En los últimos seis años, la delincuencia ha ido en aumento de manera imparable, pero a inicios del año 2019 preocupó a las autoridades el inusual aumento de los delitos considerados de alto impacto, como homicidio doloso y feminicidio, homicidio culposo, secuestro, extorsión, trata de personas, robo con violencia, robo de vehículos, robo a casa habitación, robo a negocios, robo a transeúnte, violación y narcomenudeo.
De acuerdo con el más reciente reporte del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), en el primer bimestre del año la violencia en el país rompió un récord histórico al haberse registrado 5,803 homicidios dolosos y feminicidios, lo que equivale a que 98 personas perdieran la vida diariamente.
Y, si se hace una comparación del primer trimestre de 2019 con el mismo periodo de 2018, veremos que las víctimas por homicidio doloso crecieron 8.75 por ciento; las de secuestro, 35.29 por ciento; las de extorsión, 43.15 por ciento; las de trata de personas, 33.01 por ciento; y las de violencia asociada al narcomenudeo, 12.53 por ciento; y los robos con violencia aumentaron 3.53 por ciento, el robo a negocios se incrementó 9.93 por ciento y el robo a transeúnte creció 13.52 por ciento.
En cuanto a las cifras del último mes evaluado por la institución, correspondientes a marzo de 2019, las víctimas de homicidio culposo fueron 1,243; por accidentes de tránsito, ocho; por arma de fuego, 305; y 74 que no se han especificado.
Del robo a casa habitación se integraron 6,733 carpetas de investigación; y de robo a negocio, 9,494. Por otro lado, el delito de robo a transeúnte registró 6,583 denuncias; la violación, 1,429; y el narcomenudeo, 5,636 expedientes.
El número de víctimas de secuestro en marzo fue de 172; las extorsiones ascendieron a 679, y las víctimas de trata fueron 27. Los robos con violencia sumaron 23,140 casos. De este total 6,230 fueron de vehículo, 5,058 contra transeúntes, 4,517 a negocio, 1,935 a transporte, 914 contra transportistas, 598 a casa habitación, 31 de autopartes, 20 de ganado, 18 a instituciones bancarias, 15 de maquinaria y 3,804 de otro tipo.
En específico, el robo de vehículos en este mes contabilizó 16,665 carpetas de investigación, de las cuales 13,529 fueron de coche y 3,136 de motocicleta.
Relacionar las cifras de los delitos de alto impacto con el robo de vehículos es inevitable y necesario para conocer la magnitud del problema de robo de unidades en el país, pues no se trata simplemente de una sustracción del patrimonio o de un fenómeno aislado, sino que ese ilícito es el primer eslabón de una cadena de delitos más graves, porque los vehículos robados no son siempre el fin último de los delincuentes, sino que en gran parte de los casos constituyen la herramienta para cometer secuestros, homicidios, robos a casa habitación y asaltos a personas en la calle. Los autos robados son hoy elementos indispensables para el crimen organizado.
Para apoyar esta aseveración podemos decir que, según un análisis de las autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública, la tendencia alcista de homicidios está correlacionada con el robo de autos, lo que significa que al aumentar los homicidios se presenta un incremento del robo de coches, y viceversa.
El robo de autos, en ascenso en México
En los últimos tres años, el robo de vehículos asegurados en el país se ha disparado casi 50 por ciento, al pasar de 61,600 unidades arrebatadas a 92,200, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS). La tendencia alcista que se registró del año 2016 al 2017 fue de 22.5 por ciento; de 2017 a 2018, de 21.9 por ciento; y de 2018 a 2019, de 0.3 por ciento.
Tan sólo en lo que va de abril de 2018 a marzo de 2019 se robaron 92,200 unidades, lo que quiere decir que se sustraen 10 automóviles cada hora, el número más alto en los últimos 25 años.
