchar ofertas de seguro. En otras palabras, con el hecho de generar plataformas digitales accesibles se amplió de manera inmediata el mercado y los segmentos sociales a los que el sector puede llegar.
TAMBIÉN FUE UN AÑO de extensa disquisición sobre el seguro. Se ventilaron temas como educación financiera, inclusión en salud y demás fraseología (más efectista que práctica), como democratización del seguro y cosas parecidas. Todo ello con una carga, en principio, de buena voluntad, pero tan indefinible, o por lo menos tan inasible, que a la hora de querer poner en práctica los conceptos ahí vertidos no hay ni por dónde empezar.
LA DEMOCRATIZACIÓN de cualquier cosa es un concepto que, por una parte, se quiere referir al acceso generalizado a un bien entre una población y, por la otra, connota un matiz social relacionado con las clasificaciones de ingresos de aquellos a quienes ese bien va dirigido (A, B, B-, C+, C…). El propósito de tal frase parece claro a la luz de conceptos políticos de moda, pero deja mucho que desear en cuanto a los alcances y, sobre todo, en cuanto a los aspectos logísticos del caso. Es parecido al término nube, que tiene tantas categorías y acepciones que, si no se define exactamente el enfoque, es un mero discurso de tribuna.
COSAS BUENAS, MALAS E INDEFINIDAS nos deja este 2021 o, mejor dicho, el bienio 2020-2021. En efecto, periodo perdido en muchos aspectos y generador de huellas profundas y valiosas en otros. Al sector en general le fue mejor que al resto de la economía. Se ha sabido aprovechar de distintas maneras la nueva realidad; y, de algún modo, 2020 no fue tan perdido. En 2021 se observa una tendencia a recuperar el ritmo de crecimiento usual del propio sector.