Vivimos una etapa realmente complicada en la economía, y en esta ocasión no solamente sufre la mexicana —que con el último gobierno tuvo una regresión a las crisis recurrentes de los años ochenta—, ya que el mundo entero recibe los estragos de una pandemia que ha puesto a prueba los sistemas de salud de los países más avanzados, que a nivel global la han sorteado con mayor o menor éxito, de acuerdo con la seriedad que se le dio al tema en cada uno de ellos.
Comenzamos —junto con el segundo trimestre del año— con una incertidumbre que yo no recuerdo haber vivido y que, como en todas las crisis de salud, pone a prueba no solamente a las compañías de seguros, sino al mercado asegurador en su conjunto.
En este contexto, a muchos de nosotros nos tocó sufrir hace 11 años, y por las mismas fechas, por cierto, la pandemia de influenza A H1N1, evento que pudo haber causado un estrago mayor en la economía mexicana, ya que se habló de que el contagio tuvo su origen en Veracruz. No obstante, fue impecablemente atendida por el gobierno en turno, que, desde mi perspectiva, aunque tuvo más errores que aciertos, en el manejo que hizo de la crisis por la pandemia sacó a flote las finanzas públicas, al menos desde el punto de vista macroeconómico, con el menor de los daños en la economía popular.
Por lo aprendido, por lo que falta por aprender y por la situación que estamos viviendo, los invito, amigos, a que Charlemos Seguros en esta edición respecto de la responsabilidad social que ha mostrado el mercado asegurador mexicano en tiempos de crisis, que le ha valido un gran reconocimiento por parte de la sociedad, por las acciones que, siempre de manera proactiva, ha implementado en bien de sus asegurados cuidando las mejores prácticas de mercado.
Comenzaré recordando un poco que, cuando se dio la epidemia mencionada del año 2009, como sucede todavía en la actualidad, ya existían algunas compañías de seguros, sobre todo las denominadas ISES, cuya característica principal era su especialización en la prevención y el cuidado de la salud. En sus condiciones generales tenían (y tienen aún) una exclusión referente a la aparición de epidemias y pandemias, lo que las habría exentado del pago de siniestros derivados de la influenza, al menos durante el tiempo que duró la emergencia. Sin embargo, apenas se declaró la pandemia la mayoría de ellas emitieron comunicados ofreciendo a sus asegurados la tranquilidad de que, si llegaran a contraer la enfermedad, los gastos erogados quedarían bajo la cobertura de su póliza, no obstante la exclusión existente en las condiciones generales.
Recuerdo bien las brigadas que se organizaron en la empresa en la que yo colaboraba entonces, para no solamente atender a los enfermos, sino dotar de antibacteriales, cubrebocas y otros aditamentos al público en general y a los asegurados en las pólizas, demostrando siempre una responsabilidad social en pocos sectores vista y practicando la solidaridad con la sociedad, que le da sentido a la labor de compañías, funcionarios e intermediarios de esta noble industria.
Nos toca ahora repetir la hazaña. Muchos de nosotros la vivimos en el pasado, y otros la sufrirán por vez primera, pero ya el sector asegurador demostró nuevamente su fortaleza y su solidaridad con la sociedad haciendo compromisos sectoriales en beneficio de los asegurados en los diferentes ámbitos y de acuerdo con su especialización.
Nuevamente hemos visto los comunicados de las aseguradoras manifestando la cobertura por el virus SARS-CoV-2, incluyendo aquellas que por condiciones generales lo tienen excluido; pero adicionalmente se están extendiendo los plazos de pago de primas y se han puesto en marcha algunas otras acciones que requiere la mutualidad y que ponen a nuestra industria a la vanguardia para sacar adelante a nuestro querido México de esta nueva crisis.
No tengo duda de que dentro de las pocas industrias que florecen en tiempos de crisis está el sector asegurador, y es el momento de mostrar el músculo que nos ha caracterizado siempre, a pesar de no contar con el reconocimiento requerido por parte de las autoridades del Gobierno, que justo en medio de esta crisis han demostrado su debilidad para gobernar, sufriendo graves estragos en su credibilidad, con la mala noticia de que, a nivel internacional, llevan a México a sufrir las consecuencias de sus torpezas.
Ni hablar, amigos, no tengo duda de que saldremos nuevamente adelante a pesar de todas las circunstancias, y nuestro sector se verá fortalecido cuando se vislumbren los resultados de las coberturas brindadas y los usuarios aprecien claramente la importancia de no perder su protección de seguro, sobre todo en el caso de Gastos Médicos Mayores, que será protagonista en estos duros días y que ya ha pagado varios millones de pesos, en diferentes compañías aseguradoras, a los clientes que lo han necesitado.
Como verán, no todo son noticias malas en estos días, y por supuesto que no quiero dejar pasar la ocasión para felicitar a mi muy estimado César Rojas, director general de esta casa editorial, quien el pasado 10 de abril celebró su cumpleaños, aislado, como la mayoría de nosotros, obedeciendo a la responsabilidad que el caso requiere pero en la cálida compañía de su familia y recibiendo los mensajes de todos los que lo apreciamos.
Los exhorto a quedarse en casa unos días más; evitemos la propagación de este virus que tantos estragos está provocando y estemos atentos a las instrucciones de los expertos para que todo esto termine lo más pronto posible y podamos retomar la normalidad cuanto antes.
Nos leemos en la próxima edición para que Charlemos Seguros acerca de los temas que a todos nos interesan en la industria aseguradora. Un abrazo con mucho cariño para todos ustedes.