El reporte de la AMIS también muestra que el índice de recuperación de vehículos es muy bajo, pues el año pasado se logró hallar sólo 34,575 unidades de 92,200, es decir, 37.5 por ciento del total. En otras palabras, por cada 10 coches robados se localizaron sólo cuatro.
Además, en los últimos 12 meses la mitad de los ilícitos ocurrió en los estados de Jalisco, con 12,111 casos; Estado de México, con 25,259; y Ciudad de México, con 10,734. Pero también sobresalen Puebla, con 6,792; Guanajuato, con 4,234; Veracruz, con 4,213; Sinaloa, con 3,103; Michoacán, con 2,980; Tabasco, con 2,753; Nuevo León, con 2,753 y Baja California, con 1,861.
Se registraron focos rojos en el municipio de Guadalajara, que por primera vez superó a Ecatepec de Morelos, al reportar 6,448 casos, en contraste con los 6,404 de la localidad mexiquense. Muy cerca de éstos se encuentra Tlalnepantla de Baz, también en el Estado de México, con 2,770 siniestros.
Y llaman la atención las localidades de Puebla, con 2,615 casos, y Culiacán, con 2,435, que se encuentran entre las de mayor número de sustracciones con violencia.
En las alcaldías de Ciudad de México, el panorama no es más esperanzador. En Iztapalapa se robaron 1,707 coches; y en Gustavo A. Madero, 1,480, y en ambos casos las sustracciones fueron con altos índices de violencia: 59.5 y 64 por ciento de incidencia en el uso de esta agravante, respectivamente.
Se estima que el problema de este delito es mucho mayor y que las cifras reales fácilmente podrían llegar al doble, pues en las estadísticas sólo se incluyen los autos robados que están asegurados. Basta con poner el ejemplo de Ecatepec para darse una idea del panorama: ahí 80 por ciento de los automóviles no tiene ningún tipo de seguro; aun así, en todo el sexenio pasado se registró que la entidad encabezó los primeros lugares en vehículos asegurados robados, además de que se hizo uso de la violencia en 86 por ciento de los casos.
Entre otras cosas, cabe resaltar que de abril de 2018 a marzo de 2019 se usó la violencia en 61.6 por ciento de los robos de vehículos, y en más de 10 entidades el empleo de la coacción superó la media nacional: Guerrero, con 79.3 por ciento; Sinaloa, con 78 por ciento; Estado de México, con 73 por ciento; Puebla, con 72.1 por ciento; Zacatecas, con 70.7 por ciento; Michoacán, con 66.9 por ciento; Tamaulipas, con 66 por ciento; y Guanajuato, con 65 por ciento.
El aumento desaforado de este delito tiene repercusiones sociales y económicas profundas, pues genera grandes gastos no sólo a los particulares, sino también a la industria automotriz (cerca de 16,000 millones de pesos), lo que implica disminución de las ventas, desempleo y alza de costos. Los altos índices de criminalidad suponen también para las aseguradoras de autos asumir mayores riesgos y costos, lo que se traduce en primas más elevadas para los usuarios que viven en zonas conflictivas.
¿Qué han hecho las aseguradoras ante el robo de autos?
El panorama de la sustracción de automotores no es alentador para nadie, y las compañías de seguros sortean como mejor pueden esta situación. Y es que, debido a los altos registros de robo en zonas particulares, los precios de las pólizas también aumentan, y en algunas entidades las aseguradoras ya restringen su protección.
Como se mencionó anteriormente, sólo cuatro de cada 10 autos asegurados robados se recuperan, de acuerdo con la AMIS, pero esta cifra puede aumentar si se empieza a utilizar tecnología para su localización, lo cual beneficiaría tanto a las compañías como a los conductores.
La radiofrecuencia digital como una opción ante la sustracción de autos
Un artículo publicado por Lo Jack en Profesionales en Seguros (obra producto de la colaboración entre la Amasfac y Editorial Leto) titulado “El uso de la tecnología para el combate al robo de autos” indica que con la liberación de radiofrecuencias la transmisión de datos es más ágil y aporta un beneficio muy grande para recuperar autos. Además, el Gobierno Federal lanza licitaciones para el control de ciertos anchos de banda, lo que genera una cobertura mayor de transmisiones.
