La llegada del invierno en América del Sur, así como la cristalización de la próxima temporada de huracanes que amenaza con golpear a El Caribe, América del Norte y Centroamérica se perfilan como dos importantes desafíos que podrían poner en jaque la lucha de los países del continente americano para frenar la propagación de la COVID-19, afirmó Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
En conferencia de prensa virtual, la funcionaria de la OPS señaló que es innegable que los esfuerzos de los gobiernos y autoridades sanitarias en las Américas se complicarán considerablemente, debido a que la temporada de huracanes, así como el invierno austral son amenazas estacionales inevitables y que en breve podrían inyectarle mucha más presión a las plataformas sanitarias de los países.
Según datos que compartió Etienne, América se perfila actualmente como el epicentro de la pandemia de COVID-19, puesto que más de mitad de los casos activos, así como las muertes registradas y asociadas a esta enfermedad se han cristalizado en esta región. Además, Estados Unidos y Brasil ocupan el primer y tercer lugar, respectivamente, en cuanto a las naciones de todo el orbe con más contagios del virus SARS-CoV-2.
Por último, la directiva de la OPS reconoció que no existen pruebas que confirmen que las bajas temperaturas y la humedad extrema provoquen una propagación mucho más activa de la COVID-19; sin embargo, recordó, hay evidencia que ambas condiciones climatológicas incrementan las infecciones respiratorias, como la neumonía y la gripe.
“Lo anterior podría provocar serios problemas para los sistemas de salud de la región, los cuales deberán responder al mismo tiempo y con efectividad a la pandemia y al pico de enfermedades respiratorias, con el agravante de que los síntomas son similares; por lo que se podría entorpecer el diagnóstico de COVID-19”, finalizó Etienne.