Estados Unidos es el país con más casos positivos de COVID-19 a nivel mundial con 1,011,600 registros -un tercio del total- hasta esta tarde de martes 28 de abril; sin embargo, algunos estados del territorio han decidido debilitar sus medidas de restricción debido al fuerte impacto negativo que el confinamiento ha traído a su economía.
Expertos en salud pública han avisado que levantar restricciones como el distanciamiento social puede desencadenar el aumento de más personas infectadas con SARS-Cov-2, pero los ciudadanos han manifestado en varias ocasiones su enojo por las malas condiciones económicas que sufren hoy y a las que todavía estarán expuestos por algunos meses.
Georgia es uno de los estados que ha decidido reabrir sus negocios; y ayer permitió a la gente cenar en restaurantes por primera vez en un mes. En Texas, el gobernador Greg Abbott, dijo que dejaría expirar las órdenes de confinamiento y comenzaría a reabrir negocios empezando con restaurantes y tiendas minoristas a partir de este viernes 1 de mayo.
Por su parte, Ron DeSantis, gobernador de Florida, señaló que mañana miércoles 29 de abril hará un anuncio sobre cómo relajar las restricciones en su estado.
Hasta ahora, Nueva York es el epicentro de la enfermedad con 17,682 decesos en el país, seguido por nueva Jersey, Massachusetts, California y Pensilvania. En total, Estados Unidos registra 58,343 defunciones y 115,398 recuperaciones.
Ante este panorama, la Universidad de Washington hizo hincapié en que hay un alza en su cifra de muertes proyectadas a más de 74,000 personas para el 4 de agosto, comparado con su estimación previa de 67,000 para esa misma fecha.
Además, el Instituto de Métrica y Evaluación de Salud del organismo, reiteró que el número de fallecimientos por COVID-19 en la nación no está bajando tan rápido como se esperaba, ya que desde el 15 de abril se ha registrado un pico diario de alrededor de 2,700.
En tal sentido, aunque algunos estados se empeñan en terminar con las medidas de protección, otros más como Nueva York las han aplazado por temor a que puedan alimentar una segunda ola de infecciones sin siquiera haber salido totalmente de la primera.