La radiofrecuencia digital funciona como un transmisor, y una de sus ventajas principales es que, sin importar las condiciones del lugar en que se encuentre el emisor de la señal (espacio cerrado, aislado, o incluso subterráneo), se logra contar con información de localización. Con ello se evita que el ladrón cometa su objetivo, que unas veces es desmantelar el coche y vender las autopartes en el mercado negro y otras utilizar la unidad para perpetrar otro delito. Este dispositivo es oculto y se puede colocar en diversas partes del auto.
Las compañías brindan bonificaciones a clientes que utilizan dispositivos de seguridad
La mayoría de las empresas de seguros ofrecerá a los asegurados descuentos o disminución del deducible si éstos cuentan con equipo de seguridad en su coche, como GPS u otros; éstos son algunos ejemplos:
- Llave con chip junto con luces antirrobo, con el que ya cuentan muchos modelos recientes. Estos dos aditamentos quizá no evitarán de manera infalible la sustracción de una unidad, pero sí podrían lograr que el malhechor se confunda y desista porque la alarma genera ruidos que lo presionarán mentalmente.
- Kill Switch es una llave especial que impide que el auto arranque, ya que desconecta el sistema eléctrico del motor.
- Sistemas de rastreo que empresas como Lo Jack utilizan, en especial con la radiofrecuencia explicada anteriormente, y el geolocalizador GPS. Algunos dispositivos perciben que el coche está siendo robado, con lo que mandan un aviso a la Policía.
Además existen cortacorrientes, que logran que el auto se inmovilice. Este accesorio puede usarse en el llavero; y, si la unidad es sustraída, el usuario debe alejarse para que el coche se detenga de forma automática.
De igual forma, si la persona que contratará el seguro comprueba que resguardará su unidad en una cochera, pensión o estacionamiento, el deducible podría disminuir, al igual que el precio de la póliza.
El robo de autos afecta también a las aseguradoras
La sustracción de unidades no sólo provoca que las finanzas de las familias se debiliten, ya que la mayoría de los coches está en financiamiento, sino también que las compañías gasten demasiado dinero en indemnizar las unidades y en realizar gastos administrativos y de operación.
Por ejemplo, cuando se localiza una unidad, es necesario contar con una grúa para moverlo. Además, en su gran mayoría, las compañías pagan el costo del corralón.
De igual modo, las empresas de tecnología trabajan en crear nuevas herramientas, más complejas, que eviten que los delincuentes corten las señales del sistema de seguridad.
El precio de las pólizas se mantendrá mientras se establezcan sinergias
Mientras la recuperación de las unidades continúe y vaya al alza, las empresas aseguradoras conservarán el precio de sus pólizas, pero lograr esto implica una colaboración estrecha entre la industria del seguro, los asegurados y las autoridades.
Por el lado de las autoridades, uno de los programas que evitan la compra de autos robados es el Repuve (Registro Público Vehicular), que registra las unidades de todo el país. De igual modo, se han diseñado iniciativas que instan a endurecer las sanciones para el delito de sustracción de autos, tanto particulares como comerciales, pues los transportistas también sufren como pocos este hecho: las pérdidas de la industria del transporte de carga ascendieron a más de 92,500 millones de pesos en 2018, de acuerdo con datos de la Cámara Nacional de Autotransporte de Carga (Canacar).
En cuanto a los asegurados, es importante no sólo contar con la mejor tecnología para disminuir el robo de unidades y mejorar su localización, sino también evitar acciones que llamen la atención de los malhechores, como llevar objetos costosos dentro del auto mientras se circula.
Las compañías, además de reconocer con bonificaciones a los clientes que protegen su auto, ofrecen asistencia jurídica para levantar el acta y sufragan otros gastos administrativos, como el uso del remolque. Sin embargo, estas asistencias también dependerán del paquete de seguros contratado.
