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La bendición de simplificar

genuario@elasegurador.com.mx
@GenuarioRojas
Vivir seguros
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Por: Genuario Rojas

genuario@elasegurador.com.mx

Alguna vez adquirí el libro titulado Simplicidad, de Edward de Bono. Lo recordé el martes 21 de febrero, cuando dentro del ciclo La Ciencia del Éxito, que pretende ser un ciclo sin fin dándole la vuelta a 17 lecciones de Napoleon Hill, tuvimos la oportunidad de conversar con Clemente Cabello.

Tocábamos apenas la tercera sesión que llevamos a cabo en línea, a través de Zoom, denominada La Fe Aplicada, tras haber hecho un recorrido por dos temas previos: El propósito determinado y Mente maestra.

Parecería incluso raro no hablar de seguros con Cabello, porque, sin duda, es una leyenda dentro de dicha institución; sin embargo, la intención de esa noche se orientó a preguntar y saber qué papel jugaron en su vida la definición de un propósito, las alianzas para aterrizar un sueño y la fe traducida a la acción.

Clemente Cabello fue, para aquellos que no lo saben, director general de Grupo Nacional Provincial, empresa hoy mejor conocida simplemente como GNP Seguros. A él le tocó trabajar por la manifestación de un propósito definido y definitivo consistente en conducir a la aseguradora a la cima del ranking. Por supuesto, su trayectoria tocó otras áreas de éxito.

De lo que vivió en el proceso de conseguir el liderato es acerca de lo que platicamos con él en la sesión que llevamos a cabo. Siempre amable y conocedor, Cabello respondió a las preguntas que los asistentes a la reunión le formularon, deseosos de conocer los secretos que le dieron el éxito como asegurador.

En principio, este asegurador recalcó que, si bien es cierto que el propósito debe estar perfectamente definido, resulta primordial “vendérselo” a todos y cada uno de los colaboradores de la organización, de manera tal que ese propósito sea de todos y todos contribuyan al logro desde la posición que ocupen.

Sobre la mesa puso algo acerca de lo cual muchos solemos hablar como fundamental no solo en la vida personal, sino en lo laboral, en los negocios, que es la comunicación. Para conseguir que todos los involucrados compren la idea, hay que dominar la comunicación siendo ejemplo de lo que se predica.

Ser congruentes es, en este contexto, imprescindible. Si es cierto que una idea puede ser comunicada, esto requiere, asimismo, del compromiso de la disciplina personal, en la medida de que, comentó, solo así los demás, sobre todo los miembros de la alianza de la mente maestra, la sentirá como suya. Su equipo, muchos lo saben, era prueba de todo.

Cabello no es de aquellos que prefieren imponer la autoridad y, con ello, lograr que el personal en todos los niveles colabore sino de los que opta por poner el liderazgo por encima de todo y eso solo es posible si la cabeza, el equipo directivo, demuestran su compromiso con el propósito establecido.

De acuerdo con lo que sostiene Napoleon Hill en su libro La ciencia del éxito, nadie puede ir solo en pos de algo grande. Clemente Cabello coincide con el también autor de Piense y hágase rico. De hecho, éste sostiene que concretar el objetivo de ir a la cima del ranking de la industria aseguradora fue obra de un trabajo de equipo.

Napoleon Hill ha indicado que existen seis claves para establecer una alianza de la mente maestra exitosa: lealtad, confiabilidad, habilidad de ejecución de lo toca hacer, actitud mental positiva, disposición a recorrer la milla extra y fe aplicada. Esto no es nada nuevo, pero Cabello concuerda con estos principios.

Una persona observadora notará de inmediato que cinco de las seis claves tienen que ver con la persona y solo una con la técnica, con el saber hacer. El asegurador se mostró totalmente de acuerdo con la necesidad de que esas claves estén presentes en una alianza para lograr un propósito determinado.

Hill advierte en su obra que si en el establecimiento de una alianza para la mente maestra falta una sola es mejor detenerse y pensar para no vivir los efectos desastrosos que puede ofrecer una alianza sin los seis factores críticos. Cabello, como lo hizo Hill, no solo no restó importancia a este punto, sino que le añadió la fe, la fe aplicada. Cómo puede uno pensar en la armonía sin estos puntos.

En medio de todos estos conceptos vertidos durante la sesión, surgió una serie de preguntas planteadas por parte de aquellos que acudieron a la cita semanal y por quien esto escribe. La verdad es que, tras haber expresado la pregunta, muy elaborada en algunos casos, fue impresionante la sencillez con la que Clemente Cabello respondió.

Simplicidad, parece ser el nombre del juego. Simplicidad seguida de acción. Simplicidad en la que esté presente la motivación auténtica. Los secretos se esconden, entonces, detrás de esa simplicidad. Entiende uno aquello de para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo.

Uno tendría que aprender de los experimentados, en una época en la cual, sin embargo, no son pocos los que dejan de lado la experiencia, sumidos como muchos están en una intensidad de propósito centrada en el dinero, en especial cuando éste es considerado como fin y no únicamente como un medio.

A veces uno se olvida, en este tenor, de que cuando el dinero domina nuestra mente cobra visos de adicción y ya sabemos que cualquier a dicción es peligrosa. Ah cuántas cosas se hacen en aras de llevarse una ganancia económica en cualquier transacción en la que se participe.

¿Qué no es peligroso esta adicción? Baste, para refutar cualquier sospecha al respecto, que, como en tantas y tantas adicciones, puede recurrirse caminos poco edificantes, como es el engaño, la violencia llevada incluso al asesinato. Usted, lector, seguro conoce qué llegan a hacer las personas que están dominadas por el dinero.

No, esto no quiere decir que el dinero sea malo como propósito a alcanzar, ya que el dinero se necesita para vivir la clase de vida que se desea. De lo que se trata es de tomar el control de nuestra vida a través de enfocarnos en eso que deseamos o podemos desear ardientemente, más allá del dinero.

¿Podemos regresar a la simplificación en todo lo importante de nuestra vida? Es posible, aunque en ocasiones haya necesidad de apoyo, de trabajar con un mentor, de un coach. A sus 79 años, Clemente Cabello tiene un coach, lo que no solo demuestra humildad sino también una apertura a escuchar con miras a aplicar.

Simplifiquemos nuestra vida, apoyémonos en otros, y, ténganlo por seguro, no solo tomaremos mejores decisiones, sino que seremos más felices.

¿Quieres sumarte al grupo de estudio y aplicación en el ciclo La ciencia del éxito, no importa a qué te dediques? Escríbeme al correo vivirseguros@elasegurador.com.mx y compárteme tu número de celular por WhatsApp al 55 47678918 o escríbeme a este número compartiendo tu correo. Agrégame tu actividad y desde cuándo la realizas. Te mandaré liga de Zoom a este grupo de cupo limitado.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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