A pesar de que las organizaciones en 2020 registraron una abrupta aceleración en sus procesos de digitalización a causa de la virulenta expansión de la COVID-19, todavía la adopción de disrupciones como la Inteligencia Artificial (IA) es muy incipiente en el entorno corporativo de México y América Latina, condición que constituye un freno para crear nuevos modelos de negocio y darle un rostro nuevo a la propuesta de valor de las empresas.
La advertencia anterior corresponde al estudio más reciente de Everis, compañía consultora y especialista en desarrollar estrategias de negocio, difundido bajo el título La inteligencia artificial en las compañías latinoamericanas, que destaca que el conocimiento sobre las ventajas que brinda la digitalización es aún limitado en las organizaciones con operación en nuestro país y el resto de América Latina.
El análisis de la firma de origen español, que entrevistó a más de 40 directivos y encuestó a más de 100 personas responsables de liderar la adopción tecnológica en sus empresas, revela que 42 por ciento de las organizaciones en América Latina cree que la IA no es la herramienta tecnocientífica ideal para revolucionar a su compañía en materia comercial y operativa.
Si bien en un número pequeño de las empresas entrevistadas se afirma que el uso de la IA ha alcanzado un alto grado de madurez, los casos de las organizaciones cuya actividad principal está íntimamente relacionada con esta clase de tecnologías son pocos, remarca el diagnóstico.
Entre los hallazgos más sobresalientes de la investigación distribuida por Everis destaca que sectores como el financiero y el de telecomunicaciones van a la cabeza en cuanto al nivel de adopción de disrupciones como la IA. En contraste, industrias como la fabricación y el retail acusan un considerable retraso en esta carrera digital.
Por lo anterior, la investigación prevé que, tal como ocurre en otras regiones del orbe, la brecha en lo que se refiere a instrumentar innovaciones como la IA entre los sectores más avanzados y más rezagados se ampliará. De modo que, avizora, es probable que sean los segmentos productivos que tarden más en adquirir herramientas para el análisis de datos, talento y competencias clave los que provocarán un peligroso rezago digital.
Mentalidad que inhibe la reinvención
En otro punto del análisis, Everis sostiene que, más allá de eficientar procesos y mejorar proyectos puntuales, la IA es una tecnología que ayuda a reformular los modelos de negocio de cualquier compañía. Por lo tanto, las empresas pueden generar nuevas fuentes de valor siempre y cuando la alta dirección articule proyectos digitales transversales que permeen todos los departamentos de la organización.
Pese a las innegables ventajas de estos avances tecnológicos, asevera el diagnóstico, en muchas de las empresas encuestadas la digitalización no está acompañada de una visión estratégica e integral por parte de la alta dirección, ya que la gran mayoría de los directivos desconoce cómo la tecnología puede ayudar a reinventar su nicho de negocio.
De acuerdo con la consultora, es vital enfocar esfuerzos que permitan promocionar la IA entre los miembros de mayor jerarquía de las organizaciones, puesto que los desafíos a los que éstas se enfrentan en la actualidad son mayúsculos, contexto que podría ser sorteado con mayor éxito si los tomadores de decisiones son conscientes del verdadero potencial que trae consigo la digitalización.
Y es que, de acuerdo con la encuesta de Everis, 39 por ciento de las empresas en América Latina desarrolla su personal por su cuenta para llevar a cabo nuevos proyectos que sean impulsados por la IA. Además, 26 por ciento de los consultados reconoce que capta talento externo para reforzar sus áreas de tecnologías de la información, y tan solo 23 por ciento contrata consultores externos para instrumentar nuevos procesos operativos ciento por ciento digitales.
México, otra vez al furgón de cola
El diagnóstico de Everis hace hincapié en que México es uno de los mercados de América Latina más rezagados en lo que se refiere a la instrumentación de la IA, incluso por debajo de economías menos desarrolladas de la región.
El análisis añade que el progreso de proyectos basados en IA en México es todavía muy bajo y está lejos de afianzarse, tal como podría esperarse de una economía como la de este país, ya que es la segunda más importante de América Latina, sólo detrás de Brasil.
Considerando el contexto descrito, la investigación de Everis plantea como obligatorio contar con un número mayor de responsables de innovación dentro de las empresas, profesionales que además deben conocer las implicaciones y los alcances que puede tener la implementación de la IA y de nuevas tecnologías.
“Cambiar los paradigmas organizacionales es un catalizador con una inversión a largo plazo centrada no solamente en costear los proyectos, sino también en entender las implicaciones culturales que tiene la integración de la IA en las empresas; todo ello con el objetivo de que se rediseñen a fondo los modelos de negocio”, apostilla el documento.
Derivado de la exploración realizada, la consultora infiere que es evidente que uno de los grandes retos que hoy enfrenta el mundo corporativo mexicano estriba en revertir la idea de que su cuota de mercado está segura si se mantiene operando como hasta ahora. Entonces, advierte, es imperativo que haya un entendimiento definitivo de que la innovación es la vía para que la propuesta de valor de las empresas sea moderna y funcional ante un mercado que se está transformando en todas las direcciones y a gran velocidad.
Para finalizar, Everis especifica que la implementación eficaz de la IA en las empresas mexicanas todavía tiene un largo camino por recorrer en lo que se refiere a la formación y actualización de los tomadores de decisiones y al desarrollo de estrategias que partan de los problemas de negocio para invertir en tecnologías con visión a mediano y largo plazo, maniobra en la que, concluye, las organizaciones tienen que ser conscientes de que pueden verse superadas por aquellos competidores que sí están ejecutando las obligatorias transformaciones que demanda el consumidor.