¿Qué medidas deberán tomar los gobiernos para disminuir el robo de vehículos?
Como se ha mencionado, los altos índices de delincuencia y las cifras de robo de vehículos son alarmantes en el país. Este delito atenta contra el patrimonio de las familias y contra la economía nacional. Por ello es urgente que las autoridades y el sector privado propongan medidas en el corto, mediano y largo plazo para combatir este mal, que tanto aqueja a la sociedad.
Las causas del delito son multifactoriales y afectan a otros ámbitos de la vida pública, pues se relacionan con la crisis de seguridad y con la inestabilidad económica, que orilla a los individuos a integrarse al crimen organizado. Es por ello por lo que se requieren políticas públicas integrales que comprometan tanto a las autoridades como a las empresas y ciudadanos.
Por un lado, se debe plantear la necesidad de que los cuerpos policiacos estén mejor capacitados y pagados para poder hacer frente al crimen. También conviene endurecer el sistema penal y las sanciones a los delincuentes para disuadir a los ciudadanos de cometer actos delictivos, según el político mexicano Jorge Márquez. Y, por otro, las compañías ensambladoras de autos deben implementar medidas de seguridad más complejas que protejan a los automovilistas.
Factores que podrían incidir en el robo de autos
La violencia ha aumentado de manera generalizada en todo el país; y, como se ha mencionado, los crímenes que han desatado esta ola de agresión se diversificaron como nunca antes. Según lo que sostiene Joy Langston, politólogo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), en un artículo que apareció en The New York Times, quizá una de las causas principales que motivan este incremento de los delitos en México sea la impunidad. Ante ello, los delincuentes se colocan fuera de la ley para cometer estos actos antisociales con la tranquilidad de que no serán sentenciados o de que, en caso de recibir una condena, la pena será corta. De igual manera, los especialistas apuntan que otro motivo relacionado puede ser la proliferación de células delincuenciales vinculadas al crimen organizado y al tráfico de armas y drogas.
En consecuencia, la crisis de seguridad en el país ha sido campo fértil para que los delitos consumados con violencia aumenten exponencialmente. Entendemos por acto con violencia aquel que se comete con amedrentación de la víctima con armas blancas o de fuego.
Así, el modus operandi de los ladrones que utilizan la agresión es atacar en pareja a los automovilistas varados en el tránsito o en algún semáforo. Los periodos de mayor incidencia son de 6:00 a 8:00 horas y de 20:00 a 24:00 horas. Por otro lado, la sustracción de vehículos sin violencia ocurre principalmente en unidades habitaciones y zonas comerciales y de oficinas, en donde los autos permanecen estacionados por largos periodos, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad Ciudadana y la AMIS.
También es relevante mencionar que 25 por ciento del robo de vehículos con violencia es contra unidades de alta gama, que en su mayoría se destinan a la reventa ilegal; las unidades que se obtienen con el otro 75 por ciento de despojos cometidos con violencia se usan para cometer otros delitos. Según cifras de la AMIS, por cada 100 vehículos subcompactos o de baja gama que se roban, se arrebatan nueve de gama alta.
De acuerdo con la misma asociación, hay modelos de automotor que tienen más probabilidades de ser robados. Esto es así porque hay una cantidad mayor de éstos en circulación y en general no cuentan con sistemas de seguridad sofisticados que frustren el despojo. La AMIS también reveló que los dueños de autos de alta gama o de lujo son los que más sufren violencia, pues, debido a los sistemas de seguridad con que cuentan sus unidades, éstas son más difíciles de robar cuando están estacionadas.
Por todas las razones expuestas, es primordial que se aumenten los operativos de vigilancia en los estados y zonas que han sufrido el crecimiento de los índices de violencia. La tarea no es sencilla, pues, como se ha mencionado, abarca una serie de factores que complican la persecución del delito. Sin embargo, es vital que las autoridades endurezcan los castigos para el robo, aumenten los operativos de vigilancia y cataloguen estos crímenes como graves.
