Gobierno pone a prueba el temple del agente de fianzas

El Asegurador

A diferencia de otros sexenios,  en los que cíclicamente, al final,  la obra pública entraba en pausa y se reactivaba con el cambio de estafeta,   la actual Administración Federal se ha caracterizado por tomar decisiones abruptas que incluyeron la cancelación del nuevo Aeropuerto  Internacional de Ciudad de México y diversas medidas de austeridad que perjudican la intermediación de garantías. Por ello, es momento de que los agentes de fianzas  también asuman proactivamente un cambio mental y operativo acorde con el nuevo escenario.

Así se expresa  Miguel Cruz Reséndiz, presidente del Comité de Fianzas de la Asociación Mexicana de Agentes de Seguros y Fianzas (Amasfac), en una entrevista en la que compartió su punto de vista acerca del panorama de las garantías y  su relación con los agentes, panorama ante el cual los intermediarios, subrayó, “debemos buscar que nuestro profesionalismo, ética de trabajo y de servicio estén siempre por encima de cualquier tentación que comprometa la credibilidad de esta figura.   Hay que mantener la calma y trabajar en la búsqueda de oportunidades”.

“Los tiempos que estamos viviendo en el país —desmenuza Cruz Reséndiz— son todavía de mucha incertidumbre en todo el mundo,  lo que de manera irremediable incide en la toma de decisiones de los inversionistas. En el caso de México, hoy unos ven a este país como tierra de oportunidades, mientras  que otros analizan la conveniencia o desventaja de comprometer capital, sobre todo por el clima de inseguridad e incertidumbre. Como efecto, este clima se traduce en más o en menos solicitudes de garantías”.

El presidente del Comité de Fianzas de la Amasfac opina que el actual Gobierno  inició con medidas desafortunadas que afectan no solo al sector de la fianza, sino al país en su conjunto. Por ejemplo, agregó, es una desgracia que un proyecto como el del nuevo Aeropuerto Internacional de   CDMX prácticamente se tirara a la basura. Con su cancelación quedaron en el aire contratos de obra que ya se estaban aplicando, así como otros negocios que se desprendían de la megaestructura. En todos ellos, las garantías estaban consideradas.

El especialista estima  que todo este ambiente de inicio de sexenio, hasta cierto punto inesperado   (pues casi nadie daba crédito a que una obra de tal importancia fuera suspendida),   mandó un mensaje desatinado desde el Poder Ejecutivo. Tal anuncio conduce a pensar que, en adelante, aunque haya proyectos en curso o por firmar, independientemente de su nivel de avance y cuantía, de cualquier manera serán revisados; y, si algo no les agrada, simplemente habrá cancelación, lo que entraña riesgos.  

Tal es el escenario al que nos enfrentamos, subrayó el afianzador. “Ante ello, los agentes de fianzas necesitamos hacer cambios en lo mental y en lo operativo  para adaptarnos a los nuevos tiempos. Parece que se acabó la cíclica práctica sexenal en la que había que ‘aguantar’ unos meses, en lo que los nuevos funcionarios se instalaban y empezaban a definir presupuestos; con el nuevo Gobierno    se están recortando muchos proyectos y, por añadidura, nuestros servicios, por lo que habrá que pensar en otros nichos de oportunidad, lo que exige mayor proactividad”.

El entrevistado consideró normal  que, en el inicio de cada sexenio, la práctica de la intermediación de fianzas se mantuviera a la expectativa, observando cómo fluía el cambio de administración, asimilando  las “vacas flacas” en cuanto a venta de garantías; acostumbrado, como estaba este sector, a esperar la reactivación de la dinámica de Gobierno, cuando entonces repuntaba el negocio.  

Frente  a este escenario global de la fianza y la economía del país, dijo Cruz Reséndiz, hay otros desafíos propios de la industria afianzadora; por ejemplo, está el seguro de Caución, una figura que en su momento fue casi satanizada pero que ahora presenta otro  desafío: para que este instrumento de garantía pueda competir con otros requiere proveer al usuario de información clara y fácil de entender.

“Por lo que toca a  los agentes de fianzas, la tarea está en entender mejor el concepto del seguro de Caución. Ya algunas compañías tienen cuotas. Otras ya hablan de comisiones que no son noticias muy halagüeñas para los   agentes, porque las cuotas son altas y las comisiones bajas. Mientras no haya una homologación respecto de las condiciones de las garantías, el agente de fianzas va a preferir la fianza tradicional”, externó el entrevistado.   

 Cruz Reséndiz  hizo un llamado para que se lleve a cabo una campaña de promoción encaminada a crear conciencia en torno de la importancia de la fianza y del seguro de Caución, sobre todo en nichos empresariales y sociales a los cuales hay que instruir para que entiendan en qué    consiste la primera o para aclararles la importancia y diferencia entre las garantías y el segundo.

Hay que entender, indicó el especialista en fianzas, que en esta época política la visión de Estado ha cambiado radicalmente, lo que modifica de manera paralela  el entorno y las circunstancias en las cuales un agente de fianzas puede trabajar. “Es preciso recordar siempre que, ante todo, debemos anteponer las mejores prácticas de la profesión, con independencia del escenario económico o político en vigor”.

Lo anterior es relevante porque, ante circunstancias complejas del negocio, el agente puede incurrir en el error de  olvidar las bases que dignifican la profesión y dejarse arrastrar por la tentación de obtener una comisión jugosa, lo que hará que caiga  en un ejercicio de venta indiscriminada, apartado de toda técnica y ética.

Cruz Reséndiz advirtió  del riesgo que supone creer  que sucumbir a esa tentación puede ofrecer   resultados económicos a corto plazo, pues la   experiencia demuestra, a contracorriente, que los agentes que perduran y que trascienden en la intermediación de garantías son aquellos que gozan de sólida   moral y se conducen de manera apropiada ante los diferentes actores del afianzamiento.

Miguel Cruz Reséndiz concluyó así esta charla:  “Uno de los objetivos gremiales que los agentes de la  Amasfac deben propiciar y vigilar es que nuestra actuación sea decorosa; que no exista forma de hacer   trampa, truco o prácticas indebidas con tal de ganar negocios. Todo esto, como intermediarios, es algo primordial para conducirnos con mucha delicadeza y transparencia”.    

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