La póliza de seguro de Daños, un DeLorean que se desplaza en el tiempo

Charlemos seguros

El asegurador

Estimado agente de seguros,  promotor, funcionario, apreciada compañía aseguradora y podría decir todos los que estamos inmersos en el sector asegurador en México, vamos a buscar destrabar esta torre  de Babel en que está convertida la venta del seguro  de Daños.

Si la piedra filosofal   para nuestra conversión es comprender que vender seguro    de Daños  es como vender seguro  de Vida, debemos establecer la estructura que permita llevar a la práctica esta nueva forma de ver el ramo.

Primer paso: la detección de necesidades  en seguro de Daños. 

Este valioso punto  debe abordarse  con el mismo entusiasmo, alegría y gusto por llegar a instalar las coberturas adecuadas y la suma asegurada ideal que cuando buscas beneficiar al asegurado con su seguro  de Vida. Recuerda: estás cuidando   la vida de la empresa y con ello los ingresos de los colaboradores, que dependen directa e indirectamente de esta organización.   Cuidar la vida de la empresa es lo primordial.

Como   estamos comprendiendo, la empresa tiene vida, y el empresario  es quien     sabe cuánto  esfuerzo, inversión, alegrías, triunfos, sinsabores,   éxitos, derrotas, desvelos, ganancias y pérdidas ha   tenido la empresa. Y quién   más que él, que lleva el timón y es el capitán de la nave empresarial, para saber qué  valores debe tener su propio negocio.      

Ante esto, tu, agente de seguros,  debes   ayudarlo. ¿Sabes  cómo?

La regla 2,2,1 (tienes dos  ojos, dos  oídos y una  boca) funciona:  escucha  y observa el doble de lo que   hablas.

En este momento nos interesa saber de él, de su empresa, pero debes ir guiado  a lo que necesitamos escuchar y saber: ¿a qué se dedica y qué  hace su negocio?

Suena suficientemente irreverente;  aún más porque  al llegar al negocio   observaste lo que fabrica/vende/comercializa el empresario. En  este punto, lo más importante es: “El empresario es el experto en su área empresarial” (la que sea), y te corresponde a ti hacérselo saber.    

Agente: Estimado empresario, qué  grandiosa empresa, tú  eres el experto especialista en “esto” que tú haces. Yo  soy experto en seguros, y ambos buscaremos lo mejor para tu negocio.

Por eso, por favor,  platícame qué  hace tu empresa, dime cómo  lo haces.

Pareciera una situación o pregunta obvia, pero no  lo es,  ya que tú no sabes realmente las operaciones intestinas de la empresa, el cuándo, dónde y quiénes  están involucrados en qué procesos, ni   de qué manera y forma el empresario mantiene operando y vendiendo su empresa.

Tú, al escuchar al empresario hablar de sus procesos, de su giro, podrás comprender   muchas   de las alianzas y contenidos de la empresa, sobre todo de los contenidos. Muchas  operaciones son en contenidos en comodato. Solo lo podemos saber si el empresario nos lo platica. 

Por lo anterior, escucha,  y hazlo de manera abierta, con interés real, para comprender la operación de la empresa. Te vas a dar cuenta en esa charla de procesos,  proveedores, acreedores, vendedores, flujos y toda la operación interna  por la cual la magia empresarial ocurre. 

Pueden   ocurrir dos escenarios. El   primero y más favorable es donde el empresario te va a presumir su empresa, sus procesos, su maquinaria, su historia; y en un momento de emoción cúspide  te platicará  la historia de cómo fue el inicio de su organización.  En  muchas ocasiones, la historia de desarrollo familiar en el proceso, así como la evolución empresarial desde la fundación  hasta el día de hoy.

En todo este proceso de entrevista  escucha e interésate por  lo que te están compartiendo: todo lo que te están diciendo es información de oro, porque  durante esa charla vas a escuchar desde el valor que tiene la maquinaria (y si ésta  se encuentra pagada o está  por arrendamiento o financiamiento), los logros personales y empresariales para comprar esos equipos de trabajo, los financiamientos de la materia prima, hasta los inventarios de producto terminado. En  general conocerás internamente la empresa.

Momento trascendental: el empresario  te va a preguntar: “¿Quieres    ver mi empresa por dentro?” (ya    tocaste la fibra emocional del empresario). Muchos se van a comportar como adolescentes emocionados. Te  van a presumir su maquinaria, sus procesos, su evolución. Te van a presumir cómo  son mejores en su mercado, sus logros empresariales, sus alianzas y acuerdos comerciales; sus productos estrella y de mayor éxito.

En este momento de la cita, tú, agente de seguros, toma  nota de todo, ya que te están charlando de  contenidos y  ramos técnicos; están  dándote las bases de las Pérdidas  Consecuenciales. Anota todo. Estás    ante una oportunidad única de poder preguntar contenidos  sin preguntar contenidos.     

