En los últimos cinco años, el mundo ha enfrentado repercusiones extraordinarias derivadas, entre otras cosas, de la pandemia de Covid, la guerra de Ucrania y de la inflación de las principales economías, considerada la más alta en 40 años. Derivado de esto, es vital entender qué escenarios o condiciones pueden impulsar la absorción de riesgos, la contribución de los seguros y las acciones para restaurar la resiliencia de los países.
Así lo señala Swiss Re en el estudio: Restaurar la resiliencia: la necesidad de recargar la capacidad de absorción de impactos, en el que agrega que en 2022 la brecha de protección global alcanzó un nuevo máximo de 1.8 billones de dólares, y la resiliencia económica aumentó en el mismo año a medida que se normalizó la política monetaria y alrededor del 60 por ciento de la exposición global de cultivos asegurables estaba desprotegida contra los peligros naturales.
Medimos la resiliencia en la medida de qué tan bien pueden resistir un shock financiero inesperado una economía, una empresa o un hogar, así como una catástrofe natural o la muerte del sostén de la familia. El índice de resiliencia macroeconómica de Swiss Re captura hasta qué punto una economía puede resistir.
Swiss Re refiere que los índices de resiliencia de seguros miden cómo estos contribuyen a mantener la estabilidad financiera de los hogares y las empresas al transferir o absorber riesgos clave para la vida, la salud y la propiedad. La brecha de protección es la porción no asegurada o desprotegida de los recursos necesarios para mitigar completamente un riesgo.
Por los factores explicados, Swiss Re considera que la economía mundial actual necesita una recarga sostenida de resiliencia. El valor de la exposición al riesgo sin protección a nivel mundial ha aumentado constantemente en los últimos cinco años.
“Estimamos que se amplió el índice de resiliencia de los seguros con un nuevo índice de protección de cultivos, añadiendo el peligro de tormentas convectivas severas al índice de catástrofes naturales”, señala.
La firma estima que alrededor del 43 por ciento del riesgo a nivel mundial no estaba protegido por activos o seguros en 2022, y con los ajustes señalados estos tuvieron una mejora del 46 por ciento respecto de los observados hace una década.
El economista jefe del grupo Swiss Re, Jerome Haegeli, opina que la resiliencia macroeconómica se fortaleció a nivel mundial en 2022 cuando los bancos centrales aumentaron las tasas de interés, lo que ocasionó que la resiliencia macroeconómica volviera al nivel previo a la pandemia. Sin embargo, observó que sigue siendo el 15 por ciento más débil que en 2007, antes de la Crisis Financiera Mundial (GFC).
El riesgo es elevado: el proceso de endurecimiento monetario para controlar la inflación ha dejado al descubierto los riesgos de estabilidad financiera y recesión, mientras que la persistente inflación aumenta la necesidad de apoyo fiscal para compensar la erosión del poder adquisitivo de los hogares. Esperamos poca mejora en la resiliencia en 2023 o 2024, indicó Haegeli .
La investigación de mercado efectuada por Swiss Re dejó en claro la necesidad de resiliencia en peligros clave. El sistema agroalimentario sustenta a casi la mitad de la población mundial y la seguridad alimentaria ha sido una preocupación constante desde el estallido de la guerra en Ucrania.
Sin embargo, se añade que el nuevo índice de cultivos encuentra que alrededor del 60 por ciento de la producción global de cultivos asegurables estuvo desprotegida contra desastres naturales y accidentes en 2022, razón por la que la firma estima que la brecha global de protección de cultivos es de 113,000 millones de dólares (o su equivalente a primas), de un 28 por ciento en términos nominales desde 2016, lo que refuerza la importancia del papel de los seguros agrícolas para suavizar las fluctuaciones de ingresos de los agricultores.
Al referir los alcances de la resiliencia en materia de salud, la firma asegura que estos muestran una fuerza alentadora, situándose en el 78 por ciento en 2022, ya que los estándares de Vida y Salud mejoraron junto con el crecimiento económico, particularmente en las economías emergentes de Asia.
No obstante, la resiliencia de la mortalidad es del 43 por ciento, lo que implica que muchos hogares son vulnerables a la pérdida del sostén de la familia. En tal sentido, Swiss Re observa que la brecha de mortalidad global se amplió a 406,000 millones de dólares en 2022, un máximo histórico impulsado por la inflación, los aumentos salariales y la debilidad de los mercados financieros. El seguro de Vida ha ayudado a mejorar la protección en la mayoría de los países, particularmente en aquellos con mayor resiliencia, pero aún queda mucho por hacer.
Finalmente, Swiss Re indica que recargar la resiliencia requiere dos estrategias: reducir las pérdidas esperadas y ampliar la cobertura de seguros. Cada dólar invertido en la prevención de pérdidas en los países de bajos ingresos crea un dividendo de resiliencia relativamente mayor que en las economías más ricas. Al reducir el riesgo, la prevención de pérdidas también fomenta la asegurabilidad.