Siempre he pensado que para estar en ventas hay que tener muchas habilidades. Además de contar con habilidades técnicas y de estar realmente convencidos de lo que vendemos, tenemos que incluir habilidades sociales, tecnológicas, creativas y, por supuesto, personales. No voy a entrar en el detalle de si somos asesores o vendedores. Eso ya lo sabemos perfectamente: asesoramos, por supuesto, pero al fin y al cabo no podemos negar que también vendemos.
Haré hincapié en las aptitudes que se incluyen dentro de las habilidades personales que mencionaba en el párrafo anterior. Estas aptitudes son: manejo de emociones, saber enfocarse en nuestra tarea, conocimiento de uno mismo y algo que se puso de moda hace tiempo: la inteligencia emocional. Desplegar estas capacidades suena muy sencillo, aunque no lo es en absoluto; pero algunas veces me parece que es precisamente esto lo que puede hacer la diferencia entre resultados espectaculares y resultados promedio.
A veces me gusta pensar que debemos ser no solo inteligentes emocionalmente sino buenos actores y actrices. Y con esto no me refiero a que engañemos a nuestros clientes, sino a que, finalmente, somos personas con una historia de vida que reflejamos a diario, con una vida personal marcada por luces y sombras y con problemas por resolver, cosas todas en las que los clientes no están pensando por lo general. Ellos necesitan un servicio, una asesoría; nosotros se la damos y ya. Por lo general, no piensan en cosas como: “¿Cómo habrá amanecido mi agente hoy?” “¿Cómo estará de salud?” “¿Cómo irá todo en casa, con su esposo?”. Suena hasta un poco gracioso, ¿no?
Lo cierto es que hay días en que podemos estar destrozados por dentro y, aun así, salir con la cara en alto y llenos de actitud positiva para ir por esas pólizas nuevas o ayudarle a nuestro cliente con su siniestro.
Cuento esto porque, en verdad, en más de una ocasión lo he vivido. Y me he prometido a mí misma seguir creciendo como ser humano para poder ser más fuerte y más valiente, y no dejarme vencer en mis metas profesionales por un problema personal.
Por otro lado, tengo la firme creencia de que la inseguridad y los temores se perciben fácilmente. Ahora bien, cuando queremos que un cliente ponga toda su confianza en nosotros y en nuestro despacho, esta intención tiene que ser algo real, genuino y transparente, cosa que podemos lograr solamente si trabajamos en nosotros mismos.Y este trabajo no acaba nunca. Siempre estamos enfrentándonos a nuevos retos y aprendiendo a salir victoriosos de ellos.
Así que ya lo sabes: si estás empezando y quieres resultados excelentes, o si tus resultados están por debajo de lo que esperas, busca una capacitación integral. No esperes a que alguien vaya y te la regale. Sal y ve por ella. Toma cursos de ventas, busca un diplomado, ve a terapia, asiste a talleres de desarrollo personal, lee constantemente, inscríbete a conferencias, etcétera. Todo aquello que te aporte conocimiento, habilidades técnicas, capacitación y bienestar psíquico va a reflejarse sin duda en resultados óptimos y muy notorios en tu negocio.