Además de  todo, y como el empresario ya te invitó  a caminar en la empresa, puedes realizar al mismo tiempo una valiosa inspección de riesgos y saber de la existencia de  orden y limpieza  en todo proceso. Observa  el edificio, sus  tipos constructivos,   las normas de seguridad que tiene. Todo. Y  además,  lo más valioso,  acompañado del dueño de la empresa.

Muéstrate interesado, pero realmente interesado, porque este momento es único: estás  comprendiendo la empresa para   colocar la mejor cobertura.

Disfruta el momento. Estás  conociendo cómo  se vende, se fabrica, se importa, se elabora todo  lo que la empresa realiza.

Estarás de acuerdo en que las objeciones futuras referidas a los valores de contenidos y de edificio quedarán  fuera de situación, ya que el mismo empresario te las dio  y te las indicó efectivamente   al momento de la inspección de riesgos.

El seguro empresarial es una “máquina del tiempo”.                

Y es simple usar este argumento a tu favor: el empresario  ya te abrió su empresa (y con ello  tal vez su corazón y el de su hijo más preciado). No  puedes dejar pasar esta oportunidad para  afianzar el gran beneficio   aprovechando que está  emocionado.    

Cuánto  es el tiempo que al  empresario le ha tomado llevar a su empresa adonde  se encuentra actualmente. (Recuerda que lo cotidiano hace que se pierda la emoción de lo logrado en la vida.)

Cuando lleves a tu cliente a esa situación del tiempo acumulado para tener su empresa donde la tiene, presenta  la situación: “¡Y todo  puede perderse en un siniestro…!”.               

Tú, como su agente de seguros,   debes lograr que él sea consciente,   tienes esa responsabilidad: en   un siniestro  puede perderse todo,   y en minutos.

    ¿Estará dispuesto el empresario a volver a invertir todos esos años de su  vida para volver a dejar su  empresa tal como se encuentra en este momento?

Debes sensibilizar  en este punto para que tu  asegurado tome la dimensión del camino recorrido y lo que ha logrado en ese proceso.

Pregúntale: “Si te alcanzara  la vida para volver a iniciar desde cero, ¿lo harías?”. 

La respuesta que recibas no será afirmativa. Preséntale la fórmula de solución.     

La póliza de seguro  que vas a instalar es una máquina del tiempo,    ya que reducirás con ella todos esos años que el empresario invirtió para hacer crecer su empresa, y que se perderían en el  momento de un siniestro.

La póliza de seguro de Daños  es una máquina del tiempo,   ya que el empresario va a esperar  solo unos meses, tal vez tres o cuatro,  para que la compañía aseguradora le pague la suma asegurada  y vuelva a dejar   su empresa como estaba antes del siniestro. La póliza de seguro  de Daños es, entonces, una máquina  del tiempo: reduce a unos meses lo que llevó  años construir.

En este momento,  el empresario está en la máxima emoción por presumirte su negocio. Esta  analogía le permite comprender el porqué, el para qué  y el cómo. La  póliza de seguro de Daños  le es invaluablemente necesaria.

Si llegaste hasta este punto, felicidades. No  necesitas buscar un proceso de cierre: ya  lo hiciste. El cierre está  efectuado, ya que tu cliente comprendió que no solo es comprar o “gastar” en una póliza;  es invertir en un sistema integral de coberturas.

El seguro de Daños,   como ya te    he mencionado, presenta muchas décadas de atraso, y en todos los aspectos, desde capacitación, procesos de atracción a la venta hasta  el que abordo el día de hoy: el proceso de venta y detección de necesidades.

No existe un modelo para esto;  y, como puedes ver, la labor es inmensa.

Detectar necesidades en seguros de Daños  es igual que en seguro de Vida:  la empresa puede morir  y puede quedar incapacitada.

Comparar el seguro de Daños  con una máquina  del tiempo   es una analogía que te permitirá comprender que este proceso es más  simple, mucho más  simple, que un extenso  cuestionario anacrónico.
Utilizar   situaciones simples y comparaciones permite  quitar esas capas de insensibilidad al seguro de Daños.    

¿Qué sigue? Vamos a construir una  metodología nueva para la detección de necesidades. Yo  la llamo el Método de los tres  cheques, y junto con  la analogía de la máquina del tiempo harán  posible que los empresarios comprendan que la póliza es un aliado, no un gasto suntuoso.

¿Guerra de precios y tarifas? Debe terminar. La  detección de necesidades es la piedra filosofal del  seguro de Daños.   

Te invito a leer  mi siguiente columna, donde expondremos  este nuevo método. ¿Quieres  adelantarlo? No te pierdas al inicio de semana   los Lunes Dañeros  de Amasfac,   de Agente 180°.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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