¿Cuáles han sido las propuestas de los gobiernos para combatir los delitos?
Desde el 29 de abril de 2019, la administración de Ciudad de México ha implementado una estrategia de seguridad y protección, denominada Operativo Rubik, para disminuir el robo de autos en la capital del país. De acuerdo con la información que proporcionó la Secretaría de Seguridad Ciudadana, se agregaron 12 unidades policiacas destinadas a la revisión aleatoria en las zonas de mayor incidencia delictiva.
Con datos de la misma secretaría, en los meses que han transcurrido desde que se implementó el Operativo Rubik disminuyó hasta en 16 por ciento el robo de vehículos en las zonas donde el plan se ha establecido. El programa cuenta con 800 elementos policiacos adicionales para revisar la documentación de las unidades y el número de serie y corroborar que no se encuentren denunciados en el Repuve como robados. También se somete a revisión a sujetos sospechosos.
No obstante, y a pesar de que el programa de la capital del país ha logrado detener a integrantes de bandas de extorsionadores, delincuentes dedicados al narcomenudeo, criminales que se dedican exclusivamente al robo y culpables de homicidios culposos, el esfuerzo aún es insuficiente, pues, de acuerdo con la Procuraduría General de Justicia de CDMX, en el primer trimestre del año se han reportado 3,532 casos de robo de auto; es decir, el delito ha crecido 35.68 por ciento respecto al año anterior en el mismo periodo.
La asociación Datos Abiertos de Ciudad de México ha revelado que las alcaldías de mayor incidencia en la comisión de este delito son Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Benito Juárez; sin embargo, algunas de las colonias más peligrosas se encuentran en Iztacalco y Cuauhtémoc.
Aunque en otras entidades la estrategia es similar a la de la capital del país, es importante que las autoridades estatales desplieguen un número mayor de elementos policiacos en esas zonas e incrementen la vigilancia. También deben endurecer las penas que se aplican a estos delitos.
¿Cuáles son los retos de los gobiernos para combatir el robo de vehículos?
La situación del país es compleja por las condiciones en las que se desarrolla, que han exacerbado el crimen en estados donde antes los índices de delincuencia estaban por debajo del promedio nacional. Desde el inicio de la ola de violencia, en 2006, el crimen organizado ha implementado nuevas estrategias de financiamiento que incluyen el secuestro, el robo y la extorsión, que han tenido evidente éxito debido a la fragmentación de la autoridad en todos los niveles.
En teoría, la solución parece obvia: reforzar las capacidades de los elementos de la Policía y tener un sistema sólido de procuración de justicia. Sin embargo, los expertos estiman que el sistema político mexicano parece ser refractario a este tipo de propuestas, pues no hay una rendición de cuentas que permita incentivar las buenas prácticas entre policías, políticos y jueces. Aunado a ello, la corrupción es la mejor aliada de la delincuencia organizada, pues corrompe las esferas de autoridad que tienen la posibilidad de perseguir el delito. Por ello, la sensación de inseguridad e impunidad es generalizada, y la ciudadanía confía cada vez menos en las instituciones, por lo que se debe comenzar a fortalecerlas.
En conclusión, el esfuerzo para combatir la inseguridad debe ser bilateral: por una parte, los gobiernos deben infundir mayor confianza a los ciudadanos respecto a las instituciones, brindar más seguridad y establecer operativos de vigilancia que garanticen un estado de derecho en el que todos los habitantes puedan sentirse seguros. Por otro lado, en el sector privado, las compañías aseguradoras deben fomentar el uso de mecanismos de protección, como dispositivos de seguridad más avanzados en los vehículos y coberturas de Robo Total asequibles a los individuos más vulnerables, con garantías que comprometan tanto al automovilista como a la empresa a compartir el riesgo. Con ello se educará al usuario y se lo orillará a no exponerse.